Y, SIN EMBARGO, SE MUEVE
La esperanza de potenciar la obra pública está puesta en los sectores energético y de telecomunicaciones.
SSí, será imposible cumplir al 100% con el Programa Nacional de Infraestructura 2014-2018, que contemplaba proyectos con inversiones superiores a 1.3 billones de pesos. Obras como el tren de alta velocidad México-querétaro y el Transpeninsular fueron cancelados, y algunas carreteras disminuyeron el ritmo de construcción; fueron pospuestas o dejadas en manos de privados bajo la Ley de Asociaciones Público Privadas (APP). Con todo, hay otras que siguen su camino, como el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el tren México-toluca y otros carreteros.
Adolfo Zagal, experto en infraestructura, opina que para mantener al sector en crecimiento se requiere una mejor comunicación entre gobierno e iniciativa privada, de modo que se puedan echar a andar más proyectos con recursos privados vía esquema APP.
Es justo bajo ese instrumento como se retomó la construcción de carreteras, se desarrollan hospitales y se licitaron programas de mantenimiento carretero.
Aun así, en los últimos tres años el panorama de la construcción pública se deterioró. La inversión física en cada Presupuesto de Egresos de la Federación muestra una tendencia a la baja. En 2015 fue de 842,261 millones de pesos (mdp), para 2016 bajó a 717,575 mdp, y en 2017 se situó en 570,609 mdp, de acuerdo con el Centro de Estudios Económicos del Sector de la Construcción (Ceesco).
Para la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, el panorama no pinta bien para lo que resta de la administración actual. Para 2017 estiman un crecimiento de entre -1 y +0.5% en la industria, y la creación de 2,000 empleos, casi la mitad de los generados el año pasado.
Si en infraestructura del transporte hay poco por delante, Adolfo Zagal ve potencial en los sectores energético y de telecomunicaciones, pues ambas reformas comienzan a materializarse y a contrarrestar los efectos de la baja en los precios del petróleo de hace un par de años, así como de los recortes presupuestales que provocaron una disminución de 32% en la inversión física entre 2015 y 2017, de acuerdo con datos de Hacienda.
La inversión física contemplada en los últimos tres presupuestos de egresos de la federación se ha reducido. En 2017 fue menor en 32%, respecto a 2015.