Muy Interesante Junior (México)
¿Se puede “curar” la vejez?
Esto te va a sonar raro, pero muchos científicos trabajan para “curar” el envejecimiento y la muerte, como si fueran enfermedades. Y es una de las tres grandes áreas en las que la ciencia y las empresas están invirtiendo enormes recursos económicos, tecnológicos y humanos (las otras dos son el desarrollo de la inteligencia artificial, y la bioingeniería genética y los organismos genéticamente modificados –incluidos nosotros–). Y, ¿CÓMO PRETENDEN ALARGAR LA VIDA O “CURAR” EL
ENVEJECIMIENTO? AQUÍ ALGUNAS IDEAS EN LAS QUE TRABAJAN:
Limpiando la sangre con la edad.
Con fármacos. Un fármaco llamado rapamycin
extendió la vida de ratones de laboratorio en 36%, destruyendo células de senescencia que matan a otras células del organismo.
Comer menos. Monos a los que les dieron 25% menos alimento de una ración normal, vivieron varias décadas más (hasta 130 años, en términos humanos).
Restaurando el buen funcionamiento del
ADN de las mitocondrias de las células. En un experimento en la Universidad de Alabama en Birmingham, los científicos “encendieron” un gen responsable de la disfunción mitocondrial en ratones –en dos meses los ratones perdieron mucho pelaje y su piel se arrugó–, después “apagaron” ese gen y, tras un mes, los ratones volvieron a tener su pelaje y piel sin arrugas.
de proteínas
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Imprimiendo órganos de reemplazo. Si el corazón o el hígado comienzan a fallar, no hay garantías de que puedan trasplantarte a tiempo un órgano compatible. Pero, ¿y si lo imprimen en una bioimpresora 3D usando células y proteínas cultivadas tuyas? No habría riesgo de rechazo y la única espera es el tiempo de impresión (bueno, es bastante más complicado, pero tú entiendes la idea).
Tu microbioma. El microbioma que te cubre y vive dentro de ti (hongos, bacterias y virus) es
en su mayoría indispensable para que estés saludable. En un experimento de la Escuela de Medicina Baylor, cambiaron ligeramente el microbioma de varios grupos de gusanos de cierta especie que vive de dos a tres semanas. Para cuando debieron morir, uno de los grupos no sólo seguía vivo, sino que se movía como “jovencito” y era menos susceptible a enfermedades.