De palabras

Principalmente destinado al sueño y descanso, este mueble ha sido también escenario de partos, nido familiar, triclinio en reuniones sociales, territorio conyugal e incluso sala de espera de la muerte.

La cama.

Ricitos de Oro, la pequeña intrusa en el cuento de tradición oral, fue descubierta por los tres osos hacia el final del relato, tras haberse dejado embaucar por los encantos de una cómoda cama, no demasiado blanda ni demasiado firme, que la condujo al mundo de los sueños. Antes se había tomado la sopa y se había mecido en la silla del bebé oso, pero el error trágico de la pequeña intrusa fue haberse acostado en la cama, un sitio íntimo que representa, entre otros, un espacio de apartamiento y descanso, el mueble predilecto de la conyugalidad e incluso, según el psicoanálisis, el útero materno.

Lechos primitivos

Se han obtenido evidencias de que los seres humanos siempre hemos buscado una manera confortable de dormir mediante la construcción de lechos que logren el aislamiento del suelo. Ya en la época del Neolítico, se fabricaron ‘colchones’ usando los materiales que se tenían al alcance: hojas, hierbas secas, plumas de aves y pieles de animales. Curiosamente, los chimpancés, además de compartir gran parte de su estructura genética con los seres humanos, comparten esta necesidad de construcción de un nido que los aísle del suelo y les brinde calor, así como un espacio de convivencia íntimo con sus crías; la diferencia radica en que estos animales lo hacen en la cima de los árboles.

Exotismo oriental

En Medio Oriente, las camas carecían inicialmente de armazón o estructura y se confeccionaban apilando varios tapetes hasta obtener la comodidad deseada. En Persia e India, como alcanza a apreciarse en algunas miniaturas, las personas se recostaban en camas cercanas al piso, que constaban de patas bajas e incluso, algunas de ellas, pequeñas cabeceras. En cambio, en China las camas altas y con dosel datan de hace aproximadamente 2,000 años. En Japón se dio preferencia a las colchonetas para dormir, llamadas futones, que