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El financiamiento a través de proveedores es la segunda fuente a la que recurren las constructoras. La clave está en saber cómo y a quién otorgarlo.
Pedirles a los proveedores que extiendan el plazo de pago de una factura de 30 hasta 180 días es una práctica común entre las empresas. Pero, mientras una de las partes encuentra un respiro en el financiamiento gracias a sus proveedores, la otra, que soporta el impago, puede poner en riesgo su viabilidad financiera.
La situación se complica porque al sector de la construcción no le ha ido bien en los últimos dos años. En 2017, el gobierno redujo 175,849 millones de pesos del Presupuesto de Egresos de la Federación, lo que repercutió en menos recursos para infraestructura, explica José Antonio Hernández, gerente del Centro de Estudios Económicos del Sector de la Construcción (Ceesco) de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC). Esto, sumado al alza de las tasas de interés de los préstamos bancarios, aumentó las solicitudes de prórroga.
Los proveedores son la segunda fuente de financiamiento de las constructoras, según la encuesta de Acceso al Mercado Crediticio de las Empresas de la Construcción afiliadas a la CMIC, realizada en 2016 por el Ceesco: 39% de compañías encuestadas optó por esta vía, frente a 43% que recurrió a bancos. El resto buscó apoyo de la banca internacional o de desarrollo, emitió deuda o pidió recursos a su matriz.
El porcentaje de las empresas en México que recurre a sus proveedores es de 76.8%, según el Banco de México. Entre las constructoras este dato es menor debido a programas de factoraje por parte de la banca de desarrollo y la comercial.
Édgar Castillo, académico de la Escuela de Negocios del Tec de Monterrey, campus Ciudad de México, asegura que la cercanía entre empresas del mismo sector ha hecho que recurrir a un proveedor para pedir crédito sea más viable y rápido que acudir con una entidad financiera.
“El crédito comercial es mucho más amigable que el bancario, que te pide historial crediticio, capacidad de pago y garantías; y entre proveedores solo existe la confianza de que habrá pago puntual”, explica.
Las constructoras encuestadas por el Ceesco que solicitaron un crédito en 2016 mencionaron que las mayores dificultades para obtenerlo fueron el aumento en los montos de garantías, el deterioro en la situación económica del país y el incremento del interés bancario, sumado a la disminución en la demanda de sus productos o servicios.
Para Víctor Calderón, director general de Arccanto, consultora que canaliza a las empresas con fuentes de financiamiento, las empresas no se acercan a la banca por falta de conocimiento. “Cuando busquen financiamiento con sus proveedores, deben fijarse si el descuento por pronto pago que les dan es mayor o menor al interés que pagarán con la banca tradicional; si el descuento es mayor, les convendría más recurrir a los bancos”, explica.
Por ejemplo, si un proveedor da una factura a 60 días y por pronto pago hace un descuento de 5%, mientras que la banca cobra 1% de interés mensual por prestar al mismo plazo, es decir, 2% por los dos meses, saldría más barato financiarse con la banca porque el ahorro en el costo del dinero sería de 3 por ciento.
La mala noticia es que la banca no espera ni un día, inmediatamente cobrará intereses moratorios ante cualquier retraso.