Diseño a la carta
El diseño también se adapta a las corrientes actuales, en las que el cliente demanda objetos y mobiliario personalizado que satisfaga sus gustos y estilo de vida.
El sector se adapta al cliente, que demanda objetos y mobiliario personalizado que satisfaga sus gustos y estilo de vida.
Las innovaciones que está experimentando el sector de diseño a nivel tecnológico, unido al nuevo papel de los creadores, son los motivos detrás de la tendencia del mobiliario hecho a la medida.
“El afán por personalizar objetos o espacios no es nuevo, la diferencia principal es que esta posibilidad estaba reservada a personas acaudaladas que podían permitirse contratar a un diseñador”, concede el mexicano Ricardo Perret, socio de Mindcode y Brainscan, dos empresas de innovación y estudios del inconsciente del consumidor.
Departamentos más pequeños, mayor movilidad y acceso universal a las tecnologías son tres factores subrayados por Perret que han provocado el auge por un diseño personalizable.
Stefano Carta Vasconcellos, diseñador de Km0, comenta que la demanda responde a un mercado polarizado. Por un lado hay firmas globales que manufacturan productos de baja calidad a gran escala, y por otro están las marca exclusivas por calidad de diseño y costos. “Existe una tercera categoría, compuesta por un tipo de artesano moderno, aquel que emplea técnicas tradicionales, pero que basa su trabajo en el empleo de nuevas tecnologías digitales. Es en esta tercera donde se concentra la demanda”, revela.
“En los últimos años estamos viviendo el auge del diseño personalizado, a medida, adaptado a necesidades concretas. Cada vez más personas se interesen por poder ‘hacer suyo’ un diseño concreto para que se convierta en diferente y único”, explica Claudio Greco, director de comunicación de Corian, marca de superficies sólidas de Dupont.
El nuevo papel del diseñador
Los despachos han entendido esta tendencia, y empiezan a trabajar en proyectos que acerquen sus creaciones a los consumidores, pero con un toque ‘a la carta’.
Por ejemplo, el proyecto brasileño TOG-ALL Creators Together cuenta con diseños de Philippe Starck o de talentos emergentes como Sebastian Bergne, Jonathan Bui Quang Da o Sam Hecht + Kim Colin. A través de su página web, posibilita modificar los diseños de estos profesionales que pueden adquirirse en línea o en una de sus sucursales.
Por su parte, el despacho italiano Km0, tras investigar técnicas de fabricación di- gital, lanzó su proyecto Leggera, en conjunto con el centro Sardegna Ricerche. El primer producto de esta colección es una cocina compuesta por una estructura de siete piezas de madera, cortadas con una fresadora de corte con Control Numérico Computarizado (CNC) y una serie de accesorios impresos en 3D, que pueden ser modificados por el usuario. Es lo que se conoce como open source o código abierto, un escenario en el que los diseñadores comparten sus obras digitalmente con sus clientes, permitiéndoles un cierto margen de modificación.
La cocina carece de tornillos, facilitando su montaje y desmontaje en caso de mudanza. “El diseñador actual tiene que ser capaz de manejar diferentes escenarios e intervenir en todos los procesos”, opina Stefano. Además, agrega que el concepto de código abierto permite mejorar
el producto a través de las modificaciones llevadas a cabo por el cliente, estrecha la unión entre el diseñador y el usuario, y es una auténtica revolución.
Este tipo de diseños modificables requiere de una simplicidad más compleja de lo que pueda parecer a simple vista. “Esta es la parte más ardua, lograr un producto funcional que interactúe de forma eficaz con el usuario”, apunta Stefano.
Otro ejemplo de la intervención del cliente en el producto es la lámpara Slash, del diseñador rumano Dragos Motica. Su estructura se compone de una malla de aluminio cubierta por concreto y corcho. El producto viene acompañado por una piedra con el propósito de darle el poder al usuario de modificar la capa de concreto a su antojo.
“Me interesa el concepto de manipulación subjetiva y los filtros que actúan en nosotros para decidir si algo es bello o no; a las personas nos atrae lo singular y aquí yace la idea de Slash. Si decidiera dejar la lámpara intacta, estaría conservando la idea de un producto manufacturado en serie. Si por el contrario decidimos manipularlo, nos convertiríamos en diseñadores de un objeto único”, concede.
Dragos cree que este tipo de diseños serán cada vez más comunes, pues existe un componente emocional que surge cuando alteramos un diseño con nuestras propias manos y “este es el valor principal que perdura en nuestra memoria, más que el objeto en sí”, reflexiona.
Tecnología y nuevos materiales
Según los profesionales, estamos viviendo una edad de oro gracias la era de la digitalización y la exploración de nuevos materiales dirigidos a mejorar aspectos
ergonómicos y adaptación a las necesidades actuales. “En la actualidad, existe un mayor conocimiento de leyes físicas como puede ser la nanotecnología, algo impensable hasta hace poco tiempo”, explica Javier Peña, director científico de Materfad, el centro de investigación de materiales de Foment de les Arts i del Disseny de Barcelona.
Peña explica que en la actualidad están investigando nuevos usos para texturas de materiales naturales como la fibra de piña, el yute o el cáñamo, que al ser modificados se están posicionando como una alternativa atractiva para los usuarios.
Otro proceso interesante es el de los aditivos en plástico, ya que “permiten modificar colores, temperatura o humedad”, añade Peña. La tecnología es el socio fundamental de la innovación, ya que genera la información necesaria que posibilita una simulación que ayuda a la toma de decisiones, permite monitorear la interacción con el usuario y minimiza posibles riesgos, argumenta el investigador. Además cita la cinética o la realidad aumentada como dos herramientas fundamentales en el campo de la innovación.
Sobre la impresión en 3D, Peña opina que existen dos direcciones: el desarrollo de un producto más profesional, funcional y aplicable a materiales como aceros, aluminios o titanios. La segunda vía la cataloga como ‘proceso de deposición’, que hace referencia a materiales básicos y diseños de menor calidad en términos
Estamos viviendo una edad de oro gracias la era de la digitalización y la exploración de nuevos materiales dirigidos a mejorar aspectos ergonómicos y de adaptación.
de funcionalidad. “Para operar una impresora 3D hay que conocer el software, ya que si no se emplea correctamente no tiene utilidad alguna”, afirma.
“Herramientas como las impresoras 3D, fresadoras CNC o las máquinas de corte por láser consiguen que nuestro trabajo sea más fácil”, revela Stefano. “En un mercado tan saturado, la clave está en encontrar el equilibrio entre el material y la herramienta”, señala el diseñador.
La colaboración entre los diferentes agentes que intervienen en el proceso resulta fundamental para el éxito de la personalización. Es el caso del despacho mexicano EOS, que diseñó la cocina adaptable Xuni, inspirada en los usos y las costumbres tradicionales: “Con Mödul trabajamos completamente de la mano, gracias a su experiencia en el mercado y capacidades técnicas de fabricación”, desgrana el diseñador Sebastián Lara. “Sin embargo, nosotros tuvimos la oportunidad de diseñar y acercar a la fábrica procesos diferentes a los que emplean en el día a día, como el porcelanizado empleado en las puertas de las alacenas para dar un toque distinto, que se apegaba copletamente a nuestro concepto de diseño”.
La accesibilidad y el menor costo de tecnologías como la impresión en 3D no tiene por qué cambiar el papel del diseñador. “El diseñador es el que facilita la idea, a través de su aprendizaje y evolución”, opina Dragos. De acuerdo con el experto, la evolución de la impresión en 3D puede modificar el mercado y la estrategia de manufactura.