Milenio

El barco y el mundo

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¿Cómo está la situación? —pregunta Majo al capitán Ludwig durante una guardia al atardecer.

—¿Cómo está la situación? Tú dime…

—En todos los aspectos —retoma la integrante del Escuadrón 4-2-1-, en todo lo que se puede ver de la humanidad… unos explotando la naturaleza, otros terminando con la vida de los seres humanos…

—Ahora cuéntame una cosa: ¿cuál es el cambio de hoy a como cinco mil años atrás?

—Pues era diferente, antes no había fábricas, pa empezar, no había industrias…

—No, pero el humano. ¿El ser humano ha cambiado?

—Ha cambiado generación tras generación… Ha cambiado desde que empezó el hombre primitivo, que vivía nada más de recolectar todo lo que conseguía para alimentars­e cuando era nómada.

—¿Y de repente el hombre primitivo tenía una fábrica? —No.

—Ah, entonces eso no fue de repente.

—Conocen el fuego, comienzan a cambiar su modo de alimentaci­ón, descubren la agricultur­a, empiezan a trabajar la tierra, empiezan a tener un modo de vida diferente, ya no era como antes, pero poco a poco fue cambiando, fue cambiando…

—¿Pero qué fue cambiando? ¿Qué ha cambiado?

—¡Fue evoluciona­ndo la vida! —¿Tú crees que el ser humano es diferente hoy que 5 mil o 10 mil años atrás?

—No. Antes eran otros tipos de personas, no como somos ahora, pero ¿y entonces usted qué opina? —¿De qué?

—De la gente de antes. —La humanidad no ha cambiado nunca. Desde que sabemos nosotros, de las primeras escrituras de los humanos como los griegos, la humanidad siempre ha quedado igual, igual, igual, no hubo ninguna clase de cambio. De la cantidad de gente obrera, de la cantidad de esclavos, digamos, de la clase media, de la clase alta, de los filósofos, la gente con ideas nuevas, gente con intención de mejorar el mundo… —Dizque mejorar… —Esa cantidad de gente siempre ha sido lo mismo, nunca ha cambiado, nunca, siempre ha sicuándo do igual. Desde que conocemos que la gente escribió sus ideas, no ha cambiado nada, cero, no hubo cambios…

En eso interviene Jime, la otra integrante de la fracción zapatista que también está de guardia.

—Para mí que sí ha habido cambios, ¿sabe por qué? La vida de antes, a comparació­n de ahora, ya es muy cambiado en el pensamient­o, también en la vida de los pueblos, porque antes no había todo lo que hay ahora… —dice Jime.

—¿Qué hay? ¿Qué es lo que hay? —cuestiona Lulu, el capitán.

—Un ejemplo. Así como el celular, antes no había buen celular ya con pantalla y que esto, era un telefonito chiquitito, pero ahora no, ahora ya hay más que eso. Entonces, todo eso, ¿de dónde está saliendo? ¿De dónde viene? Lo que ahora se está cambiando mucho en la juventud, porque en la vida de nuestros abuelos de antes no conocían ni el teléfono ni la computador­a ni la televisión, ni la energía, sino que vivían así nada más, por medio de que se levanta uno porque ya ve que está saliendo el sol y hasta sabían los horarios, que sabía qué hora es, sale el sol y cuándo es mediodía, entonces eso sí ha habido mucho cambio, en lo personal. Y es ahí donde el capitalism­o aprovecha, ve cómo está la situación, trae más gente para trabajar como los campesinos, los obreros, y eso ya los convierte de que ya son sus esclavos, aunque sí son pagados, pero es una miseria lo que les pagan, no hay cosa buena.

La charla se suspende un momento para realizar algunas maniobras con las velas y anotar las coordenada­s de viaje en la bitácora de la guardia. Tras ese pequeño lapso, el capitán y las delegadas zapatistas retoman la conversaci­ón.

—Para mí, el mejor ejemplo en el mundo es el barco este —dice el capitán Lulu. Este es un mundo, como si fuera un país, como si fuera un continente, como si fuera un pueblo, ¿por qué? Porque yo, como supuesto, como siempre me quieren decir, capitán, con mi autoridad aquí en el barco yo puedo manipular a la gente, yo puedo hacer que hagan lo que a mí se me da la regalada gana. Si yo les quiero convencer de que sea mejor ir para allá… —dice . —Nos vamos… —lo sigue Majo. —…Nos vamos para allá. El día después les voy a decir que no, que nos vamos para allá y nos vamos para allá y todos ustedes me van a seguir.

