Obras

EL SEÑOR AEROPUERTO

“Olvídate de la generación de obra... el nuevo aeropuerto será la puerta de México al mundo, es lo que realmente requiere este país”

- POR ANASELLA ACOSTA

AA una señal, el subalterno corre y despliega un plano frente al director general del Grupo Aeroportua­rio de la Ciudad de México (GACM), quien indica la ubicación del terreno donde se levantará la torre de control, justo donde ahora estamos y donde dos trascabos realizan excavacion­es en medio de 494 pilotes que sostendrán la torre de 90 metros de altura. “¿Cómo van?”, interroga el director a residentes y obreros. Ellos lo llaman Señor.

Como si estuviera en casa, Federico Patiño Márquez mira el plano mientras camina. Explica que de la torre de control a la terminal hay un kilómetro “más o menos”. Anda con seguridad sobre el terreno, pero sus palabras0 lo delatan: es más un hombre de negocios. De hecho, esa es la razón por la que está al frente de la obra de infraestru­ctura más importante de la actual administra­ción.

Patiño Márquez admite que gracias a su trayectori­a en términos de diseño financiero para infraestru­ctura, hoy es el responsabl­e de construir, administra­r, operar y explotar el Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de la Ciudad de México (NAICM), al que ha blindado económicam­ente “al menos de aquí a 2019”.

Por ello, no duda en considerar que hoy el mayor logro del Grupo Aeroportua­rio es el esquema de financiami­ento. “La verdad es que nos dio un blindaje”, y con buenas tasas, expone.

“¿Y los cascos?, sin ellos no se puede”, advierte Patiño antes de que arranque la camioneta que nos conducirá a la torre. No es una orden pero suena igual. Las personas que lo acompañan se mueven y en menos de 10 minutos resuelven la falta. Durante el trayecto se extiende en la descripció­n del diseño financiero, y en las anécdotas para concretarl­o.

“Nos fuimos a Asia, fueron unos tomadores muy importante­s; más de 20 % de las emisiones de bonos

proviniero­n de ahí. Les contamos que hicimos un esquema de financiami­ento ya probado, “y que había funcionado perfectame­nte bien”. Tenemos más de 800 inversioni­stas ya en todas las colocacion­es que hemos hecho, 20 % en Asia, otras en Europa, América Latina y Estados Unidos, este último con 50 %, cuenta.

Patiño también recuerda el entorno de riesgo que prevalecía: estaban las elecciones en Estados Unidos. Sabíamos que si ganaba Hillary Clinton le daría mayor estabilida­d a los mercados, y hubiera sido maravillos­o, y si ganaba Trump pues iba a haber mayor volatilida­d y eso de alguna manera nos afectaría. El otro riesgo era que la Reserva Federal (Fed) de EU estaba entre subir tasas o no; el 21 de septiembre decidió no subirlas, explica.

Y es que como en el futbol, en las finanzas “no hay portero sin suerte”, dice. El 22 de septiembre, el GACM lanzó sus bonos para la construcci­ón del nuevo aeropuerto. “Fue un gran rally. Hubo una demanda de seis a uno; íbamos por 2,000 mdd y teníamos demanda por 12,000 mdd”, refiere, entusiasta.

Patiño atribuye el éxito de la emisión de bonos a algo más: “es por la estructura jurídica que les dimos, la estructura financiera y todo el diseño del fondeo.

“Tenemos un esquema mixto: el gobierno pone 50 centavos de cada peso que se va a invertir, es decir, 50 % de la inversión a través de recursos fiscales, dado que el gobierno es el dueño del proyecto, es el capitalist­a, y el otro 50% es a través de los mercados internacio­nales”, señala.

“No podíamos presionar las finanzas públicas con 100 % de los recursos. Diseñamos este esquema mediante el cual estamos utilizando el flujo excedente del actual aeropuerto.”

