Peligro en la playa
El mercado de los filtros solares a nivel mundial va a la alza –en 2013 generó casi 5.6 millones de dólares y se proyecta que para 2020 se eleve a 11.1 millones–. Si bien su aplicación podría reducir los casos de melanoma, también preocupa a biólogos como Gabriela Rodríguez Fuentes. Ella ha constatado que algunos de los componentes de estas cremas, liberados al mar tras deslavarse de la piel de los turistas, son capaces de provocar alteraciones en el sistema endocrino de la fauna marina; en específico se refiere a la oxibenzona, el octisalato, el octinoxato y la avobenzona, encargados de proteger de la luz ultravioleta. Esto, explica la investigadora, es especialmente preocupante en arrecifes coralinos con alta actividad turística. “Se ha reportado que la exposición a bloqueadores solares produce especies reactivas de oxígeno en los corales.” Lo anterior genera estrés oxidante y puede ocasionar su blanqueamiento y muerte.
Además, dado que estos compuestos se bioacumulan (tienden a hacerlo en el hígado o el tejido adiposo), pueden alcanzar concentraciones que alteren el sistema endocrino en diferentes organismos acuáticos. “Existen reportes de efectos estrogénicos y alteradores de otras hormonas como la tiroxina y la progesterona de especies como el pez sargento, el pez cebra y la trucha arcoíris.” Su organismo confunde estas sustancias con estrógeno y activa la producción de vitelogenina, la proteína que antecede a la puesta de huevos. En hembras jóvenes, señala la experta en ecotoxicología, activa su sistema reproductivo en tanto que provoca feminización en los machos, lo cual pone en riesgo la reproducción.