La economía de la disrupción
En el negocio inmobiliario y de la construcción hace tiempo que no existen las certezas: los ciclos ‘predecibles’ y con temporalidades ‘marcadas’. Hoy son leyendas en una industria que se transforma cada día en intervalos más cortos y de mayor cambio, al igual que la economía global. Los dos últimos años marcaron el inicio de la era de las disrupciones: conceptos como economía compartida, neoproteccionismo, automatización, robotic process automation, machine learning y otros tantos transforman la manera de producir y hacer negocios en el mundo y, quizá antes de lo que se espera, estas disrupciones acabarán por transformar la totalidad de la industria.
Parte de las evidencias de estos cambios resaltan en los listados que publicamos en esta edición especial Obras 100. Por primera vez, desde que Obras publica el ranking, la constructora mexicana ICA pierde el primer lugar del listado, ahora encabezado por la española ACS, una de las mayores constructoras y concesionarias de infraestructura del planeta. De hecho, cada vez es más notoria la presencia preponderante de empresas globales dentro del listado nacional, lo que se explica por su poderío económico que permite soportar la cada vez más demandante generación de flujo de efectivo para financiar la construcción de nuevos proyectos, y por la inclusión de tecnología y eficiencias en su operación, en las que las mexicanas aún no invierten.
Otro tema es cómo el papel de la infraestructura a cargo del sector público (de los gobiernos, pues) disminuye como factor de incidencia en la construcción. Si bien por los volúmenes de inversión las constructoras y proveedoras de este rubro son las de mayor tamaño, la inversión tiende a lo privado –a través de esquemas de Asociaciones Público Privadas o concesiones–. Las cifras son contundentes: del valor de mercado de la construcción, que suma más de 2 billones (millones de millones) de pesos, más de 72 % proviene de inversión privada y sólo 28 % de capital público.
El mercado inmobiliario es hoy el motor de la industria, 70 % del PIB del sector está en la edificación, y, dentro de esta rama, 42 % es vivienda y el resto edificios comerciales, corporativos o mixtos, que responden a la creciente demanda generada por los retornos de inversión inmobiliaria que amenazan con tornarse en burbuja.
Para los siguientes meses, las industrias inmobiliaria y de la construcción deberán estar muy atentas de cómo apropiarse de los cambios tecnológicos, de consumo, de perfil de conocimiento de sus líderes y trabajadores y, por supuesto, de las innovaciones de construcción para aplicarlos en sus modelos de negocio. De no hacerlo, quizá otros competidores, globales o locales, los dejen fuera del camino mucho antes de que sospechen. ¿En qué lugar de estos listados quiere estar en los siguientes años? Quizá dependerá de qué tan disruptivo logre ser.