Milenio

Sobre la energía de un barco

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Gaby es una marinera nacida en Thüringen, ciudad de la antigua Alemania del Este, que cuando no navega por el Atlántico, como ahora, radica en Berlín. “Conozco los dos sistemas alemanes: la RDA y el de la Alemania Occidental, lo que hizo que mi vida tuviera también varios cambios”.

En la RDA, la integrante de la tripulació­n europea estudió Ingeniería Civil, pero tras la caída del Muro descubrió el mundo náutico. Gracias al capitán Ludwig, pisó por primera vez el Stahlratte el mismo año que el EZLN se alzó en armas en las montañas de la selva Lacandona de Chiapas.

La vieja embarcació­n construida en 1903 perteneció a dos familias noruegas antes de que el capitán Ludwig lo adquiriera junto con su padre, para luego mantenerlo en colectivo con otros amigos alemanes, incluida Gaby.

El gobierno de Noruega tenía un programa de subsidios para barcos viejos, ofreciendo dinero a los dueños para comprarse uno nuevo a cambio de recibir sus vetustos navíos y volverlos chatarra. En aserradero­s y viejos muelles noruegos, el capitán y su padre buscaron hasta dar con el velero rebautizad­o este 2021 como La Montaña.

“Después de que Ludwig y su padre lo llevaron de Noruega a Alemania, un grupo de jóvenes de Berlín se acercó para decir que querían vivir en el barco, juntos, todos, como un grupo de amor libre, ¡yo qué sé!”, cuenta Gaby.

“Así que hicieron remodelaci­ones y volvieron a poner las velas, pues ya no había nada. Volvieron a instalarlo­smástilesy­abajo,donde era el cuarto del pescado, hicieron un cuarto de camarotes y viajaron por el mundo durante dos o tres años. Primero al mar Mediterrán­eo y después al Caribe”.

— ¿Tenían algún tipo de proyecto?

—Era un proyecto libre, lejos de Alemania, lejos de lo normal y queriendo tenerlo como un grupo, por eso no se registró nunca a nombre de una persona, sino que formaron una asociación y se propusiero­n que no le pertenecie­ra a nadie, sino al grupo, y que todos los que trabajaran ahí lo harían sin recibir nada a cambio. — ¿Cuándo llegas tú?

— Con Ludwig, por ahí de 1994. El barco llevaba más de un año en el Caribe y el capitán me dijo que si lo podía acompañar a traer el barco de vuelta a Alemania, porque en ese momento ya no quería estar más en el Caribe. El caso es que pasamos ocho meses aquí a bordo hasta que logramos volver a Alemania… Todo tardó un poco, conocimos a mucha gente… bueno, los conocí yo, porque Ludwig ya los conocía. Fue una época linda, navegamos por las Antillas Menores…

—¿Qué pasó al volver a Alemania?

— Alguien se tuvo que hacer cargo del barco un rato, hasta que en 2000 logramos preparar un gran proyecto de remodelaci­ón, porque toda la gente que estaba antes a bordo ya no quería estar en el barco. Se había cansado. El amor libre ya no estaba tan de moda. Se habían ido a sus casas y departamen­tos, por lo que pensamos: “Tenemos que hacer rentable el barco de alguna manera, sería estupendo que pudiéramos seguir navegando con más gente”.

Así es que en el 2000 se hicieron grandes remodelaci­ones y en el 2001 fuimos por primera vez, a petición mía, a Cuba. Después de la gran remodelaci­ón del barco, con nueva cubierta y todo, salimos de Alemania a Cuba. Fuimos yvolvimosu­nasdosotre­svecesen el barco durante todo este tiempo, hasta que Ludwig se quedó en Panamá porque ahí podía ganar dinero para mantener el barco.

Siempre es difícil encontrar pasajeros para el barco, juntar dinero para mantenerlo, todo cuesta tanto, ¿sabes? Hay que hacerle reparacion­es permanente­s, porque todo el tiempo algo se rompe, como lo podemos ver ahora. Esa es la historia de éste barco: por su edad hay que mantenerlo bien y con poco dinero.

—¿Qué tan de hombres es el mundo marinero?

— Sí es un poco un mundo de hombres el de los barcos. Es un hecho que en todos los barcos hay sobre todo una mayoría de hombres y no es tan fácil abrirse camino, es siempre algo difícil. Yo me tuve que abrir camino para llegar a donde estoy. En Berlín trabajo como maestra de navegación con vela (yachting) y ahora hago mis propias cosas. Aquí en el barco son casi siempre hombres, todo es pesado, y una tiene que cargar cosas pesadas, lo cual ya a mi edad se me dificulta, por eso me parece más fácil dejar todo esto detrás también.

Siempre tuve que intentar abrirme camino para ser como los hombres, lo cual a veces es tonto, pero siempre es lindo cuando hay una o dos mujeres más a bordo. Estando sola una se siente algo perdida en el caos que los hombres siempre hacen. Aunque sea con limpiar, lo cual muchas veces se deja de lado porque hay cosas más importante­s que hacer, siempre es algo difícil. A mí me gusta que el barco sea acogedor y no solamente práctico. Pero sí me siento bien reconocida aquí.

—¿Yquépasará­ahoraconel­barco, cuando lleguemos a Europa?

—Bueno, la época de la asociación del Stahlratte se terminó. El barco está vendido en parte a un grupo nuevo. Son 26 personas que van a vivir aquí y van a viajar por el mundo. Creo que su primer destino serán las islas Fiyi. Ellos nos esperan en Vigo, lo cual me parece estupendo, porque Ludwig ya ha estado mucho tiempo aquí. Ha pasado los últimos 20 años de su vida aquí como capitán y él se ha encargado de toda la organizaci­ón, no solo del barco, sino también la oficina, haciendo de todo, buscando pasajeros… así que está bien que todo esto termine y pueda descansar un poco de tanto trabajo. Irse a vivir al campo en España, con sus hijos, es su nuevo objetivo. Yo lo puedo entender muy bien.

—¿Y para ti?

—Para mí también será el final. Y me parece estupendo poder viajar todos juntos de regreso, con los zapatistas, pasarles el barco a los del nuevo grupo. Ellos ya construyer­on dos pueblos en África y Bulgaria. Son personas que tienen experienci­a trabajando en zonas de conflicto y van a poner todas sus fuerzas para que el barco siga vivo. Eso me parece muy lindo.

Que no se quede con el barco un dueño que transforme esto en un yate de lujo o en un restaurant­e, sino un grupo que vive en el barco y que siente su energía, que quiere seguircrea­ndovida,comoloszap­atistas también lo quieren, solo que ellos son un poco más espiritual­es. Eso me parece hermoso.

 ?? MARÍA SECCO ?? La marinera alemana abordo del velero que transporta a los zapatistas.
MARÍA SECCO La marinera alemana abordo del velero que transporta a los zapatistas.

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