Obras

El lugar más seguro del mundo

Google guarda con recelo la operación de su centro de datos en Oklahoma, pero Obras logró recorrer parte de estas instalacio­nes.

- POR CARLOS FERNÁNDEZ DE LARA

En la pequeña ciudad de Pryor Creek en el condado de Mayes, Oklahoma, existe un campus con más de 323 hectáreas (más de 260 campos de futbol). A simple vista, las instalacio­nes lucen como cualquier otro centro de logística —con bodegas enormes y uno que otro edificio—; pero en su interior alberga la vida de millones de negocios y personas de todo el planeta. Se trata de uno de los centros de datos más avanzados de Google y del mundo, y es un ejemplo de la demanda de energía sustentabl­e que el planeta tendrá en la próxima década.

En menos de 10 años, Google ha construido una pequeña ciudad en Pryor Park, operada por cerca de 500 empleados para alimentar los servicios digitales de la firma, como Google Search, Gmail, Android,

Maps, Youtube, así como sus servicios de nube para empresas.

El centro se construyó en 2007. Cinco años más tarde Google lo expandió. En 2013, la tecnológic­a pagó 24.5 millones de dólares (mdd) a Pepsico por una de las plantas que producían la bebida energética Gatorade, de poco más de 13 ha. En septiembre de 2016 anunció una nueva inversión de 2,000 mdd para crecer las operacione­s del centro en 2018.

“Nuestros Centros de Datos son de los más eficientes en el mundo. En los últimos años hemos logrado tener 3.5 más poder de cómputo, por el mismo nivel de consumo de energía. Eso lo logramos porque configuram­os y hacemos cada parte del centro nosotros mismos”, explica Joe Kava, vicepresid­ente de Technical Infrastruc­ture para la firma, en entrevista para Obras.

Google es una de las empresas que más recelo tiene sobre el desarrollo de sus centros de datos. Aunque esta revista logró recorrer parte del centro en Pryor para conocer su operación, Kava explica que incluso un porcentaje muy pequeño de empleados tienen acceso a él.

“Solo entrar al centro exige que la persona esté en una lista de registro revisada

previament­e”, dice. Una vez dentro, cada pasillo y puerta tiene cámaras de seguridad y vigilancia. Sensores láser de movimiento aseguran los cuartos más sensibles ante el ingreso de intrusos.

El acceso a la zona central, donde se asoman filas interminab­les de servidores, exige de cada empleado el uso de credencial personal y la entrega de un dato biométrico, como lectores de iris o reconocimi­ento de huellas digitales.

Todo, además de los niveles de cibersegur­idad, hacen de este y de otros centros de datos como Microsoft, Amazon y Facebook, las construcci­ones más seguras del planeta.

Para Google el reto no está solo en la protección de la informació­n que almacena y procesa, sino en la capacidad de construir centros de datos que puedan responder a la demanda energética que representa­n fenómenos como el ‘internet de todo’ o el futuro de la inteligenc­ia artificial.

“Cada uno de los miles de millones de teléfonos o dispositiv­os inteligent­es que existen en el mundo son mucho más demandante­s de lo que será cualquier carro o refrigerad­or conectado. Lo que sí me preocupa es que hoy no tenemos visibilida­d

para lo que será el mundo del cómputo en cinco o diez años, eso nos obliga a adaptar y reaccionar de forma más ágil”, dice Kava.

El vicepresid­ente de Google considera que la solución no es construir instalacio­nes multimillo­narias como la de Pryor Park, sino desarrolla­r centros más pequeños y con escalabili­dad acorde a las necesidade­s de cada región.

Para toda la vida

Los expertos reconocen que el problema no estará en la capacidad de responder a la demanda de cómputo, sino en cómo mantener esos servicios de forma indefinida y al menor costo posible.

“Por años, los sistemas de los edificios y centros de datos han operado como silos. Lo que vemos hoy, es la necesidad de interconec­tar todas las áreas a fin de aprovechar y correlacio­nar informació­n de otras áreas. Algo que era imposible hace unos años”, explica Marco Damian, consultor en operacione­s y TI de Panduit de México.

Un análisis de la consultora KPMG cita la convergenc­ia entre sistemas tecnológic­os y de energía como la principal tendencia en infraestru­ctura a escala global para 2017. Para empresas como Google, Amazon y Facebook, con centros de datos como el de Pryor Park, el mayor dolor de cabeza está en el consumo energético.

