Un suelo hecho de ‘basura’
El piso permeable absorbe el agua de lluvia y soporta el peso de vehículos de hasta 60 toneladas.
El suelo respira en el parque industrial de Ocoyoacac, Estado de México. En lugar de asfalto o concreto, el terreno está cubierto por una rejilla de plástico reciclado de autopartes y toneladas de grava. A través de esta superficie, el agua de lluvia puede filtrarse entre las pequeñas piedras y llegar limpia al subsuelo para alimentarlo e iniciar de nuevo su ciclo natural.
Esta idea es de Gerardo y Eugenio Domínguez, hermanos y socios de la empresa Gravalock. La compañía familiar, ubicada en Iztapalapa, fue fundada por Julio Domínguez en 1960 y se dedicaba a la producción de piezas de plástico. En 2004, tras morir su padre, el negocio pasó a manos de los emprendedores, quienes en 2014 comenzaron a fabricar rejillas de polipropileno y polialuminio, materia prima que proviene de los envases de Tetra Pak.
“Hace cuatro años nos involucramos en un proyecto de pisos permeables en Estados Unidos y entendimos cómo funcionaban, así que diseñamos nuestra propia rejilla para resolver problemas en México y la patentamos”, explica Gerardo Domínguez, director comercial de la firma.
Las rejillas pueden utilizarse para cubrir el patio de una casa, el estacionamiento de tiendas de conveniencia, campos de golf, ciclopistas o hipódromos. Las piezas se ensamblan como un rompecabezas y soportan el peso de vehículos de hasta 60 toneladas que circulen a bajas velocidades.
Ecología y sustentabilidad
Las rejillas que se utilizan en plantas industriales, centros comerciales y desarrollos habitacionales están hechas de polipropileno, material extraído de los desechos de las armadoras. Un espejo, un tablero o una autoparte con defectos se trituran y esa “basura” es la que Gravalock funde para convertirla en su producto principal, que soporta hasta 60 toneladas por metro cuadrado. Ya la instalaron en un estacionamiento en Apaxco, Estado de México, y en una universidad en la Ciudad de México.
En el caso de la recolección del polialuminio, que se extrae de los envases de Tetra Pak, el proceso es más artesanal: intervienen los pepenadores, quienes recolectan y separan la basura. Y, en una segunda fase, participan las empresas que llevan a cabo el proceso de separación del cartón y las láminas de plástico y aluminio.
Estas láminas, que reúsan 20% de un envase, son las que Gravalock aprovecha para hacer sus rejillas, que soportan 20 toneladas por metro cuadrado y su uso se recomienda para andadores peatonales.
“Al producir una tonelada de concreto se genera una tonelada de CO2, pero esta proporción solo sirve para hacer 17 m² de piso. Mientras que para fabricar un metro cuadrado de rejilla de Tetra Pak se requieren 781 envases de un litro. Por lo que al producir 17 m² de rejilla, estamos dejando de emitir una tonelada de CO2”, explica el director comercial.
Osvaldo González, arquitecto a cargo del parque industrial de Ocoyoacac, afirma que usar el producto de Gravalock en 3,000 m² resultó 60% más barato comparado con el adoquín, el asfalto o el concreto.
“Esta es la primera vez que utilizo Gravalock, es fácil de instalar, es hecho de plástico reciclado y permite que el agua regrese al subsuelo; me siento satisfecho”, agrega González, especialista en colocar pisos en naves industriales.
Las rejillas no captan el agua, así que no importa que llueva poco o en grandes cantidades, dado que el líquido se filtra de manera constante y uniforme. “El problema de utilizar adoquín, pavimento o concreto trae otro tipo de problemas en un futuro, como hundimientos o socavones”, agrega Gerardo Domínguez.
Además, las rejillas tienen una propiedad adicional: no guardan calor. Los pisos tradicionales de asfalto o concreto son reflectores de los rayos solares, pero al emplear grava de colores claros, se mitiga la reflexión. A pesar de las ventajas, el sistema también tiene desafíos, pues su duración es de 20 años y aún no es posible hacer uso de él en vialidades primarias, como calles y avenidas.
Potencial en aumento
Para complementar su oferta, la empresa ha agregado accesorios como rampas, tapones marcadores para determinar lugares de estacionamiento, líneas de carriles en ciclopistas o vialidades secundarias.
Desde 2015, Gravalock exporta a Colombia, Costa Rica, Guatemala y actualmente está en negociaciones para encontrar un distribuidor en República Dominicana. Del total de su producción, 10% se comercializa en el extranjero y el resto se vende en México. Su siguiente paso es crecer la producción en 30% para 2018.
En 2016 esta compañía vendió 9 millones de pesos, y planea llegar a 11 millones al concluir 2017.
Las láminas cuentan con la certificación ISO 9001:2008. Las construcciones suman puntos para obtener la certificación LEED si las emplean.