ILUMINAR PARA CREAR COMUNIDAD
Marzo 2018 ADEMÁS DE UNA PROPUESTA ESTÉTICA, EL DISEÑO DE ILUMINACIÓN DE ESTE DESPACHO CONVIERTE A LAS LUMINARIAS EN NODOS DE INTERCONEXIÓN, VIGILANCIA Y CARGA DE TRANSPORTE ELÉCTRICO.
HHace 25 años, a Elías Cisneros lo miraban sorprendidos cuando explicaba la labor de 333 Luxes, el despacho de arquitectura de iluminación que dirige. No entendían si era decorador, diseñador de interiores o arquitecto. Entonces no había un grado tan alto de especialización en el trabajo con la luz y los inicios fueron difíciles. Ahora, un cuarto de siglo después, ha colaborado con arquitectos mexicanos como Augusto Quijano o Mario Schjetnan, y extranjeros, como el francés Dominique Perrault.
“Cada vez más descubrimos la importancia de la iluminación. Desde temas muy básicos, como poder ir de un punto a otro con seguridad, hasta transitar y recibir un mensaje al mismo tiempo, inspirarnos o hasta sentirnos más plenos y saludables”, expresa el arquitecto Elías Cisneros.
Las culturas maya y azteca ya conocían la importancia de la luz, dice Cisneros. Por ello, era un factor que incorporaban en la construcción de sus espa- cios. En ese conocimiento ancestral de la luz se inspira este despacho yucateco fundado en 1993.
Sus investigaciones lo han llevado a diseñar proyectos que no solo buscan la belleza, sino aportar calidad de vida. La firma, integrada también por Oswaldo Cuevas, Mariana Martín y Carlos Flores, ha desarrollado columnas multicabezales con iluminación que incorporan, además de ledes, tecnología wifi, circuito cerrado de televisión (CCTV), audio integrado o conectividad para motos y autos eléctricos. Esto elimina la necesidad de contar con una instalación para cada servicio, y al mismo tiempo libera espacio, interconecta a la comunidad y vigila el entorno.
“Los jóvenes los cuidan por el wifi, y el audio no solo es para emitir música ambiental, sirve también para enviar mensajes públicos, como cuando se lleva a cabo una semana de vacunación”, describe el especialista, reconocido en varias ocasiones por la Sociedad de Ingenieros
“EL WIFI, EL AUDIO, LA CÁMARA... TODO ESTÁ INTEGRADO EN UNA SOLA PIEZA DE ILUMINACIÓN”. ARQ. ELÍAS CISNEROS, LÍDER DE 333 LUXES
de Iluminación de Norteamérica (IES, por sus siglas en inglés).
Uno de los ejemplos claros de la conexión social que buscan sus proyectos es el puente del Bicentenario Bucaramanga, Colombia. Con sus 550 metros de longitud es la estructura atirantada más larga de Sudamérica. Cisneros y su equipo convirtieron esta obra, inaugurada en 2015, en una gran pantalla para la ciudad, al incluir en todos los cables que lo sostienen nodos de pixeles para formar mensajes y emitir videos en baja resolución. “Propuse que la ciudad podría tener una pantalla que fuera como la sala de su casa”, explica el arquitecto.
El puente es una atracción para la ciudad, donde incluso pueden verse los resultados de la selección de futbol.
El despacho también cuenta entre sus proyectos Madrid Río, una zona peatonal y de recreo a la orilla del río Manzanares, en Madrid, donde colaboró con Dominique Perrault.
Uno de los proyectos del que Cisneros se siente más orgulloso es la red de malecones inteligentes que realiza en Cozumel, Chetumal e Isla Mujeres, que tiene como objetivo elevar la calidad de vida de la población en el espacio público.
“En Cozumel, donde llegan 6,500 turistas a diario, tenemos un sistema bluetooth para que se puedan conectar, sin necesidad de bajar una app”, explica. Así, “les llega la información sobre todas las actividades que hay en la ciudad”.
