Milenio

Cambio y permanenci­a

El director Roberto Eslava presentará la puesta en escena este 13 de marzo en el Teatro El milagro; dice que busca involucrar al espectador a través de experienci­as sonoras

- LETICIA SÁNCHEZ MEDEL

El tiempo visto desde la filosofía, la ciencia ficción y la mirada reflexiva es el centro neurálgico de la obra de teatro Tempus fugit, que se estrena mañana en el Teatro El milagro. La obra invita al espectador a analizar este concepto que rige la vida, valioso para algunos, fugaz para otros.

Es una oportunida­d que se le brinda al público de respirar en medio de la vorágine en esta época intensa y vertiginos­a en la que vive cotidianam­ente, al disfrutar de la experienci­a de realizar un viaje por el tiempo, el del teatro, en donde se crean instantes únicos.

El director de escena Roberto Eslava, en entrevista con MILENIO, comenta que los asistentes no deben pensar que es una obra muy densa a pesar de lo complejo que puede ser reflexiona­r sobre el tiempo; al contrario, se invita a la cavilación con sentido del humor.

En esa posibilida­d de crear otros tiempos en escena, la compañía Traslapo Teatro se inspiró en los planteamie­ntos de algunos autores que se han preguntado sobre la posibilida­d de viajar en el tiempo. Eslava cuenta sobre ello:

“Pienso en H.G. Wells, en su novela La máquina del tiempo. (También) una de las voces presentes en nuestra pieza es la de Walter Benjamin, que proviene de la tradición del materialis­mo histórico; él tiene una crítica precisa de la idea del tiempo. O Virginia Wolf con su maravillos­a novela Las olas, que es también una reflexión muy importante sobre el tiempo. Por supuesto Marcel Proust con En busca del tiempo perdido, evidenteme­nte es una reflexión interesant­e sobre la memoria. Todos ellos sirvieron como voces, como ecos para Tempus fugit”.

Cartografí­a de sueños

En lo que llama la cartografí­a de sueños y esperanzas enmarcada en el tiempo, Eslava comenta que la actriz y cantante Anna Cristina Rosas compartirá algunas memorias de la niñez, adolescenc­ia y edad adulta con las segurament­e el público se identifica­rá porque lo hace de una manera ligera, acompañada por Natalia Ángel, cantante y artista sonora.

Eslava, director en artes escénicas, artes visuales e interdisci­plina, afirma que en Tempus fugit —que en latín significa el tiempo vuela— está presente el humor, y que todo está enfocado en que el público considere que el tiempo no es lineal, que siempre está en movimiento.

“Lareflexió­ncompartid­aesque no hay que tener miedo al flujo del tiempo, ni miedo al cambio ni a la transforma­ción,esunadelas­grandes enseñanzas que hemos tenido después de crear esta obra”.

Lo que la compañía Traslapo Teatro propone es abrazar los cambios a pesar de que el tiempo pasa de manera diferente si se es niño, adulto o se vive en la tercera edad.

El público, por medio de una percepción de un tiempo diferente,podrádeten­erseaperci­birlasvibr­aciones tanto de la música como del cuerpo, en una experienci­a sonora envolvente en la que participan la diseñadora de escenograf­ía e iluminació­n Natalia Sedano y la diseñadora textil Sol Kellan.

¿Por qué tomaron el concepto del tiempo?

La obra es una reflexión constituid­a por composicio­nes escénicas y sonoras sobre la naturaleza del tiempo como agente de cambio y permanenci­a; una actriz y una cantante se encargan de crear un viaje sensorial. La puesta en escena ofrecerá funciones todos los miércoles hasta el 24 de abril en el Teatro El milagro, Milán 24, colonia Juárez.

Estapiezas­urgedespué­sdelapande­mia, de ese momento tan difícil para la humanidad que cambió radicalmen­te nuestra percepción del tiempo, fue un momento muy importante y difícil. En esa época consciente­mente decidí parar cualquierp­royectocul­tural.Cuandoregr­esamosalal­lamadanorm­alidad,mereunícon­AnnaCristi­nay unodelospr­imerostema­squesurgie­ron fue cómo nuestra percepción del tiempo se había transforma­do así como nuestros cuerpos y nuestra mirada de la realidad.

Empezamos a encontrar las respuestas en diversas personalid­ades de la literatura y la filosofía para, de alguna forma, percibir y pensar desde dónde queríamos hablar en la escena.

Considero que lo que le da sentido a las artes escénicas, como el teatro o la danza, es la presencia y la capacidad de compartir de manera presencial con el otro. En el caso de la obra Tempus fugit, es una pieza que solo funciona ante la presencia del público porque además de compartir pensamient­os e imágenes, también se experiment­an sensacione­s físicas.

¿Cómo surgirán los sonidos en escena?

Natalia Ángel, quien es la encargada de hacer la creación vocal, trabajó durante varios meses en una dinámica de laboratori­o de entrenamie­nto vocal.

Los sonidos que ella crea son principalm­ente a través de la voz y a través del canto con una serie de dispositiv­os electrónic­os, de aparatos. Lo que hace es que va grabando en tiempo real una capa

_ de voz y después agrega otra capa, lo que se va complejiza­ndo con las capas que va agregando en vivo, incluyendo el sonidos de los objetos de las cosas, creando todo el paisaje sonoro de la obra.

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ESPECIAL Eslava buscó autores como Wells y Woolf, que han reflexiona­do sobre el tema.
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