Mario Bros Delgado y la revuelta en Irán
Las corcholatas en pie de guerra política buscan el desorden de la casa. ¡Amárrense! El dirigente de Morena le da vuelo a la hilacha y, por si no lo sabían, es un súbdito del Presidente. ¿Cómo la ven? Sin ninguna intención de un albur transformador...
Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil leía la entrevista que Otilia Carvajal de su periódico El Universal logró con Mario Bros. Óiganlo: “Fue un congreso muy importante para nuestro partido, desde 2015 no se había celebrado un Congreso Nacional Ordinario. Los objetivos del movimiento ahora son lograr que este proceso histórico que ha detonado Andrés Manuel L(i) ópez Obrador trascienda muchos años”. Trascenderá, no tenga usted la menor duda, amigo Mario Bros. ¿Cómo se trasciende? A madrazos, a golpes, a mentiras. Gilga caminó con las manos entrelazadas en la espalda: ¿qué será de nosotros? Si Morena va, Gilga viene; si Mario Bros pone las cosas en su lugar, Gamés las quitará de su sitio. Un dirigente de Morena como Mario Bros es un operador regañado por el Presidente. Pfft.
Mario Bros se dirigió a los precandidatos: “Debemos tener una contienda fraterna, no somos adversarios, somos compañeros de una lucha histórica. Lo más importante es que trascienda este proyecto a las nuevas generaciones”. Gilga lloró de felicidad, las corcholatas en pie de guerra política buscan el desorden de la casa. ¡Amárrense! Mario Bros le da vuelo a la hilacha y por si no lo sabían, el dirigente de Morena es un súbdito del Presidente. ¿Cómo la ven? Sin ninguna intención de un albur transformador.
Irán
Gil lo leyó en CNN, las mujeres han estado al frente de la escalada de protestas en Irán provocadas por la muerte bajo custodia de una mujer detenida por violar las leyes del hijab, el velo que cubre la cabeza y el pecho de la mujeres. Las multitudes vitorearon cuando las mujeres quemaron sus hijabs en una hoguera en Sari, el quinto día consecutivo de disturbios.
Los activistas dijeron que una mujer estaba entre los tres manifestantes asesinados a tiros por las fuerzas de seguridad en Urmia, Piranshahr y Kermanshah. Las autoridades acusaron a los manifestantes de matar a dos civiles en Kermanshah y a un asistente de policía en Shiraz.
Según los informes, al menos siete personas han muerto desde que estallaron las protestas contra las leyes del hiyab y la policía moral tras la muerte de Mahsa Amini. Una policía moral, dioses. La mujer kurda de 22 años de la ciudad noroccidental de Saqez murió en el hospital el viernes, después de pasar tres días en coma.
Estaba con su hermano en Teherán cuando fue arrestada por la policía moral, que la acusó de infringir la ley que exige que las mujeres se cubran el cabello con un hiyab, o pañuelo en la cabeza, y los brazos y las piernas con ropa holgada. Cayó en coma poco después de colapsar en un centro de detención.
Hubo informes de que la policía golpeó la cabeza de Masha Amini con una macana y la estrelló contra uno de sus vehículos, dijo la alta comisionada interina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Nada al-Nashif.
Insuficiencia
La policía ha negado que la maltrataran y dijo que sufrió una "insuficiencia cardíaca repentina", pero su familia ha dicho que estaba en forma y saludable. "La trágica muerte de Mahsa Amini y las denuncias de tortura y malos tratos deben ser investigadas con prontitud, imparcialidad y eficacia por una autoridad competente independiente que garantice, en particular, que su familia tenga acceso a la justicia y la verdad", dijo la Sra. Nashif.
Después de la Revolución Islámica de 1979, las autoridades de Irán impusieron un código de vestimenta obligatorio que exige que todas las mujeres usen un pañuelo en la cabeza y ropa holgada que disimule su figura en público.
La policía de la moralidad, conocida formalmente como "Gasht-e Ershad" (Patrullas de orientación), tiene la tarea, entre otras cosas, de garantizar que las mujeres se ajusten a la interpretación de las autoridades sobre la vestimenta "adecuada". Los oficiales tienen el poder de detener a las mujeres y evaluar si muestran demasiado cabello; sus pantalones y abrigos son demasiado cortos o ajustados; o están usando demasiado maquillaje. Los castigos por violar las reglas incluyen una multa, prisión o flagelación.
Todo es muy raro, caracho, como diría Juvenal: “El primer castigo del culpable es que su conciencia lo juzga y no lo absuelve nunca”.
Las mujeres han estado al frente de la escalada de protestas por la muerte de Mahsa Amini
Gil s’en va