Actualmente, la firma trabaja en el Papalote Museo del Niño Iztapalapa, un proyecto que crea ciudad al vincularse con la comunidad.
Su trabajo también se verá en el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), pues colabora con el equipo de Mario Schjetnan, director del despacho GDU, para realizar la iluminación del paisajismo de la terminal aérea.
Pese a las decenas de proyectos en los que el despacho ha participado durante 25 años, quedan sueños por cumplir. A Cisneros le encantaría realizar la iluminación de Bellas Artes y, en Mérida —ciudad donde vive—, la del Paseo de Montejo. “No está bien iluminado, y con el videomapping el Monumento a la Patria tiene posibilidades enormes de dar vida a las figuras que esculpió Rómulo Rezo”, visualiza entusiasta.
En sus proyectos, esta oficina hace una investigación histórica previa. Su consigna es recuperar espacio. Propone la integración de iluminación inteligente, que además de ser funcional aporta estética, es sustentable, integra dispositivos de interconexión, monitoreo, vigilancia y recarga. Aquí el puente Bicentenario Bucaramanga, en Colombia.
En San Pedro Garza García, Nuevo León, sobre una serie de pilotes que permiten que el edificio ‘flote’ sobre una cama de agua que, además de brindar refrigeración natural, ofrece tranquilidad a los usuarios, se alza el primer desarrollo comercial que aspira a la certificación Net Zero en América Latina.
El inmueble, en fase de construcción, tendrá un costo de poco más de 100 millones de pesos. Junto con la certificación Net Zero Energy Building (NZEB) aspira a los reconocimientos WELL (que certifica que el espacio cuida el bienestar y la salud de sus usuarios) y LEED.
Joan María Freixes, arquitecto responsable de la oficina de Pich Architects en México, explica que el edificio, además de captar y usar agua pluvial y residual, generará y cubrirá todas sus necesidades de energía a través de 1,300 m² de paneles fotovoltaicos en su cubierta.
Sus dispositivos de monitoreo informarán en tiempo real sobre la temperatura dentro del inmueble, la del exterior y los flujos de aire. Así, permitirá controlar de forma activa lo que ocurre en su interior.
“Una smart city es aquella que procesa la información que recibe para porpiciar una ciudad más eficiente, que gestione sus emisiones de CO², que tenga menos impacto en el medio ambiente. Y en ese sentido, el edificio es inteligente porque está monitorizado, pero sobre todo porque busca la máxima eficiencia en términos de energía y de carbono”, afirma el arquitecto.
Además de incorporar elementos de arquitectura pasiva, su construcción se lleva a cabo con métodos que minimizan su repercusión negativa en el medio ambiente, así como el empleo de prefabricados. Los criterios de construcción sustentable incluyen
la selección de materiales de bajo impacto ambiental en su producción, montaje y reciclaje.
Eso se refleja en la fachada del edificio, que el despacho de arquitectura está desarrollando en colaboración con el centro de innovación de Cemex en Suiza. Además de concreto de alta resistencia, incorporará uno más poroso que la mantendrá siempre mojada con el agua procedente de los condensados de la climatización. Este factor, unido a la acción del viento en la zona, generará una refrigeración evaporativa que puede disminuir hasta 5 °C la temperatura en el interior.
Para desarrollar el proyecto, en 2016 se creó el consorcio Edificios Cero Energía, liderado por la Comisión de Estudios del Sector Privado para el Desarrollo Sustentable (Cespedes). Incluye, además de Pich Architects, a empresas como PGI, Mckinsey & Company, Cemex, Cuprum, GE o Johnson Control, entre otras, y a organizaciones como el Centro Mario Molina o WRI México (antes, CTS Embarq México).
El objetivo de esta colaboración, señala Freixes, es desarrollar un nuevo modelo de mercado replicable y marcar la referencia sobre cómo construir en México y Latinoamérica. El desarrollador no registrará sobrecostos, ya que, de producirse, se absorberán mediante patrocinios por las empresas del consorcio.
