China y la corrupción, las inquietudes de la industria
La incursión de empresas chinas, la necesidad de contratos modelo y la corrupción son algunas inquietudes identificadas por Construlegal, la alianza de despachos especializados en derecho de la construcción para las Américas.
En su tradicional reunión anual, realizada en abril pasado, los integrantes de esta alianza expusimos los puntos en común que benefician y afectan hoy a la industria de la construcción en la región.
Comparto algunas conclusiones a las que se llegó en esta reunión: 1. Existe una creciente participación de empresas chinas en la región. Estas traen importantes recursos económicos para el desarrollo de proyectos privados, son negociadoras tenaces y activas; generan importantes expectativas, muchas de las cuales no se pueden cumplir (como traer a miles de ciudadanos chinos para ejecutar sus obras), como consecuencia de las regulaciones locales.
Entre los países donde se están planeando o desarrollando proyectos encabezados por empresas chinas se encuentra Panamá, Colombia, Nicaragua y, por supuesto, México, a pesar de que pensemos que el caso del tren México- Querétaro los ‘curó de espanto’. 2. Hay una disparidad de crecimiento en la región provocada por diversos factores. Mientras Brasil, que era una de las ‘joyas’ de la región, está pasando por una grave crisis económica y política, Colombia se encuentra en uno de sus mejores momentos, y simultáneamente Perú, que si bien está creciendo, ya no lo hace como en años pasados.
Lo anterior ha provocado que muchas empresas estadounidenses, europeas o asiáticas, evalúen a Latinoamérica con diferentes perspectivas y, por ende, sea complejo participar en diferentes países. 3. Se tiene registrada una proliferación de consultores extranjeros en la industria, quienes participan como asesores, evaluadores y peritos de procedimientos técnicos y legales. Muchas de estas empresas cuentan con una gran trayectoria en Estados Unidos y se están abriendo camino en Latinoamérica de forma contundente. 4. Existe la necesidad de que en la región se usen contratos modelo, que permitan relaciones más equilibradas para las partes y con ello se beneficie a los proyectos. 5. Una penosísima conclusión, es que la corrupción se mantiene como un asunto preocupante para todos los países latinoamericanos. Ninguno, ni siquiera Chile que ha avanzado mucho en materia de transparencia, está exento de este terrible mal. Por lo tanto, es imprescindible que se tomen medidas para evitar que tanto empresas como consultores, abogados y terceros incurran en irregularidades que pongan en riesgo tanto a las personas como a los proyectos.
Por todo lo anterior, tener información veraz y actualizada de Latinoamérica antes de participar en los proyectos regionales es fundamental para una adecuada toma de decisiones. En ello trabaja el foro de Construlegal.
Tener información veraz y actualizada antes de participar en los proyectos regionales es fundamental para una adecuada toma de decisiones”.
Hace casi 30 años participé en un seminario internacional de ecotecnologías aplicables a la vivienda, en Mexicali, B.C., una de las ciudades del país con las temperaturas más altas, por lo que la necesidad de encontrar soluciones arquitectónicas y constructivas que abatieran las temperaturas dentro de las viviendas de forma económica era la premisa.
Conocí soluciones experimentales de varios países de América Latina, la mayoría de carácter académico y con poca evidencia de utilización masiva. Las propuestas del primer mundo no eran aplicables porque nuestros climas son generalmente cálidos durante la mayor parte del año.
Los prototipos se inspiraban en la época colonial o en la arquitectura vernácula; se retomaba el sombreado, los vientos cruzados, los mayores espesores de muros, la humidificación o el uso de materiales regionales y orgánicos.
La búsqueda de nuevos materiales que económicamente sustituyeran las soluciones de antaño nos ha llevado a innumerables pruebas para demostrar que ciertos diseños o productos eran mejores que los tradicionales, como la construcción de dos cuartos, uno con tabiques o tabicones y losa maciza de concreto, y el otro con algún bloque ‘aislante’, comparando las temperaturas interiores y exteriores. Parecían viables, pero desafortunadamente eran experimentos poco convencionales, sin seguimiento estadístico o para una pequeña variedad climática.
En el sexenio pasado, el Infonavit lanzó la Hipoteca Verde para mejorar la economía de sus derechohabientes, la cual impulsaba la incorporación de ecotecnologías en las viviendas para obtener ahorro de energía o de agua, sin considerar el bienestar interno.
Propició la elaboración de algunas normas aplicables a productos para demostrar el ahorro y la eficiencia o, incluso, para determinar la conductividad térmica de materiales o la resistencia térmica de sistemas para muro o techos y, con ello, mejorar la envolvente de edificios a fin de consumir menos energía en su enfriamiento.
Desde entonces, los proveedores se involucraron positivamente en la certificación de las bondades de sus productos o componentes relacionadas con la sustentabilidad. Por cierto, esta administración ha seguido esa inercia pero sin aportaciones trascendentes.
Ahora, un conjunto habitacional es sustentable porque tiene viviendas con focos ahorradores, muebles o dispositivos hidráulicos que captan o consumen menos agua, calentadores solares de agua y supuestos ahorradores de energía eléctrica.
Pero la realidad es que no evidencian que sus espacios interiores sean confortables todo el año o que el desarrollo tenga un menor impacto ambiental, por ejemplo, por la utilización de productos con una menor huella de carbono o por contar con mayores superficies verdes.
Consolidemos la voluntad decidida de diseñadores, constructores, organismos institucionales de vivienda y autoridades para alcanzar la sustentabilidad en su más amplia acepción.
La Hipoteca Verde no evidencia que los espacios interiores de las viviendas sean confortables todo el año o que el fraccionamiento tenga un menor impacto ambiental”.