Sabías que...
Pero no todos lo aceptan igual. Tradicionalmente la edad común del inicio de la calvicie en hombres es a partir de los 30 años, aunque en individuos con una fuerte predisposición genética, como en el caso de los hermanos Rodríguez, ésta puede presentarse incluso desde la adolescencia. Eduardo confiesa que a pesar de que no le costó trabajo resignarse a perder el cabello, sí le dio temor quedarse calvo siendo tan joven. Ninguno de sus amigos cercanos estaba pasando por eso. “Fue difícil”, admite.
A pesar de su entorno, no recuerda que alguien –además de sus hermanas, que le ofrecían champús anticaída– tocara el tema. La pérdida de cabello es el elefante blanco en la habitación. Todos lo notan, pero nadie habla de ello. La mayoría termina atravesando este proceso en soledad: “Mi papá se preocupaba mucho por no verse calvo. Al igual que mi abuelo, siempre usó sombrero o gorra. No recibí ninguna guía de ellos. Alguien que dijera: ‘mira, usa este tratamiento’. O de plano: ‘vas a ser calvo, tú tranquilo’. Nunca”.
La historia se repite. El hijo de Luis comenzó con la caída hace un par de años, y tampoco lo han platicado. “Lo veo muy poco”, dice. Su físico corpulento contrasta con su bajo tono de voz. “No he tenido oportunidad de ayudarlo”, se excusa. Abordar el tema no es cosa fácil. A menos, claro, que sea en son de guasa, lo que es más común en un país como México donde pocas cosas, además de la madre y la Virgen, son intocables. “Cuando se llega a hablar del asunto es puro cotorreo”, comentan los Rodríguez. Como bien saben, dependiendo de la reacción que demuestren, es que el acoso aumenta o disminuye. “Mucha gente hace burlas y bromea con ello”, señala el menor de los dos hermanos. “Aún ahora no falta el que quiera hacerse el gracioso y grite: –‘¡Oye pelón!’. –¡Dime algo que no sepa!, les contesto. Ya no lo tomamos en serio. A final de cuentas sí soy pelón ¿Y?”.
La pérdida del cabello llega a tener fuertes efectos en la autoestima de quienes la padecen.
¿Presa fácil?
Aunque tiende a catalogarse como un simple problema cosmético, “cada vez son más evidentes las repercusiones psicosociales que el proceso de la pérdida de cabello puede llegar a tener en algunas personas, sobre todo cuando se presenta en edades jóvenes”, explica vía telefónica la doctora Fayne Esquivel Ancona, de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, especialista en autoimagen.
La calvicie no sólo llega a afectar la autoestima; incluso estas personas pueden presentar depresión, lo que altera su calidad de vida: “Puede generar un poco de ansiedad o confusión, ya que normalmente asocias a la calvicie como un rasgo de vejez, y pues antes de los 30 no estás viejo”, escribió en una encuesta anónima un joven de 24 años que empezó a perder el cabello a los 20. Se trata de más que palabras o dichos de oídas. Algunos estudios han comprobado En 2010 la Secretaría de Salud de México comenzó a distribuir la primera guía de tratamiento y diagnóstico de la alopecia androgenética. Este documento permite a los médicos remitir estos problemas con el experto en tricología, dándoles una solución o primer tratamiento a quienes lo requieran, así como brindándoles información sobre la evidencia científica comprobada que pueda ser de utilidad para estos pacientes.