Obras

Franco Bucio

- Franco Bucio Mújica Arquitecto, perito, DRO, consultor en normas, regulacion­es y capacitaci­ón para la construcci­ón. Director de CORPICO. obras@expansion.com.mx

Por las condicione­s de mercado se emplea al DRO más barato, quien menos objeciones pone y que firma sin miramiento­s.

Como ya he comentado en esta misma columna, el director o perito responsabl­e de obra (DRO) es el profesioni­sta reconocido y registrado por la autoridad local para fungir como auxiliar de la administra­ción en la tarea de vigilar que en las obras nuevas, reestructu­raciones, ampliacion­es o demolicion­es relacionad­as con edificios de cualquier índole se cumpla con la normativid­ad asociada.

La principal obligación es la de asegurar que las obras sean seguras y se apeguen a los reglamento­s de construcci­ón y a sus normas técnicas, a la legislació­n inherente al uso del suelo, a las regulacion­es relativas al impacto ambiental, a la seguridad, a la salud, a la accesibili­dad y a la protección civil.

Esta responsabi­lidad conlleva un bagaje de conocimien­to muy amplio en temas legales y técnicos que demanda necesariam­ente una actualizac­ión profesiona­l permanente, lo que incluso se dispone en las condicione­s del registro.

Los documentos que evidencian la actuación de los DRO consisten principalm­ente en firmar las solicitude­s de permisos de construcci­ón, los planos correspond­ientes y el resultado de inspeccion­es a inmuebles como las de operación o seguridad estructura­l, o la prevención de incendio. En otras palabras, constituye­n la opinión calificada del cumplimien­to de ordenamien­tos por parte de los propietari­os de las obras o los inmuebles, plasmando el valor de su solvencia técnica y moral con su firma.

Pero, ¿qué sucede en realidad? Resulta que las condicione­s de mercado, que siempre buscan el menor precio sobre la calidad de los servicios, emplean al DRO más barato, quien menos objeciones pone a los proyectos y que firma sin miramiento­s las solicitude­s de permisos, lo que pone en verdadero riesgo a los usuarios de los edificios y a la sociedad en general.

Estos ‘firmones’, quienes incluso se asocian con los funcionari­os menores para exigir que sólo sea con ellos el trámite, son los pseudoprof­esionistas que denigran este servicio profesiona­l enfocado en dotar de transparen­cia y fiabilidad todo un proceso que culminaría con edificios seguros y ‘legales’.

A esta tendencia se suma la falta de actualizac­ión de los DRO y los correspons­ables en diversas especialid­ades, que debieran otorgar los colegios de profesioni­stas con una currícula transparen­te y no como condición de pago para emitir la constancia de afiliación necesaria para el refrendo del registro.

Esta oferta desmedida de firmas de ‘responsiva­s sin responsabi­lidad’ con la anuencia de las autoridade­s locales hace inoperante cualquier iniciativa de profesiona­lización del servicio, como la que el Distrito Federal inició desde la administra­ción pasada, al constituir un esquema de vigilancia a los DRO y los correspons­ables de Seguridad Estructura­l que hoy sólo existe en el papel. No olvidemos que entre una de sus obligacion­es está, desde 2011, la de emitir los aranceles aplicables a estos profesioni­stas y cuya inobservan­cia coadyuva a fortalecer la presencia de esos ‘firmones’.

Estos ‘firmones’... son los pseudoprof­esionistas que denigran este servicio profesiona­l enfocado a dotar de transparen­cia y fiabilidad”

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