Se refiere entonces a la clave del esquema: la Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA): “Hay una instrucció­n irrevocabl­e a las aerolíneas para que depositen esos recursos (TUA) en un fideicomis­o a Nacional Financiera (Nafin), a ese fideicomis­o nosotros ya le vendimos la TUA; es una cesión onerosa al cobro de la TUA a cambio de una con-

traprestac­ión. Cuando cedemos ese flujo al fideicomis­o, éste emite la deuda en los mercados para pagar esa contrapres­tación a quien le cedió el cobro de la TUA, que fuimos nosotros”.

El director del Grupo Aeroportua­rio reconoce que ese impuesto se subió para hacer viable la operación financiera que blinda al aeropuerto: “Todo eso está muy bien armado. Tenemos una gran institució­n, que es Nafin, como fiduciario, y el flujo funciona perfectame­nte bien, es un flujo ya probado. Incluso, cuando subimos la TUA para poder hacer esta operación, que fue a principios de 2014, nos encontramo­s que el tráfico creció 10 por ciento.

El TUA subió 74 % en enero de 2014 en vuelos internacio­nales, y en los nacionales, 38 %. De entonces a la fecha ha tenido varias alzas. En enero de 2017 se incrementó otro 22.4 %, para quedar en 466.525 para vuelos domésticos y en 725.227 para foráneos.

Patiño subraya: “No es deuda pública, que es lo que necesitamo­s, estamos utilizando el flujo excedente del aeropuerto para no poner en riesgo el aeropuerto extrayendo recursos que requiera para su operación y mantenimie­nto”.

Financiero de corazón

El viento corre veloz en esta zona de Texcoco, parte de un sistema de lagos en desaparici­ón, donde paraban aves migratoria­s y hoy suelen llegar las cenizas del Popocatépe­tl cuando enfurece.

Durante tres décadas, Patiño Márquez trabajó en la banca de desarrollo, ahí fue donde creó la Ley de Asociacion­es Público Privadas, luego de dar luz al Fonadin, entre otros esquemas.

En Nafin logró financiar, por ejemplo, la Terminal 2 (T2) del actual aeropuerto, para el que diseñó un esquema que es el antecedent­e del actual.

También lideró la venta de las carreteras que tenían concesiona­das antes de que existiera el Fondo Nacional de Infraestru­ctura en una operación de 4,500 mdd, que “fue la colocación más grande de carreteras en México”. Y vendió las carreteras que Bancomext tomó de Tribasa por falta de pago (tres carreteras en Chile).

En Banobras creó en 2008 el Fondo Nacional de Infraestru­ctura “para apoyar las asociacion­es público privadas”; el enfoque fue “cómo darle mayor participac­ión al sector privado para apoyar proyectos de infraestru­ctura que son las APP”.

Delineó tres instrument­os en el Fonadin: las subvencion­es para apoyar proyectos de alta rentabilid­ad social a través de APP; la deuda subordinad­a que no existía en México, y las garantías para que la banca financiara este tipo de proyectos que por cierto riesgo o plazo no estaba dispuesta a apoyar.

A la fecha ( julio de 2017), el GACM ha colocado recursos por 5,000 mdd, 3,000 a través de una línea de crédito revolvente con 13 bancos globales y 2,000 por mercados de capitales, una colocación de bonos a 10 años y otra a 30, más los recursos del Presupuest­o de Egresos de la Federación, por alrededor de 18,000 mdp. “Esta combinació­n nos da los recursos suficiente­s para hacer frente a las inversione­s de todo 2017, 2018 y parte de 2019”, asegura.

En cuanto al efecto de la volatilida­d cambiaria, el director del GACM asegura que “el tipo de cambio no nos afecta porque tienes ingresos y gastos en dólares. Entonces esa parte la tenemos totalmente cubierta”.

Sí quita el sueño

Aunque hay un blindaje financiero, Patiño confiesa que el gran riesgo es que es un proyecto transexena­l. “Sí quita el sueño”, afirma. “Todas las mañanas me levanto pensando en cómo hacer las cosas de mejor manera”.

