Del mito a la mesa
El aceite de oliva empezó a tener una presencia importante en la cultura griega. La producción de esta sustancia fue llevada al resto del Mediterráneo en ánforas de cerámica y odres de piel. Existen múltiples textos de la antigua Grecia que constatan la importancia y profusión de su empleo, como el caso de la Odisea, y otras muestras de la mitología. Asociado con Atenea, el olivo fue el gran regalo de la diosa para la humanidad. Zeus impuso a Atenea y Poseidón la tarea de hallar el presente más significativo de modo que el ganador pudiera erigirse como el protector de la ciudad de Atenas. Mientras que Poseidón obsequió un caballo capaz de librar a las personas de arduos y penosos trabajos, Atenea presentó una ramita de hojas verdes aparentemente insignificante aunque portento de innumerables propiedades. La diosa se convirtió en la inesperada ganadora después de explicar los múltiples usos y utilidad de esta planta, que además de remediar males era capaz de producir aceite para alumbrar e incluso aderezar los alimentos.