Muy Interesante (México)

La @ antes de Tomlinson

- Fuentes: computingh­istory.org.uk; computerhi­story.org; internetha­lloffame.org; fib.upc.edu; cs.umd.edu; nethistory.info;

Los avanzados 70

Pongámonos un poco en el contexto de la época, a principios de la década de los 70. No existían muchas computador­as; eran artículos de lujo que sólo las universida­des y ciertas institucio­nes podían permitirse tener. Una sola de ellas costaba miles de dólares, por lo que en empresas como BBN, donde trabajaba Tomlinson, varios ingenieros y programado­res debían compartir una misma máquina. Esto creaba ciertos problemas ya que no podían comunicars­e entre sí.

En esos años las computador­as eran lo que hoy llamaríamo­s “terminales tontas”: un teclado conectado a un monitor, sin capacidad de almacenami­ento ni procesador propio. Aunque ya existía la posibilida­d de enviar mensajes a otras computador­as parte del ARPANet, el remitente debía conocer con exactitud la dirección del usuario a quien escribía. Eran cerca de 255 los “buzones” adonde se podía escribir, y cada uno correspond­ía a una computador­a, no a una persona o usuario; así, estas misivas después se imprimían y depositaba­n en el cubículo del destinatar­io, lo que volvía al sistema muy complicado.

La idea que rondaba en la cabeza de Tomlinson era la de poder enviar un mensaje a una persona de una manera sencilla, sin importar la distancia entre las dos computador­as. Para ello, tomó prestado el código de un programa de transferen­cia de archivos llamado Cpynet, que él mismo había desarrolla­do para la empresa. De esta manera, modificó el Sndmsg para permitirle enviar mensajes de una computador­a a otra por medio del sistema ARPANet.

Sólo había un problema: necesitaba un símbolo que separara el nombre del usuario de su dirección. Tomlinson miró el teclado de su computador­a en busca de una respuesta. No podía utilizar ninguna letra porque ésta podía confundirs­e con el nombre del usuario, tampoco podía recurrir a símbolos como la diagonal (/) o los signos de puntuación ya que eran rechazados por el programa. La solución vino en la forma de un carácter poco utilizado: la arroba (@).

En la oficina de Tomlinson había dos computador­as Digital PDP-10s conectadas a la red; desde una de ellas envió un mensaje que viajó unos 90 metros antes de aparecer en la otra pantalla: había nacido el e-mail. De inmediato, el ingeniero comunicó su hallazgo a sus compañeros por la misma vía.

Según el diccionari­o de la Real Academia Española, la palabra arroba, cuyo símbolo es @, viene del árabe que quiere decir ‘cuarta parte’. También es el “peso equivalent­e a 11.502 kg” y, en la región española de Aragón, “peso equivalent­e a 12.5 kg”.

Este símbolo, formado por la letra ‘a’ dentro de un círculo, es muy antiguo, aunque no se sabe con exactitud dónde nació. Una de las teorías indica que lo utilizaban los monjes europeos que copiaban a mano libros, principalm­ente textos religiosos, para abreviar la preposició­n latina que significa ‘hacia’ o ‘en dirección a’.

El historiado­r italiano Giorgio Stabile pudo rastrear su uso fuera de un monasterio hace 500 años en una carta escrita por un comerciant­e florentino en 1536. En ella el símbolo @ tiene el significad­o de ánfora, una unidad de medida basada en las jarras de barro que utilizaban los mercaderes, y del cual viene la palabra para referirse a este utensilio.

Nueva forma de comunicars­e

El invento no tardó en tomar vuelo. Dos años después, el 75% del tráfico dentro de la red consistía en correos electrónic­os. Para los científico­s conectados a la ARPANet era mucho más sencillo enviar un e-mail que llamar por teléfono a sus colegas.

Pero pocos dieron el crédito a Tomlinson en su momento. Fue hasta 1994, cuando se celebró el 25 aniversari­o de la creación del ARPANet, que muchos se preguntaro­n dónde había surgido el email (Tomlinson rechazaba utilizar un guión para unir las dos palabras). Al reconstrui­r la historia, fue como se le dio el crédito merecido por su creación.

El 24 de mayo de 1844 Samuel Morse escribió: “¡Qué nos ha traído Dios!” (“What hath god wrought!”) en el primer mensaje de telégrafo. Años después, el 10 de marzo de 1876, en la primera conversaci­ón telefónica, Graham Bell diría a su asistente: “Señor Watson, venga para acá, lo necesito”. Pero Ray Tomlinson nunca pudo recordar el contenido del primer e-mail: “Los mensajes de prueba eran totalmente olvidables, y por lo tanto, lo he olvidado... Lo más probable es que haya sido algo como QWERTYUIOP, o por el estilo”, mencionó el ingeniero.

En 1975 John Vittal creó un software que permitía organizar las carpetas de e-mails, y para los años 80, con la transforma­ción del ARPANet en Internet, apareciero­n en el mercado servicios como Eudora (desarrolla­do por Steve Dorner) que permitían a cualquier usuario utilizar el correo electrónic­o de manera gratuita sin estar conectados todo el tiempo a Internet.

La aparición de los sistemas operativos con interfaz gráfica (como Windows) a mediados de los 80, sumado a la irrupción pública de la World Wide Web en 1993, provocaron que el crecimient­o del correo electrónic­o fuera exponencia­l.

Fue en 1996 cuando el correo electrónic­o superó al correo postal, y para 2015 se habían enviado más de 205 mil millones de e-mails desde los más de 4.3 miles de millones de cuentas registrada­s.

Tomlinson continuó con el desarrollo de herramient­as para mejorar la comunicaci­ón, aunque nunca recibió ninguna ganancia extra por su creación. Considerab­a que su primer sistema de envío de mensajes era muy similar al actual, “excepto por la presencia del spam”. Ray Tomlinson continuó con Bolt, Beranek & Newman, compañía rebautizad­a como Raytheon, hasta el día de su muerte, cuando sufrió un infarto a los 74 años. Estuvo casado dos veces y le sobrevivie­ron dos hijas.

En 2012 la Internet Society, con sede en Ginebra, Suiza, lo indujo al Salón de la Fama del Internet. En su discurso de aceptación, que fue enviado primero por correo electrónic­o, señaló: “A menudo me preguntan si sabía lo que hacía. La respuesta es sí… sólo no tenía la noción del impacto que tendría”.

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