CSI: EGIPTO
Los investigadores forenses están por obtener un asistente de tierras faraónicas. Una investigación demostró que el pigmento azul egipcio, elaborado hace unos 5250 años, se puede usar como polvo revelador para detectar huellas digitales en superficies difíciles.
Este azul se halla en algunas de las pinturas de estatuas viejas, sarcófagos y paredes de tumbas. Los científicos estaban intrigados por este tinte de larga duración y descubrieron hace décadas sus compuestos químicos. De manera reciente, encontraron que emite radiación cercana a la infrarroja cuando se expone a cierto tipo de luz. Demostraron el potencial forense de esta luminiscencia rara e invisible.
En la escena de un crimen, la policía espolvorea superficies relevantes con un polvo de color contrastante. Este se pega a las características únicas de cualquier huella dactilar y provee la prueba visual de que un individuo estuvo ahí. Pero podría ser difícil obtener las impresiones de una superficie brillante o con muchos patrones. Es ahí donde el azul egipcio puede hacer la diferencia.
El pigmento se cepilla de la manera habitual. Luego, la superficie se fotografía bajo una luz blanca con una cámara modificada y un filtro sensible a los rayos infrarrojos cercanos. Si hay huellas, brillarán con claridad en la imagen resultante. Una compañía ya comercializa el polvo, comenta el químico forense australiano Simon Lewis, miembro del equipo investigador. “Esperamos que no tarde mucho en utilizarse para hacer cumplir la ley”.