—Sí pues, porque ahí vamos pues con usted.

—¡Exactament­e, exactament­e ahí está el problema! Así van dentro de la familia, así van dentro del pueblo, así van dentro de la región, así van dentro del país. La gente es muy vaga y no quiere tomar la responsabi­lidad para su entorno y después se deja manipular. La gente va dando su propia responsabi­lidad a otros. Se la dan para solamente poder estar tranquilos y no tener que tomar decisiones.

Por eso a mí no me gusta cuando me llama capitán: yo soy coordinado­r, yo coordino nada más, normalment­e yo le dejo la decisión a la gente, lo máximo posible. Sí, tengo mucha experienci­a en la navegación y eso, pero igual puedo fallar. Eso es lo que pasa en el mundo desde el principio y eso nunca ha cambiado, nunca jamás. Así fueron los primeros cuando todavía no tenían máquinas ni herramient­as. El primero que se dio cuenta que puede manipular a los demás solamente contándole­s una historia, no hace falta más, ni un arma ni nada. El humano tiene un poquito esa actitud. Cuando se encuentra a alguien que toma la decisión, se pone mejor: ah, mejor lo seguimos a él y así no necesito pensar.

Así fue el primero que empezó a manipular porque quería ir para allá y no para allá. Comenzó diciendo: “Por allá no porque es muy peligroso”, entonces los demás se asustan y después van a decir: “Sí, este sabe que por allá es peligroso a la mejor sabe un poquito más, mejorloseg­uimosaél”,yasíempezó­la historia. Eso es lo que pienso, y así ha sido siempre desde hace 10 mil años, igual como hoy.

—Pero sí han cambiado cosas… —insiste Jime.

—Han cambiado cosas, tienes toda la razón, porque hubo mucho cambio de la tecnología, que lo hacen peor… ¡Lo peor del mundo entero es el invento del celular! Del táctil, del celular no, el celular es un teléfono móvil, pero el táctil ese aparato, que no es un celular, que es un aparato que reemplaza (con sus manos señala su cabeza), esa parte, para eso lo inventaron, paraqueree­mplacelapa­rtedonde piensan los humanos: ¡el cerebro!

Yalagented­ejadepensa­r.Cuandotúva­saunlugary­preguntasp­or el camino, ya no piensan, “ah, ¿cómo es que iba a llegar?”. Espérate... sacan el coso este y te dicen, ‘mira en el Google Maps, no sé qué’. Y uno mismo, en vez de recordar las cosas, piensa, ‘ah, ya no hace falta recordar, ya lo tengo aquí en mi cerebro portátil’.

—Nosotros traemos un celular para sacar fotos. ¿Por qué? Porque donde vivimos la gente no conoce el mar y nunca va a venir y cruzar como lo estamos haciendo —comenta Majo.

—Basta con uno que tome una foto y ya…

—No somos del mismo pueblo. Ella vive en otro lugar…

—¿No se pueden compartir las fotos?

—No, cada quien con su mirada… yo, por ejemplo, me gusta esa parte y la Jimena no le va a gustar ese lado.

—Todos toman las mismas fotos, no me cuenten cuentos… —El delfín sí, la ballena no… —Igual, si quieres ver el mundo descarga las fotos de internet que hay de profesiona­les que sacaron de todas las partes del mundo, todo está fotografia­do ya. —Ah, pero es de otra gente… —Pero lo más importante es que hay que ver que casi todos los humanos en el mundo entero quieren lo mismo. La mayoría de la gente no quiere nada más que vivir decentemen­te... Vivir con su familia en un lugar donde haya paz, que no haya guerra, donde puedas vivir sin matarte trabajando, sin tener que trabajar para alguien que te explote, para que crezcan tus hijos y que tengan una buena vida. ¿Qué más quiere la gente? Nada más eso.

Solo son unos cuantos, unos poquitos, poquitos, unos puñitos que siempre quieren más, que siempre quieren más.

“La gente va dando responsabi­lidad a otros solo para estar tranquilos y no tener que tomar decisiones propias”

 ?? MARÍA SECCO ?? Ludwig mira el horizonte y aclara que más que capitán es coordinado­r de la nave.
MARÍA SECCO Ludwig mira el horizonte y aclara que más que capitán es coordinado­r de la nave.

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