El valor inmobiliario de Gaza
El 15 de febrero el yerno de Donald Trump, Jared Kushner, quien durante su gobierno era el encargado para llevar a cabo su política en Medio Oriente, fue invitado a la universidad de Harvard a sostener una charla sobre el tema con el académico de dicha institución, Tarek Masoud. Durante la misma, en un segmento que se ha vuelto muy controversial, Kushner declaró: “…las propiedades costeras de Gaza podrían ser muy valiosas si la gente se enfocara en construir vidas sustentables. Pensemos en todo el dinero que se ha invertido en esta red de túneles y municiones, si eso se hubiera gastado en educación e innovación, lo que podría haberse hecho. Así que creo que es una situación ligeramente desafortunada, pero desde la perspectiva de Israel yo haría mi mejor esfuerzo por sacar a la gente de ahí y llevar a cabo una limpieza”.
Como sería de esperarse, los comentarios que se enfocan en el valor inmobiliario de las propiedades de Gaza, una vez Israel haya logrado expulsar a la gente y limpiar la región, han causado indignación, toda vez que ocurren mientras diario continúan llegando noticias e imágenes escalofriantes de la masacre que ya lleva cobradas más de 30 mil vidas de civiles palestinos, incluidos 13 mil niños y 9 mil mujeres. En efecto, es una “situación ligeramente desafortunada”, por decir lo menos.
Intrigado tanto por los comentarios como por la (falta de) reacción a los mismos, busqué la charla entera, y hacia el final Kushner relata que él contaba con un business plan de 183 páginas donde se detallaban todos los cambios e inversión necesaria para contar con una funcional sociedad palestina, pero que los empresarios no querían invertir bajo la actual configuración política, y que lo que se necesita es el “liderazgo palestino adecuado” para llevar a cabo esta idílica visión empresarial, donde sería el capitalismo lo que finalmente pondría fin al conflicto y haría libres a los palestinos (“¿aún enseñan capitalismo en Harvard, verdad?”, bromeó de pasada). Así que, en resumidas cuentas, lo que se necesita es que Estados Unidos pueda colocar a los líderes palestinos que considere adecuados, para con ello dar paso entre otras cosas al desarrollo inmobiliario que saque fruto al valor de las propiedades costeras de Gaza. Y pues para resolver el pequeño detalle de los palestinos que aún viven ahí, se cuenta con que Israel pueda finalmente expulsar a la población y limpiar la zona, para crear las condiciones necesarias para abrir el primer McDonald’s de la franja, o algo así.
Como añadido al monstruoso cinismo con el que un reciente alto funcionario estadunidense para la región se presenta en una universidad de élite a básicamente abogar por una limpieza étnica orientada al potencial para los negocios que traería consigo, se encuentra el hecho de que nadie del público objeta absolutamente nada al respecto de lo que está escuchando. Y esto en un contexto donde en las universidades de élite de Estados Unidos se provocan ofensas mortales por algún uso incorrecto de pronombres identitarios, o se incluyen “trigger-warnings” (advertencias de que se está por leer material potencialmente ofensivo) si un texto incluye lenguaje ofensivo o un desnudo, por ejemplo. Por el contrario, el moderador felicita a los asistentes por ser un “ejemplar público
viñeta._ de Harvard” y le agradece a Kushner haberse presentado a lo que podría haber de antemano pensado como “territorio hostil”, antes de prodigarle un unánime aplauso.
No se me ocurre un mejor ejemplo para encapsular varios aspectos del actual necrocapitalismo global que esta siniestra