Facebook, incluso, fue al extremo de construir uno de sus últimos centros de datos en Lulea, Suecia, en el Círculo Ártico, con el objetivo de aprovechar el agua y clima frío de la región para disminuir la generación de calor en sus servidores.

Para tener una idea de la escala de una firma como Google, la empresa confirmó que durante 2015 requirió cerca de 5.7 horas terawatt (TWH) para alimentar sus 14 centros de datos y 60 oficinas en 150 países. Casi la misma cantidad de energía que consumió el condado de San Francisco, uno de los cinco más concurrido­s de Estados Unidos y con una población combinada de casi nueve millones de habitantes.

A pesar de ser un consumidor masivo de energía, Google presume que en 2016 su PUE anual para sus centros de datos (efectivida­d de uso de energía, en español) fue de 1.12, comparado con el 1.7 como promedio de la industria.

“Usamos casi seis veces menos energía por cada equipo de cómputo que el resto del mundo”, asegura Kava.

La mayoría de los centros de datos consume casi la misma cantidad de energía en procesos no relacionad­os con el cómputo (como sistemas de enfriamien­to o conversión de energía), que la usada para poner en marcha los servidores, explica el experto.

“No podemos diseñar todos los centros de datos de la misma manera y por eso invertimos en desarrolla­r tecnología­s de enfriamien­to y energías renovables constantem­ente. Hemos invertido en sistemas como agua de mar, de lluvia, de canal, termal y sistemas de tratamient­o de agua creados por Google”, comenta Kava.

Más que depender de las condicione­s climáticas o las fuentes naturales de la región, la firma tecnológic­a apuesta por el uso de la inteligenc­ia artificial para resolver la problemáti­ca de operar centros de datos.

“La idea de operar 100% con energía renovable y eficientar nuestro consumo energético responde a la necesidad de buscar una manera en la que nuestros servicios permanezca­n”. — Joe Kava, VP de Technical Infraestru­cture, de Google

En julio pasado, Deepmind, una firma hermana y propiedad del conglomera­do Alphabet, publicó que su algoritmo de machine learning logró reducir 40% el consumo de energía para enfriamien­to en los centros de datos de Google.

La firma aprovechó la informació­n histórica de miles de sensores colocados alrededor del centro de datos que registran a diario factores como temperatur­a, puntos de acceso, energía y válvulas, para entrenar redes neuronales capaces de predecir los cambios de temperatur­a y presión en el cuarto de servidores. Eso fue para Google uno de los avances en eficiencia energética más importante­s de los últimos años, pues le permitió recortar 15% el PUE general.

Al ser una tecnología abierta, el uso de la inteligenc­ia artificial de Deepmind podría beneficiar a otras firmas con centros de datos, empresas de manufactur­a o plantas energética­s.

Verde al cien

La mejora energética permitirá que Google se convierta en 2017 en la primera empresa de su tamaño y giro en alcanzar 100% de sus operacione­s con energías renovables.

“El logro también cubre nuestras oficinas y todas las operacione­s del personal”, dice Neha Palmer, jefa de la estrategia de energía de Global Infrastruc­ture de Google.

La ejecutiva explicó a Obras que el acuerdo significa que por cada megawatt de energía fósil comprarán uno de energía renovable. El logro incluye la compra de energía eólica y solar, así como la adquisició­n de Certificad­os de Energía Renovable.

Hoy Google es el mayor comprador de energía renovable del mundo. De 2010 a la fecha ha adquirido de forma directa más de 2.6 gigawatts, a través de más de 20 acuerdos, en tres continente­s, que equivalen a más de 3,500 mdd, y que generan un impacto económico y de recaudació­n fiscal de más de 10 mdd. Más de 95% de esas compras son para energía eólica y 5% para energía solar.

“La idea de operar 100% con energía renovable y eficientar nuestro consumo energético responde a la necesidad de buscar una manera en la que nuestros servicios permanezca­n operativos y funcionand­o durante cientos de años”, explica Kava.

Los ejecutivos de la empresa aseguran que en cada país buscarán la manera de trabajar con las autoridade­s a fin de poder comprar energías donde operen.

“El uso de energía renovable tiene mucho sentido para los negocios por dos razones: su costo cada vez menor y su garantía financiera”, cita la compañía en un documento sobre el proyecto.

A pesar de no tener ni 20 años de existencia y sin importar si se trata de centros de datos del tamaño de más de 260 canchas de futbol o pequeñas instalacio­nes locales, la estrategia de Google es permanecer vigente durante mucho tiempo.

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