El edificio capta, procesa y utiliza agua pluvial y residual, y produce su propia energía eléctrica. Aspira a obtener la certificación Net Zero (que garantiza que no emite gases de efecto invernadero), así como los reconocimientos WELL y LEED.
Cuando Juan Carlos Baumgartner, fundador y director del despacho Space, estudiaba Arquitectura en la UNAM, también era oyente en la licenciatura en Psicología.
Su interés y convicción de lo que esta ciencia social podría aportar al diseño no acabó ahí. Antes de fundar su despacho en enero de 2000, Baumgartner trabajó en una empresa en Estados Unidos que hacía diseño corporativo, y se topó con que muchas más corporaciones consideraban relevante la liga entre arquitectura, productividad y bienestar. “Estar expuesto a este tipo de clientes me cambió el chip por completo”, expresa.
Varios años y diseños después, Space realizó el estudio El estado de los entornos de trabajo en México 2012-2017, en el que participaron 50,000 personas de 200 organizaciones para las que este despacho ha trabajado. Esta investigación fue desarrollada por medio de una plataforma de encuestas, a
“ME CHOCA QUE ASUMAMOS QUE LA TECNOLOGÍA ES PERSE. SI NO NOS HACE MÁS FELICES, SI NO NOS DA MÁS BIENESTAR, YO NO QUIERO CIUDADES INTELIGENTES”. ARQ. JC BAUMGARTNER
la que el despacho incorporó su propio algoritmo.
En cada caso, Space analizó a las personas por su área de trabajo, grupo generacional o género. Y midió la movilidad, el desempeño y la percepción de salud o felicidad, entre otros aspectos que forman seis módulos, cada uno con entre 10 y 15 variables. Este tipo de datos permite tomar decisiones sobre el diseño de forma más inteligente, sostenida en dato, según el arquitecto.
Por ejemplo, si como arroja el estudio, 35% de los ocupantes tiene una movilidad extrema, significa que nunca están en su escritorio, y entonces pierde sentido invertir recursos en diseñarles una oficina. También midió el engagement de los colaboradores, enfocado en elementos que tienen que ver con la arquitectura, así como la resistencia al cambio.
Con toda esta información, Space cruza referencias. “Ahí es donde está la parte del algoritmo que desarrollamos. Puedes empezar a distinguir si la gente con mayor movilidad tiene alguna correlación con menor engagement, y si utiliza algún espacio en específico, si su percepción de salud es alta o baja”, agrega.
Lo que busca el estudio esmedir la capacidad que tiene la arquitectura de cambiar la forma en la que piensan las personas. No solo arroja información sobre quiénes están más satisfechos por tipo de industria o edad, también es posible saber cómo influye el diseño en el bienestar y detectar tendencias. Los datos señalan que el impacto positivo en la satisfacción de los colaboradores del diseño es cercana a 30 por ciento.
El trabajo de Space, que en su equipo incluye desde psicólogos o lingüistas hasta filósofos, no termina ahí. La firma, que es socia de Singularity University, también se enfoca en el neurofeedback y, para ello, se asoció con Muse, una empresa que desarrolló un escáner cerebral portátil que identifica estados de ánimo durante la meditación y los traduce en sonidos; si el cerebro está en meditación, se oyen pájaros, y si se estresa, ruido.
“Lo que me interesa es hackear el sistema; traducir los datos a arquitectura, para medir cómo los usuarios se sienten con los espacios... identificar el antes y el después para ver si hay elementos que se puedan diseñar que modifiquen los niveles de ansiedad en las personas”, comparte.
El interés de Baumgartner es traducir los datos a arquitectura para medir cómo los usuarios se sienten con los espacios, e identificar el antes y el después para ver si hay elementos que se puedan diseñar, y que modifiquen los niveles de ansiedad en las personas.