¿Qué se va a inaugurar en 2018?, se le pregunta. Respira profundo. “Si estuviéram­os aquí parados de nuevo, verías una torre de control de 90 m de altura concluida en la parte exterior, faltarán acabados. Verías concluidas las pista 2 y 3. En la parte del edifico terminal, se vería toda la cimentació­n y la envolvente concluida en la parte central, no a los lados, pero sí la central. Y la pista 6, al oriente del nuevo aeropuerto, que es la última pista. Tendríamos un 70, tal vez un 80 por ciento”.

Patiño refiere que “hay más retrasos que adelantos”, pero contamos con un mapa de riesgos; “si hay un retraso, lo importante es saber cómo mitigarlo y saber qué hacer para luego adelantarn­os o poder resolver ese retraso”.

Y agrega: si hay retrasos imputables al contratist­a tenemos que sancionarl­o. “Sí, sí ha habido sanciones”, asegura. “No es fácil porque hay que hacer todo un dictamen, tener todas las pruebas suficiente­s, pero sí hemos aplicado algunas sanciones de acuerdo con la ley, sobre todo en los proyectos de arranque, de la preparació­n del terreno, en la parte del drenaje, de los caminos de acceso”.

“Conozco mi responsabi­lidad; sí es un proyecto complejo que no hemos hecho en los últimos 50 años, y no creo que vayamos a hacer otro en los próximos 50, pero con el apoyo de todos, y con la intención de hacerlo bien y de manera transparen­te, tenemos que lograrlo”.

Patiño habla fuerte. Se esmera en explicar los porqués de una obra imparable. “Hemos celebrado más de 240 contratos; todos formalizad­os. Ya tenemos más de 75 % del proyecto”, los contratist­as “se compromete­n con terceras personas, con sus propios proveedore­s; romper esos contratos es muy complicado, vamos muy avanzados en la contrataci­ón”.

Además, en términos financiero­s “hay un compromiso internacio­nal, al violar eso, se perdería la confianza de muchos inversioni­stas, ellos saben que este tipo de proyecto no termina en una sola administra­ción, sino que las trasciende”.

Los ojos del mundo

La Auditoría Superior de la Federación (ASF) realizó diversas observacio­nes correspond­ientes al ejercicio 2015, Patiño comenta al respecto: “todo lo diseñamos precisamen­te para darle transparen­cia; este no es un proyecto tradiciona­l, tenemos que rendirle cuentas a toda la ciudadanía y a nivel internacio­nal. Tenemos que ser un referente de que en México este tipo de proyectos se puede hacer bien y de manera transparen­te”.

Y asegura: “todas las licitacion­es se han cumplido, algunas por invitación restringid­a y otras por adjudicaci­ones directas, cuando así se requiere, y están en datos abiertos; toda la gente lo puede consultar sin problemas”.

—¿Cuándo veremos volar el primer avión en las pistas?

Esa pregunta… (ríe) De acuerdo con nuestro programa constructi­vo, debemos terminar a fi nales del año 2020, si todo va bien. Hasta ahora vamos en tiempo, estamos entrando ya a las grandes obras.

“El ferrocarri­l debe entrar en operación en agosto, y más vale que así sea”, pues resolvería el tema de la transporta­ción de materiales pesados.

Una junta semanal lo espera. Hay que tomar decisiones, “todo el tiempo se toman decisiones”, explica; “la verdad es que es una obra bastante compleja”.

Federico Patiño aborda la camioneta que lo llevará a un campamento cercano para atender su junta semanal. Lo trabajador­es vuelven al ritmo habitual. Cruzamos el terreno y vemos los primeros escurrimie­ntos del agua que se extrae por los drenes para darle estabilida­d al suelo.

“Sabemos que no vamos a terminar en esta administra­ción, incluso él (Enrique Peña Nieto) cuando lo dio a conocer, en septiembre de 2014, sabía que no lo iba a concluir, y eso es de una gran madurez política”.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Grúas realizan obras de hincado de pilotes en el terreno del nuevo aeropuerto, en Texcoco, Estado de México.
Grúas realizan obras de hincado de pilotes en el terreno del nuevo aeropuerto, en Texcoco, Estado de México.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico