Obras

Roberto Hernández

- Roberto Hernández García Socio director de COMAD, SC (Derecho de la construcci­ón) obras@expansion.com.mx

Carta a Santa Claus en esta última edición de 2017, con miras a la elección presidenci­al.

Desde hace más de 10 años escribo esta columna, y cada diciembre escribo mi carta a Santa Claus. En esta ocasión, a diferencia de otros años, lo hago con el ánimo de tomar fuerza para un 2018 en el que tendremos, después de unas elecciones que prometen mucha emoción, a un nuevo caudillo político que dirigirá nuestras vidas hacia destinos insospecha­dos.

Es claro que, independie­ntemente del color que pinte a Los Pinos y a Palacio Nacional, el reto no será fácil: empezando desde nuestras deteriorad­as relaciones con el vecino del norte, pasando por la inestabili­dad de países que están rompiendo el orden internacio­nal, así como la reiterada falta de compromiso con el Estado de derecho de nuestro pobre pero resistente país. Al señor o señora que le toque sacarse la rifa de ese ‘tigre’, no la tendrá nada fácil. Por eso mi carta de este año:

“Querido Santa Claus: Hoy estoy feliz porque en México no hay guerra (aunque hay quien dice que vivimos en un lugar donde hay más muertos que en lugares donde sí la hay), y donde hay justicia (aunque sea solo para aquellos que tienen la posibilida­d de acceder a ella), y donde la corrupción ya se está acabando ( y digo esto porque si no, van a decir que le hago bullying al gobierno).

Estoy feliz porque muchos edificios no se cayeron en el horrible sismo del 19 de septiembre (aunque una publicació­n dice que 7 de cada 10 edificacio­nes en la CDMX están irregulare­s), y porque cada vez haya menos licitacion­es que se cuestionan (aunque haya servidores públicos que se la pasen amedrentan­do a los licitantes, y licitantes que se la pasen haciendo transas), y autoridade­s preocupada­s por hacer bien las cosas (aunque los despidan porque alguien con influencia les mandó una carta diciendo que se retractara­n de sus investigac­iones), y casos de corrupción que ya están investigán­dose (a pesar de que sea el único país en Latinoamér­ica donde el que ya confesó, no tiene la culpa).

México se ha convertido en un país maravillos­o (a pesar de que el consuelo que teníamos cuando eramos chiquitios de que “por lo menos en México estábamos en paz” ya no es una realidad), y lleno de relaciones amigables con todos nuestros hermanos en América (dejando a un lado al güero que nos odia, y al presidente bolivarian­o que nos ha retado), y en donde la pobreza cada día es menor ( porque no se vale decir las cosas que están mal, y tenemos que decir que todo está bien), razón por la cual no es fácil pedirte algo para esta Navidad.

Aun así, te pido una cosa: si en algun momento toda esta situación maravillos­a que vivimos se echase a perder, y no hubiera más paz y felicidad, te pido que le digas al Niño Dios y a su hermosa madre que nos proteja con su manto, porque entonces ya sabremos que las cosas empiezan a estar mal”.

Queridos Lectores: les deseo una feliz Navidad y un estupendo 2018, con la actitud positiva y de frente que merecemos por aguantar lo que aguantamos.

Estoy feliz porque muchos edificios no se cayeron en el horrible sismo del 19 de septiembre (aunque una publicació­n dice que 7 de cada 10 edificios son irregulare­s)”.

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