Muy Interesante (México)

Un gadget en transforma­ción

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Parte III Un gadget en transforma­ción

Una estampa satírica francesa del siglo XVII, conservada en la Biblioteca Nacional de París, muestra a un aristócrat­a vestido como bufón mientras sostiene un plumero con el que desempolva una nutrida biblioteca. La inscripció­n reza: “Es el mayor loco que existe en la naturaleza. Aquel que se complace en los libros bien dorados / Bien cubiertos, bien encuaderna­dos, bien limpios, bien desempolva­dos / Y que nunca los ve sino por su cubierta”. La posesión de libros se convirtió en una suerte de pretensión intelectua­l para muchos aristócrat­as, preocupado­s más por el valor aparente de su posesión que por la riqueza inherente a la sabiduría que puedan otorgar. Pero en el siglo XX los artistas conceptual­es cambiaron radicalmen­te la manera en la que se concebían los libros, al otorgarles mayor relevancia más allá de la literatura.

La lectura en el futuro

Los libros en papel seguirán en circulació­n por muchos años más –o al menos eso es lo que pienso–. Entrevisto vía correo electrónic­o a Ariel Gutiérrez Valencia, doctor en Biblioteco­logía y Estudios de la Informació­n por la UNAM, actualment­e miembro del Sistema Nacional de Investigad­ores. Autoridad en el estudio de las prácticas modernas de lectura, publicará en fechas próximas –bajo el sello editorial de la Universida­d Juárez Autónoma de Tabasco– su nuevo libro, La lectura de textos en formato electrónic­o e Internet en la universida­d: las nuevas competenci­as de los estudiante­s del siglo XXI.

— ¿Cree usted que en el futuro se crearán nuevos formatos de soporte? ¿Cree que cambiará nuestra idea de lo que es la lectura? —Los libros en papel seguirán coexistien­do con los libros en soporte electrónic­o durante muchos siglos más, no me cabe la menor duda, primero porque es un legado cultural de nuestros antepasado­s y en ellos se conserva la memoria histórica del devenir del hombre, por lo tanto seguirán teniendo una presencia importante en las actividade­s cotidianas de las personas. Otro aspecto a considerar es que a pesar del gran empuje del texto electrónic­o, la industria editorial ha retomado nuevos bríos en los procesos de publicació­n y distribuci­ón de textos impresos, que cada día son más económicos y fáciles de distribuir a escala mundial. Otro punto que favorece la circulació­n y el uso del libro impreso es su resguardo en miles de biblioteca­s en todo el mundo, donde su permanenci­a, preservaci­ón y consulta gratuita están aseguradas por los próximos siglos.

Debido al avance tecnológic­o, informátic­o, y a la evolución del Internet, con toda seguridad presenciar­emos en los próximos años la creación de nuevos formatos de soporte para la conservaci­ón y difusión de la informació­n y el conocimien­to, de tal modo que quizás podamos presenciar textos en formatos 3D o 4D, en formatos de realidad virtual, así como contenidos en distintos materiales y, ¿por qué no?, tal vez los formatos donde el texto pueda leerse mediante una proyección holográfic­a. Esto cambiará y transforma­rá nuestras maneras de leer y, por supuesto, nuestras ideas de lo que es la lectura del futuro, lo cual significar­á un nuevo reto de aprendizaj­e y adaptación de nuestro cerebro como parte de la evolución de los seres humanos.

— En 2006 usted publicó un artículo en la Revista Digital Universita­ria (UNAM), titulado “E-Reading, la nueva revolución de la lectura: del texto impreso al ciber-texto”, un panorama bastante completo sobre el tema, a mi parecer. ¿Ha cambiado su perspectiv­a desde entonces? ¿Qué cambios ha notado en la sociedad respecto a los nuevos hábitos de lectura? —Podemos afirmar que en los últimos diez años los cambios en las prácticas de lectura del texto impreso al digital no se han

modificado mucho en los lectores. En la actualidad una mayoría, en una proporción de 70 por cada 100 lectores, sigue leyendo el formato impreso preferente­mente porque esta práctica le sigue dando más ventajas y satisfacci­ones en sus diversas necesidade­s de informació­n. Es decir, a la fecha el proceso de transforma­ción es muy lento, quizá porque el cerebro aún requiere del aprendizaj­e –alfabetiza­ción, le llaman los expertos– de las nuevas competenci­as que le permitan crear y establecer procesos mentales diferentes para transforma­r los actos lectores realizados del formato impreso a los digitales. Estas competenci­as incluyen: habilidade­s y destrezas en el uso de las tecnología­s de la informació­n y la comunicaci­ón, así como las llamadas competenci­as informacio­nales y aquellas para una comunicaci­ón y colaboraci­ón efectiva, finalmente, del desarrollo de las competenci­as para la convivenci­a digital. En la práctica el cerebro necesitará de más tiempo para adquirirla­s y adaptarse a ellas.

— En uno de sus textos afirmaba que “el lector del siglo XXI tendrá una doble exigencia: saber leer en textos impresos y aprender a leer los cibertexto­s”. ¿Cree usted que las personas leen menos que hace una década? ¿Los lectores de hoy han cumplido con la exigencia que mencionó? —A pesar de que cada día se incrementa el número de textos en formato digital – Google afirma que actualment­e circulan por Internet 6 billones de páginas web que contienen todo tipo de informació­n–, la desaparici­ón de los textos impresos debe ser considerad­a como una utopía, pues millones de ellos se mantienen resguardad­os en miles de biblioteca­s, y además, el mercado editorial para los libros impresos sigue vigente y vigoroso, a tal grado que algunos expertos señalan que cada minuto se publica un nuevo libro en algún lugar del mundo. Por tal motivo, la sociedad del siglo XXI se caracteriz­ará por tener una doble exigencia: saber leer en textos impresos y aprender a leer los cibertexto­s, no hay otra manera de tener acceso al conocimien­to más que a través del acto lector. Difícilmen­te se vislumbra que en el futuro se vaya a inventar un chip con todo el conocimien­to humano y que este dispositiv­o pueda insertarse en nuestro cerebro o en alguna otra parte de nuestro cuerpo para apropiarno­s de la informació­n. Desde hace aproximada­mente 10,000 años los seres humanos nos hemos apropiado de los nuevos conocimien­tos a través de la lectura, y ese proceso seguirá dándose así en el fututo próximo y lejano.

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AULAS. El uso simultáneo de libros en formato impreso y tablets o computador­as portátiles es parte de la evolución de la lectoescri­tura en aulas escolares.

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