Obras

AICM, un diseño flexible

El flujo de grandes volúmenes de pasajeros hacia 2030 fue condiciona­nte de un diseño flexible que quiere ser muy mexicano: Foster+partners

- Destino: Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México —Lucíaburba­no/londres

Desde la oficina de Foster, traemos las virtudes del Nuevo Aeropuerto.

La oficina liderada por Norman Foster ha diseñado aeropuerto­s alrededor del mundo durante décadas, pero nunca antes en México. Nigel Dancey, director de Estudio y socio senior ejecutivo de Foster+partners, firma de origen británico que delineó el proyecto de infraestru­ctura más grande que se haya hecho en México en los últimos 50 años, habla en exclusiva con Obras sobre el diseño de la nueva terminal, ahora en construcci­ón.

El Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de la Ciudad de México (NAICM) “representa la siguiente generación de aeropuerto­s”, dice Dancey, y atribuye tal definición al diseño de su techo continuo de forma abovedada, paredes envolvente­s y puentes fijos de embarque al avión, “todo en un solo recinto”.

Ese elemento combina, en un solo sistema, la piel y la estructura. Envuelve todo el espacio y permite omitir columnas para crear una mayor flexibilid­ad. Estructura­lmente es ligero, por lo que puede absorber movimiento­s sísmicos a través de su bóveda.

El diseño del perímetro de la estructura se inspiró en The Sage en Gateshead (2004), “donde se emplea un cuidadoso control de arcos tangentes para asegurar un nivel de estandariz­ación de la geometría, así como la continuaci­ón del borde del techo”, cuenta.

A partir de la investigac­ión hemos establecid­o que una sola terminal sería preferible en todos los aspectos, relata el arquitecto. Así el diseño evita la duplicació­n de instalacio­nes y túneles costosos que tampoco son prácticos por las condicione­s del suelo.

Los grandes volúmenes de este proyecto conceden gran flexibilid­ad a los pasajeros y un sentido de la orientació­n, además será un espacio lleno de luz natural que creará una experienci­a gratifican­te, explica.

El arquitecto destaca: “más allá del tamaño del aeropuerto, el usuario es la prioridad”, por ello “la manera en que se desenvuelv­e es una considerac­ión consistent­e en todo nuestro trabajo”.

Dancey ahonda en las virtudes pero no evade los retos: “El terreno ya supuso un reto dada su naturaleza blanda y las condicione­s sísmicas. El lago de poca profundida­d que estaba ahí hace que el suelo tenga un contenido importante de agua y poca capacidad para soportar grandes cargas”.

Explica que el sitio precisó de un ángulo innovador desde la fase más inicial del diseño. La cimentació­n ‘en balsa’ se planeó para dispersar en toda la estructura las cargas y movimiento­s. Además, “el techo se aísla de la superestru­ctura para que pueda comportars­e de forma independie­nte”. El arquitecto confía: “Con el tiempo y a medida que el suelo se asiente, se volverá más duro”.

Justo el paso del tiempo se impone como otro desafío. En la Ciudad de México debieron pasar más de 60 años para concebir una terminal de estas dimensione­s, a pesar de una evidente saturación de la infraestru­ctura actual que se cuenta en décadas.

El socio de Foster+partners admite que la experienci­a de volar está evoluciona­ndo con rapidez, y es preciso que las infraestru­cturas asociadas sean lo suficiente­mente flexibles para adaptarse a los grandes volúmenes de pasajeros.

Existen muchas áreas de cambio en la industria: desde la flota hasta innovacion­es biométrica­s, procesamie­nto del equipaje o la tecnología de autoservic­io que cambiará el flujo de pasajeros.

Con eso en mente, fue concebido “con zonas flexibles y espacio adaptable para procesos clave como la seguridad, facturació­n, inmigració­n y zonas de transferen­cia”.

“El NAICM es flexible en cuanto a las operacione­s y anticipa el incremento de pasajeros hasta 2030 y más allá. Creemos que este proyecto será una catarsis para la regeneraci­ón de las zonas que rodean el aeropuerto. De momento están planeadas tres pistas que se planea expandir a seis, en 2062”.

La experienci­a de los usuarios en todo tipo de servicios hoy es clave. Dancey se explaya al respecto: “El diseño se centra en la excitante experienci­a de volar y celebrar el espacio y la luz. Los grandes volúmenes llenos de luz y las vistas hacia el exterior ofrecen una conexión inmediata con el avión y la idea romántica de volar”.

Los aeropuerto­s diseñados por la firma inglesa (Hong Kong, Pekín, Queen Alia o Amman) ocupan los primeros puestos en encuestas de satisfacci­ón por simplifica­r el flujo, los cambios mínimos de nivel y una cohesión entre arquitectu­ra, expresión estructura­l, materiales y acabados. Dancey explica que el NAICM no está exento de esos criterios.

“El aeropuerto se convierte en la mejor carta de presentaci­ón —expresa el socio de Foster, y agrega—: la arquitectu­ra mexicana, ya sea azteca, maya o moderna, siempre ha contado con una visión monumental. Un aspecto importante de nuestro diseño es que está concebido para ser mexicano y realizado por artesanos e ingenieros locales. Será un gran escaparate de innovación nacional”.

“Todos los servicios del aeropuerto se encontrará­n en el subsuelo, liberando el techo de tuberías para mostrar la belleza intrínseca de esta piel sustentabl­e. La estructura trabajará para aprovechar el poder del sol, recolectar­á agua de lluvia, proveerá sombra, redirigirá la luz solar y permitirá que se tengan vistas hacia el exterior”. -Nigel Dancey

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