EL NIDO DE LAS EMPRESAS
El concepto de ‘incubadora de empresas’ no es nuevo, pero Startup México (SUM) asegura haberlo reinventado, pues a diferencia de otros es un “ecosistema” con la premisa de romper la monotonía y crear varios microambientes, estilos y espacios lúdicos, bajo el mismo techo.
La historia de este proyecto, en la colonia Ampliación Torreblanca, en la delegación Miguel Hidalgo, se remonta a marzo de 2014, cuando SUM adquirió un bodegón descuidado que fue almacén de accesorios para celulares durante 25 años, y decidió construir ahí sus instalaciones.
La reconversión de la bodega inició con la elaboración de un proyecto conceptual en el que trabajaron conjuntamente el arquitecto Xavier Montoya de la Isla y los clientes, liderados por Marcus Dantus, director general de Startup.
La inspiración fueron las instalaciones de Google, reconoce el director de SUM, pero “no es una copia”. Aclara: “Diseñamos con base en el espacio y el presupuesto, con miras a crear un lugar donde los emprendedores quisieran estar”, sin olvidar que lo más importante es el programa de incubación y aceleración que consiste en identificar una buena idea y llevarla a través de todo el proceso hasta convertirla en una empresa rentable y lista para recibir inversión.
La superficie total de esta incubadora es de 3,800 m², lo que de acuerdo con estadísticas del Instituto Nacional del Emprendedor (INADEM), de la Secretaría de Economía, lo posiciona como el primer y más grande ecosistema emprendedor en América Latina.
Xavier Montoya asegura que como en cualquier proyecto de este tamaño requirieron del apoyo de varias áreas: consultoría, tecnologías de la información y la comunicación (TIC), interiorismo y huertos urbanos. “Se echó mano de todo el talento, coordinado por un eje rector arquitectónico”. El programa consta de oficinas para 80 personas, cuatro salas de juntas VIP temáticas, algunas con mesa de ping-pong como mobiliario principal, pasto sintético
La transmutación de una bodega en un laboratorio de emprendedores impulsa un cambio urbano en el Distrito Federal.
“Tenemos la idea a futuro de hacer dormitorios y de aprovechar la azotea con más oficinas”, abunda Marcus Dantus, director de la incubadora.
Regeneración urbana y social
El director de SUM relata que a los clientes potenciales no les encanta la zona donde están ubicados, pero es parte del experimento. Los fundadores decidieron comprar la bodega allí por una visión de negocio, pues estiman que la colonia Ampliación Torreblanca es un lugar en emergencia, comenta Marcus.
Algo que llamó la atención a los gobiernos distrital y delegacional, de los que re- cibieron apoyo, fue la posibilidad de mejorar esa zona. Dantus afirma haber obtenido un subsidio del Instituto Nacional del Emprendedor (INADEM) y del Gobierno del Distrito Federal para arrancar.
Además, explica que como incubadora de alto impacto reconocida por la Secretaría de Economía puede solicitar más recursos para incubar empresa.
SUM planteó que habría flujo y seguridad en la zona. Para generar un mayor impacto la firma de emprendedores creó programas sociales internos. Por ejemplo, en el sector educativo, ofrecen clases y capacitaciones gratuitas a residentes de la zona. Todo eso ha ayudado a que se sumen patrocinadores e instituciones en la aportación económica para los subsidios de las empresas. Algunos de los patrocinadores son FEMSA, Google y Fundación Banorte.
El modelo de SUM comienza a tener réplicas. Aníbal Figueroa, director de la división de Ciencias y Artes para el Diseño (CYAD) en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), realiza el proyecto para una incubadora en la UAM Iztapalapa, y ha tomado a SUM como referencia por ser un agente de cambio positivo en la zona, mismo que se espera en Iztapalapa.
Comenta que en las calles circundantes a Ignacio Allende (donde está SUM), ahora es percibida una seguridad que antes
De las pequeñas empresas, 75% se extingue en los cinco primeros años de su inserción en el mercado. FUENTE: SECRETARÍA DE ECONOMÍA Y CONSEJO COORDINADOR EMPRESARIAL