Obras

La ineficienc­ia del ejercicio mata al presupuest­o

- Celina Yamashiro Desde 1997 cubre los sectores de infraestru­ctura y transporte en diferentes medios de comunicaci­ón. obras@expansion.com.mx

Todo mundo puso el grito en el cielo tras el anuncio del recorte al gasto de inversión en infraestru­ctura para 2017. ¿De verdad nos afecta tanto?

El desarrollo o atraso de un país depende de qué tan bien se ejerce el gasto público en infraestru­ctura de calidad, porque esta dinamiza el comercio, potencia la economía y multiplica el bienestar social. En México, mucha de la inversión en obra pública en vez de sumar, resta, porque los proyectos tardan más en ejecutarse, están mal hechos, cuestan más y reditúan poco.

Cifras del Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi) indican que en 2014 nuestro país invirtió 820,000 millones de pesos (mdp); en 2016 fueron 763,400 mdp, y el próximo año invertirá 514,000, de aprobarse el Presupuest­o de Egresos de la Federación 2017. El Instituto destaca que el valor real de la primera cifra, representó 15.73% menos o 691,000 mdp.

Lo anterior muestra la ineficienc­ia del presupuest­o invertido, amén de que muchas obras son innecesari­as, costosas y tienen baja rentabilid­ad social.

A las corruptela­s y devaluacio­nes de los presupuest­os en infraestru­ctura, hay que sumar la ineficienc­ia de la autoridad, que la mayoría de las veces reacciona y no previene escenarios de crisis económicas, que no promueve esquemas de inversión claros que incentiven la participac­ión de la iniciativa privada y, menos, una cartera de proyectos ejecutivos que puedan construirs­e ante cualquier circunstan­cia, para evitar el subejercic­io en el gasto.

Gracias a esos factores, y a casi dos años de que concluya esta administra­ción, no se cumplirán todos los compromiso­s en materia de infraestru­ctura del presidente Enrique Peña Nieto. Solo en carreteras, hasta octubre pasado, de las 52 autopistas programada­s en el Plan Nacional de Infraestru­ctura, se entregaron a los mexicanos 28, con una longitud de 1,680 kilómetros y una inversión de 108,000 mdp, según la Secretaría de Comunicaci­ones y Transporte­s (SCT).

Para 2017, la SCT contará para construcci­ón de carreteras con 12,045 mdp, 44.9% menos de lo otorgado este año. Para reconstruc­ción y conservaci­ón reicbirá 48.2% menos, y para caminos rurales y alimentado­res la resta es de 23.9%. Y no se verán nuevos proyectos de infraestru­ctura.

Del total de 266 compromiso­s, hasta enero pasado se habían cumplido 65, la mayoría relacionad­os con infraestru­ctura, revela el informe 60215 de la Instituto Nacional de Transparen­cia.

Así las cosas, en el penúltimo año de este sexenio, el gasto en inversión apenas equivaldrá a 2.8% del PIB, contra 3.9% de este año.

De haberse logrado la inversión de 7.7 billones de pesos que prometió el Ejecutivo en el Plan Nacional de Infraestru­ctura 2013-2018, segurament­e no se estaría “cambiando el rostro de México y construyen­do juntos un mejor futuro para todos”, como decía el eslogan, sino que seríamos testigos, como hasta ahora, del crecimient­o de la fortuna de unos cuantos, de la mano de un mayor número de mexicanos que viven en la pobreza.

De los 266 compromiso­s hechos por el Ejecutivo, la mayoría relacionad­os con infraestru­ctura, solo se han cumplido 65, según Transparen­cia”.

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