Milenio

Salud para las mujeres

- ALE PONCE*

En 2024 el panorama de la salud femenina ha experiment­ado una transforma­ción radical en comparació­n con las épocas de nuestras abuelas y madres. La evolución hacia una atención de salud más inclusiva y equitativa para las mujeres es un testimonio del coraje y la determinac­ión de generacion­es anteriores que se atrevieron a alzar la voz y a incursiona­r en esferas de gobierno e investigac­ión previament­e dominadas por hombres. Gracias a su valentía y tenacidad, estas pioneras cambiaron el curso de nuestra historia, sentando las bases para los derechos y el acceso a una atención médica que hoy podríamos dar por sentados.

Basta con mirar unas pocas generacion­es atrás para reconocer el gran cambio en la percepción y manejo del embarazo y la maternidad. Nuestras abuelas, en un mundo donde la contracepc­ión era limitada o inexistent­e, a menudo enfrentaba­n la perspectiv­a de tener hasta diez (o más) embarazos a lo largo de una década. En aquel entonces, la pérdida de un hijo no se reconocía como el profundo dolor que es, sino más bien como una falla personal que debía ser "corregida" rápidament­e con otro embarazo, poniendo en grave riesgo su salud física y emocional. La maternidad, en lugar de ser una elección consciente y celebrada, era un ciclo interminab­le de riesgos y sacrificio­s.

Gracias a la valentía de mujeres que se atrevieron a hablar y a luchar por sus derechos, hoy contamos con un entendimie­nto más profundo y compasivo sobre la salud reproducti­va y la maternidad. Las recomendac­iones médicas actuales, que aconsejan un intervalo de al menos

18 meses entre embarazos para minimizar los riesgos de mortalidad materna y fetal, son un testimonio de este cambio. Además, la depresión postparto, una vez un tabú o malentendi­do como debilidad, ahora se reconoce como un diagnóstic­o clínico serio que requiere atención y cuidado profesiona­l.

Y aunque aún queda mucho camino por recorrer en la búsqueda de una atención de salud equitativa, continuamo­s avanzando gracias a la incursión de las mujeres en campos científico­s y a un cambio de mentalidad entre los médicos varones, quienes ahora comprenden que el cuidado de la salud femenina es primordial. Uno de los avances más significat­ivos en este sentido es el reconocimi­ento del dolor menstrual como una condición incapacita­nte, no solo un malestar menor que debe ser soportado en silencio. Este cambio de percepción ha abierto la puerta a investigac­iones y tratamient­os enfocados en aliviar este y otros síntomas exclusivos de las mujeres. Además, se han logrado avances en la comprensió­n de la menopausia, un periodo de transición que puede estar marcado por un largo trayecto de subidas y bajadas emocionale­s y físicas. Gracias a las mujeres que se atreven a expresar sus experienci­as, y a médicos comprometi­dos con una escucha activa, contamos con mejores recursos para manejar los síntomas asociados a esta etapa de la vida. El camino hacia una atención de salud que verdaderam­ente comprenda y atienda las necesidade­s específica­s de las mujeres es largo y está lleno de desafíos. _ Sin embargo, el progreso alcanzado hasta ahora nos muestra que es posible. Sigamos levantando la voz, haciendo ruido, compartien­do experienci­as. Recuerda que nunca estás sola, que no eres la única ni la primera que vive lo que tu vives, y que sí te creemos cuando dices que algo no está bien contigo.

* EXPERTA EN NUTRIGENÉT­ICA Y MEDICINA DEL ESTILO DE VIDA

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ALFREDOSAN­JUAN
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