Estrategia ‘fuera de la caja’
Urbi busca quitarse el estigma del concurso mercantil con una estrategia de crecimiento innovadora en el sector.
Luego de salir del concurso mercantil en 2016, la viviendera de la familia Pérez Román, Urbi, se capitalizó y emprendió un camino hacia la recuperación.
La familia perdió la propiedad y los nuevos dueños, los bonistas, nombraron a Román Álvarez como director general, quien desde entonces ha buscado desmarcar a la viviendera de la crisis que atraviesan otras en el sector.
Para ello, delineó un plan de crecimiento que corre en dos vertientes: la venta de vivienda y la venta de terrenos e inmuebles. En la línea de venta de vivienda, Álvarez se ha dedicado a concluir proyectos que están en la ‘última milla’ de construcción.
Los desarrollos adquiridos son algunos de los que dieron a los acreedores durante la reestructura y otros de terceros.
“Son proyectos chicos, altamente revolventes y rentables. Lo hago donde me conviene y tengo el equipo de venta, la infraestructura; en zonas de influencia natural para la empresa”, detalla Román.
El primer desarrollo que adquirió Urbi fue en agosto de 2016. Desde entonces ha mantenido esta estrategia para sumar inversiones por 222 millones de pesos (mdp) en la adquisición de proyectos.
Al cierre de 2017, el directivo estima que la compañía generará ingresos por 1,000 mdp, que aumentarán a 1,600 en 2018, con un margen operativo de 30 por ciento.
“En mi plan de negocios tengo contemplado que los bancos me presten 800 millones de pesos, y tengo que mover eso muy rápido, deben ser proyectos cortos y muy rentables”, menciona.
El próximo año la firma mantendrá su estrategia de adquirir proyectos casi terminados para comercializar rápido y recuperar inversiones sin descuidar la rentabilidad. No obstante, hacia 2022 tiene la idea de comenzar a construir proyectos desde cero, enfocados ya no en vivienda de interés social sino en vivienda media.