Muy Interesante Junior (México)
El quetzal en Mesoamérica
En las culturas mexica, tolteca, teotihuacana y maya, el quetzal tenía una conexión con el cielo, la tierra y el inframundo, y estaba asociado a Quetzalcóatl (nombre que en náhuatl significa “serpiente emplumada”) y Kukulcán (su nombre maya), el dios del viento, el aire, el arte y el conocimiento, relacionado con el amanecer y Venus, y uno de los dioses prehispánicos más importantes.
Imagina a un quetzal macho durante un vuelo de cortejo, realizando piruetas y con sus largas plumas oscilando en el aire. ¿No pensarías que esas plumas son… serpientes emplumadas? Quién sabe. Tal vez así empezó todo. Quetzalcóatl, que era uno de los cuatro hijos de los dos dioses creadores –Omecíhuatl y Ometecuhtli–, era una dualidad: un cuerpo físico con limitaciones (la serpiente) y una parte espiritual ilimitada (las plumas). Bajo la creencia de que todo tiene una naturaleza dual, pensaban que Quetzalcóatl creaba el mundo mientras su gemelo oscuro, Tezcatlipoca, lo destruía. Pero ambos eran inseparables.
En Mesoamérica, sus plumas eran tan apreciadas y valiosas que no estaba permitido matar a ningún quetzal (bajo pena de muerte): los atrapaban, les quitaban esas plumas largas y los liberaban para que volvieran a crecerles en la siguiente muda. Las plumas eran utilizadas para hacer penachos, estandartes y adornar atuendos de sacerdotes y nobles.