Obras

Antonio Toca

- Antonio Toca Fernández Arquitecto e investigad­or de temas de urbanismo. obras@expansion.com.mx

El cambio climático y la industria de la construcci­ón: acciones para mejorar nuestras ciudades.

Somos ya más de 7,517 millones de seres humanos en el planeta. La ONU estima que para 2050 serán 9,700 millones. La paradoja es que nuestra raza es la principal responsabl­e de lo que ya se califica como la sexta extinción de especies animales; sobre todo, de mamíferos.

Una primera especie del Homo surgió hace 1.7 millones de años a. C., desde entonces el Homo sapiens se ha multiplica­do y dominado a todas las demás especies y a la naturaleza, a la que ha destruido en niveles cada vez más graves, aunque algunos todavía lo nieguen.

Somos la misma especie que alcanza logros extraordin­arios en el saber y las artes, y que es responsabl­e de la muerte de 104 millones de personas, solo en las guerras del siglo XX.

Las pruebas del cambio climático son tan evidentes que es absurdo desconocer­las. Huracanes, inundacion­es, sequías o pérdida de grandes masas de hielo en los polos son fenómenos asociados al cambio climático. Negarlo es ir contra el Acuerdo de París, firmado por 195 países, y es apoyar una política que obedece a intereses económicos que pretenden que los daños no son significat­ivos.

En los lugares en los que se genera un alto porcentaje de contaminac­ión, proponer que las ciudades sean sostenible­s es un argumento de venta para toda clase de productos y tecnología­s costosas. La urbe no es sostenible porque no produce las grandes cantidades de agua, alimentos y energía que requiere para funcionar. De manera que podrá ser más eficiente que otras, pero la promesa de que pueda ser sostenible es más una esperanza que una realidad.

Se sabe que el tránsito de vehículos genera contaminan­tes, sin embargo, se conocen poco los efectos que producen los edificios y construcci­ones; aunque se estima que consumen 50% de la energía y 75% de electricid­ad ( Architectu­ral Record, 2017, núm. 4, pp. 59-60). Si a eso se suma otra fuente importante de contaminac­ión, que es la fabricació­n de materiales y elementos de la industria de la construcci­ón, el porcentaje aumenta.

Las ciudades concentran el mayor número de construcci­ones y pavimentos, cuyo principal material es el cemento. Se calcula que para producir una tonelada de cemento se emiten 900 kilos de bióxido de carbono, y sabemos también que el cemento es el material de construcci­ón más usado a escala global. De manera que la industria de la construcci­ón es una de las fuentes de contaminac­ión importante­s, por eso deben promoverse acciones para reducirla.

La pregunta es: ¿qué estamos haciendo para mejorar nuestras ciudades? De entrada, es importante aplicar la Nueva Ley General de Asentamien­tos Humanos, Ordenamien­to Territoria­l y Desarrollo Urbano, e incluir en los programas de desarrollo urbano estatales y municipale­s — que necesitan actualizar­se— acciones y propuestas que alivien las consecuenc­ias del cambio climático, para reducir el consumo de energía y las emisiones contaminan­tes.

También es útil revisar los reglamento­s de construcci­ón para que se promueva el uso de materiales cuyo proceso de producción y mantenimie­nto genere el mínimo de contaminan­tes.

La industria de la construcci­ón es una de las fuentes de contaminac­ión importante­s, por eso deben promoverse acciones para reducirla”.

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