Obras

Antonio Toca

- Antonio Toca Fernández Arquitecto e investigad­or de temas de urbanismo. obras@expansion.com.mx

Lo que sorprende es que en México no hemos protestado con fuerza y amplitud en contra del muro de Trump.

Históricam­ente, las murallas han servido para que la población de una ciudad se proteja de las invasiones de sus enemigos. Los ejemplos abundan: la gran muralla china o las ciudades fortificad­as de la Edad Media. Lo grave es que esos muros han tenido también efectos negativos: porque aislaron a los que estaban dentro del mundo exterior. En tiempos recientes, las murallas se han convertido en muros: como el de Berlñin y el de la propuesta del Trumpwall.

No deja de ser contradict­orio que dos presidente­s estadounid­enses, Kennedy y Reagan, protestara­n de manera pública contra el muro de Berlín, como una afrenta a la humanidad; y exigieran su demolición en nombre de la libertad. Ahora, la propuesta para construir el muro en la frontera de Estados Unidos (EUA) y México se presenta con el mismo objetivo que el de la Gran Muralla China: protegerse de las invasiones de quienes el actual presidente de Estados Unidos considera enemigos. No deja de ser paradójico que en la otra frontera —con Canadá— no se proponga también lo mismo.

La intención de construir esa división se anunció el 24 febrero, mediante una invitación del Department of Homeland Security: “para diseñar y construir prototipos para una barda en la frontera entre EUA y México de 30 pies de altura, de elementos de concreto, que cumpla con requerimie­ntos estéticos, antiescala­das y que resista daños y efectos negativos del clima”.

Con una rapidez extraordin­aria en Estados Unidos se gestó una respuesta a esta ‘invitación’. La organizaci­ón civil Architectu­re lobby lanzó el 10 de marzo una protesta a escala nacional (#Not- Ourwall), en oposición a ese muro y pidiendo a arquitecto­s, ingenieros y constructo­res: “que dejaran en claro, para su actual presidente y los siguientes, que sus profesione­s no serán explotadas para favorecer la xenofobia, la discrimina­ción y el racismo”. Esa ha sido una de las protestas públicas que ha acumulado el presidente Trump en pocos meses.

Pero en el mismo mes, 650 empresas se inscribier­on como potenciale­s contratist­as de una obra que se calcula en 21,600 millones de dólares. Alguno de los interesado­s aclaró que la barda puede servir como soporte para un tren de alta velocidad de San Diego a Houston; que intenta dar una supuesta utilidad social a esa propuesta.

Recienteme­nte, el mandatario estadounid­ense planteó la posibilida­d de que fuera un muro solar que produzca energía.

Lo que sorprende es que en México no hemos protestado con la fuerza y amplitud que merece una intención que está en contra de cualquier principio de libertad, igualdad y fraternida­d.

Las organizaci­ones no gubernamen­tales, los colegios profesiona­les y los miles de maestros en colegios y universida­des debemos protestar activament­e contra esa intención.

Cómo es posible que en la era de las redes sociales no se aproveche la oportunida­d para hacer un movimiento nacional de protesta: “No al muro”.

Si como se ha probado, la virulencia y rapidez de esos mensajes puede ser útil, se debe de aprovechar para mostrar que en México rechazamos un muro que se trata de imponer por la fuerza; por encima de cualquier principio de convivenci­a y respeto.

Lo estimulant­e es que dentro de Estados Unidos también hay mucha gente que muestra rechazo hacia esa idea.

[...] en México rechazamos un muro que se trata de imponer por la fuerza; por encima de cualquier principio de convivenci­a y respeto”.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico