La construcción de la decadencia
En vez de orar, inesperadamente el cartujo comienza a repetir como mantra el primer verso de Camino de Guanajuato, de José Alfredo Jiménez: “La vida no vale nada”. Lo hace después de escuchar a López Obrador en su conferencia de Palacio Nacional y recordar las palabras de Claudia Sheinbaum en su visita de enero a Guanajuato, a donde regresó este viernes.
En aquella ocasión, la candidata presidencial del oficialismo les dijo a sus simpatizantes: “Morena trae paz, trae prosperidad, honestidad, y es la única manera de brindar seguridad al estado”. Lo dijo convencida, con voz firme, como si fuera verdad. En Guanajuato, es innegable, existen elevados niveles de violencia, de homicidios, de drogadicción; es un estado peligroso, como Chihuahua y Jalisco; pero también como Zacatecas, Veracruz,
Sonora, Sinaloa, Tamaulipas, Morelos, Guerrero, Estado de México, Colima, Baja California y Chiapas, entre otros gobernados por Morena, en los cuales la honradez, la transparencia y la legalidad se han esfumado como por arte de magia, y en donde, como en Guanajuato, la vida no vale nada, o vale muy poco para los sanguinarios pero abrazables delincuentes, en ocasiones solapados por las propias autoridades.
Guanajuato está en la mira. En su debate con Jorge Ramos en Palacio Nacional, ante los cuestionamientos sobre el incremento de la inseguridad y la violencia en México, AMLO aseguró tener otros datos. El nuestro — dijo con orgullo— “es un país pacífico en donde hay crecimiento, en donde hay empleo, en donde hay bienestar”. Y replicó: “¿Dónde crees tú que hay más homicidios, de los 80 (diarios) que mencionas, hasta el 15 por ciento de esos 80, es decir, 10, de 80? En Guanajuato, donde gobierna desde hace 30 el conservadurismo”. En Guanajuato, continuó, “hay más homicidios que en Sinaloa”. Es cierto, y sin embargo soslaya el asedio criminal en Guerrero y Chiapas, por poner solo dos ejemplos, donde se exhibe la debilidad del Estado y el fracaso rotundo de la estrategia de seguridad de quien insiste, como diría José Agustín en Dos horas de sol, en apostar a “la construcción de la decadencia”.
Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén. .
En Guerrero y Chiapas se exhibe el fracaso de la estrategia de seguridad