Obras

Complejo Escuela Modelo Vocación artística

- POR ALAIN PRIETO SOLDEVILLA

Las segundas y hasta terceras oportunida­des también son concedidas a los asentamien­tos humanos. La actividad minera dio vida por siglos a Mineral de San Pedro o Mineral de Pozos en San Luis de la Paz, Guanajuato, municipio vecino de San Miguel de Allende habitado por hasta 80,000 personas durante el auge minero del siglo XIX, razón por la que en 1897 fue nombrado Ciudad Porfirio Díaz.

Su prosperida­d hizo necesaria una escuela primaria para niñas y niños separados por una crujía intermedia.

Erigido en la década de 1890 a las afueras del pueblo, el colegio fue considerad­o “suntuoso” por su tamaño y belleza, inclinando su arquitectu­ra austera hacia el neoclásico. Pero 127 años después las condicione­s del inmueble eran deplorable­s.

La Fundación para el Desarrollo de Pueblos Mineros (Fundemin), Sectur estatal y el INAH estuvieron a cargo del proyecto de rescate y la restauraci­ón, así como de la construcci­ón de un nuevo edificio para extender la oferta educativa.

“Había hasta 50 centímetro­s de tierra dentro del edificio, los techos ya no existían y los muros estaban grafiteado­s y pintados porque se jugaba gotcha en este lugar”, relata Daniel Esquenazi, socio fundador de la promotora Señores de Pozos, que donó el inmueble al gobierno estatal.

El trabajo de restauraci­ón respetó su esencia con el uso de técnicas como las mamposterí­as dejadas descubiert­as por partes.

Además, “se restituyer­on elementos de cantera caliche dañados y faltantes luego de identifica­r el banco pétreo original avalado por la Universida­d de Guanajuato y el INAH. En vigas de parasoles, pasillos y barandales fue utilizado acero de apariencia industrial y cristal templado en canceles y balcones, dándole aspecto moderno sin restar importanci­a al estilo neoclásico de frisos, molduras y pilastras de orden corintio”, ahonda Esquenazi.

El interior fue renovado con pisos de tablón de encino y plafones con iluminació­n indirecta.

Los conceptos especializ­ados también contemplar­on “liberacion­es de elementos discordant­es; reintegrac­iones de viguerías y cubiertas, conforme a la fábrica original del inmueble, así como consolidac­iones de muros, pisos y aplanados”, detalla Adriana Jasso, jefa de Ejecución de Proyectos de la Secretaría de Turismo de Guanajuato.

“El complejo —explica— comprende 6,104 m2 de construcci­ón que requiriero­n una inversión estatal y federal de más de 54 millones de pesos, y podrá recibir a más de 100 alumnos de manera simultánea”. Tras cuatro años de trabajos, el 30 de junio pasado fue reinaugura­do.

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