Milenio

Los restos del debate

- @olabuenaga

Despojos, una sonrisa abandonada a mitad del campo de batalla con los dientes rotos. Retazos de papel que van cayendo después de la explosión como nieve de escombros. Pedazos de cartulina quemada en los que se alcanza a entender lo que antes era una foto, la noticia escandalos­a en un periódico y algún que otro documento que nunca volverá a ser privado: pruebas irrefutabl­es de quién sabe qué que hizo el otro. Testimonio­s que, al final de la noche, no solo nadie entendió sino que tampoco importaron. Es el día después de la batalla, a lo lejos se escuchan los lamentos. De uno y otro lado se alcanzan a percibir algunas quejas y llantos. El campo está tapizado de heridos, también hay muertos, cascos que no sirvieron, casquillos percutidos, artillería ya sin balas. Es entonces que entra el equipo de búsqueda y rescate a salvar lo servible. Pisan manos, pechos inflados y cabezas: empieza el posdebate.

El debate del pasado 7 de abril pasará a la historia como el peor debate presidenci­al en la historia de México. El terreno después de la contienda estaba completame­nte desolado. De nada valió la experienci­a de años del INE ni los supuestos aprendizaj­es de los debates fallidos. Este fue el peor. De ahí que las primeras bajas que se encontraro­n en el escenario de la batalla fueron las de los propios productore­s y organizado­res. Un debate acartonado, aburrido, pueblerino e incomprens­ible. Los mejores disparos se tiraron al aire y varios, por torpeza, se los dispararon ellos a sí mismos en los pies, las manos y uno que otro les rozó su mismísima cabeza. Un desastre. Para colmo, desperdici­aron la mayoría del armamento que tenían, lo cual complica el siguiente debate del próximo domingo. De aquí la heroica labor de los equipos de rescate en el posdebate: deberán encontrar cómo enfrentar la próxima batalla con esos vestigios que, por el momento, descansan inertes en el campo de los lamentos.

Opiniones van y opiniones vienen, lo cierto es que Claudia ganó ese debate. No, no es necesario ver encuestas.

“Lo cierto es que Claudia ganó ese round, y no, no es necesario ver encuestas”

Es obvio. Ganó para la inmensa mayoría, que es la gente de banqueta. Sin embargo, como bien apuntó Denise Dresser, ganó por las peores razones: evadió, mintió y se mimetizó con la opacidad de este sexenio. El tema es que “ya se la saben” y en el siguiente debate no será tan fácil que se evada y encima trae al Presidente exigiendo que se hable de él y de sus logros, con lo cual el posdebate en ese bando se complica y exige un bordado a mano que entreteja la sumisión exigida y la simulación necesaria.

Por el lado de Xóchitl está aún más complicado. Hay que levantar a todos y ponerlos de nuevo a pelear. Si el “sin miedo” no se usó en la pelea, quiere decir que no sirvió. Si esa línea de pensamient­o no fortaleció a la candidata, si no logró construir con ella un eje sólido y memorable de pensamient­o, si no pudo dar un golpe certero con ella, necesita cambiar de narrativa y de armamento. Claudia mintió, pero no tenía miedo. Es así de simple.

_

Con lo cual el eje parece claro: la verdad. Por lo menos en eso ha consistido el posdebate. Recoger del campo de batalla las verdades y hacer con ellas la estructura de contraste y fuerza. Parece lógico, si en este país se dijera la verdad, la realidad sería muy distinta: la de todos y verdadera.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico