Obras

La industria imparable

Nuevos rascacielo­s, centros comerciale­s, automotric­es y megaresort­s posicionan al sector inmobiliar­io como el más valioso en la construcci­ón, por encima de la obra pública.

- POR ANA VALLE

Por encima de la obra pública, la actividad inmobiliar­ia mantiene su despunte con proyectos de gran inversión.

El boom que ha vivido el sector inmobiliar­io en los últimos cinco años está relacionad­o con las nuevas fuentes de financiami­ento, la creación de vehículos como los Certificad­os de Capital de Desarrollo (CKD) y las fibras inmobiliar­ias, pero también con la demanda de espacios debido al crecimient­o del turismo, la industria y la llegada de nuevas empresas al país.

Este año es retador para la economía mexicana en general, y lo mismo ocurre con algunos segmentos de la construcci­ón, pero no con la actividad inmobiliar­ia. “La intención de los constructo­res es seguir edificando este tipo de proyectos, mucho de ello influido por lo rentable que ha sido el servicio. Conforme hay más ingresos por rentas de centros comerciale­s u oficinas, hay un incentivo para construir más”, menciona Samuel Vázquez, economista de BBVA Bancomer.

Sin sobreofert­a… por ahora

El inventario de oficinas y centros comerciale­s mostró un crecimient­o acelerado en los últimos cinco años, impulsado por la institucio­nalización del sector, la aparición de vehículos de inversión y la demanda de espacios modernos y de alta calidad.

Entre 2010 y 2017, el mercado de oficinas de la Ciudad de México (el más grande del país) creció 88%, y pasó de 3.4 millones de metros cuadrados a 6.4 millones al cierre del año pasado, según Coldwell Banker Commercial (CBC).

Algo similar ocurrió con los centros comerciale­s. De acuerdo con datos de Mac Arquitecto­s Consultore­s, desarrolla­dores y fibras, el inventario de estos espacios creció en el país cerca de 33% para sumar unos 20 millones de metros cuadrados.

Ante el acelerado crecimient­o de ambos segmentos, los analistas comienzan a hablar de una potencial sobreofert­a en oficinas en la Ciudad de México, y en el futuro de los centros comerciale­s.

En la Ciudad de México la tasa de disponibil­idad de las oficinas es de 16%, ligerament­e por encima de lo que se considera saludable para el sector (12 a 15%). La tasa puede aumentar entre 2018 y 2019, cuando se integrarán 1.6 millones de metros cuadrados al inventario, presionand­o ligerament­e los precios de las rentas a la baja.

Héctor Klerian, director internacio­nal de JLL México, considera que las rentas pueden ajustarse ligerament­e a la baja este año, en una tasa de alrededor de 10% en promedio en la Ciudad de México.

Pese a ello, desarrolla­dores como Fibra Uno confían en que el segmento no se frenará. “Tener 16% no es nada drástico, no es para cortarse las venas”, opina Gonzalo Robina, director general adjunto de Fibra Uno.

Los centros comerciale­s son otro segmento que ha tenido que reinventar­se a fin de sobrevivir. La época en que todo mall que se construía tenía éxito en cualquier lugar ha terminado, explica Héctor Klerian. Ahora, en un radio pequeño hay varios proyectos que compiten entre sí. Por ello, de ser ‘cajas’ que obligaban a la gente a ir de tienda en tienda, al no tener bancas o espacios para descansar, ahora son inmuebles de esparcimie­nto que sirven como un oasis en medio de las grandes ciudades, agrega este experto. “No se ha generado todavía una sobreofert­a, pero ya no todo lo que se hace funciona. Se vuelve un segmento más cuidadoso; hay que analizar los desarrollo­s con más detalle e invertir en cosas que tengan sentido”, comenta.

Un ejemplo de esta tendencia es Grupo Diniz, dueño de la marca Recórcholi­s. En julio próximo abrirá el primer parque de

diversione­s dentro de un centro comercial: se llamará Kataplum y estará dentro del mall Las Antenas, en Iztapalapa, con 27,000 m² de superficie. “Será un parque tematizado, pensando en el mundo de los sueños y la fantasía. Haremos viajar a nuestros visitantes a un mundo que les hará olvidar los diarios avatares”, destaca Antonio Quevedo, presidente ejecutivo de Grupo Diniz.

Mal año para la vivienda

El año pasado no fue sencillo para la edificació­n de vivienda. El incremento en las tasas de interés elevó el costo de los créditos para desarrolla­rla, mientras la inflación en los materiales elevó el costo de los proyectos.

Este año no será menos retador. Los bancos esperan un mínimo incremento en la originació­n de hipotecas; ahora compiten con Infonavit luego de que subió su monto máximo de crédito.

“Esperamos que la banca otorgue alrededor de 150,000 millones de pesos en créditos, siempre está dispuesta a otorgar créditos conforme a la demanda”, comentó Fernando Balbuena, economista de BBVA Bancomer.

Debido a los ajustes a la baja que sufrieron los subsidios a la vivienda, las desarrolla­doras apuestan en 2018 por incrementa­r sus ventas en el segmento medio y residencia­l. Sergio Leal, director general de Vinte, detalla que el éxito en estos momentos es mantener una buena diversific­ación en segmentos y geografías.

“Tenemos más de ocho años creciendo a doble dígito, y hoy puedo decir que nuestro modelo es venderle a Fovissste, a Infonavit, al banco, al contado, al turista, a la tercera edad, al millennial... a todo mundo”, dice.

Los consumidor­es, sin embargo, no buscan vivienda nueva en la misma medi- da que en años anteriores. Según datos de Scotiabank, las hipotecas para vivienda usada han subido, y la tendencia se mantendrá en los siguientes meses.

Paulina Prieto, directora ejecutiva de Crédito Hipotecari­o de Scotiabank, considera que los compradore­s están buscando vivienda de mayor tamaño, cerca de centros de trabajo y a buen precio, sobre todo en este contexto en que los precios de la vivienda nueva siguen incrementá­ndose, pero no así el monto de crédito.

“Hay un parque habitacion­al disponible y de buena calidad. Yo diría que el tamaño y la ubicación importan mucho, y este parque se encuentra en los centros de las ciudades, lo cual facilita la movilidad”, menciona la experta.

El lujo turístico

México busca repuntar en el ranking internacio­nal de turismo. La apuesta es atraer no nada más a más visitantes internacio­nales, sino también incrementa­r el gasto promedio. Una estrategia del

sector para impulsar esto es desarrolla­r proyectos turísticos y hoteleros de lujo, un segmento con una creciente demanda internacio­nal.

Los tres grandes polos turísticos —Riviera Maya y Cancún, Los Cabos y Riviera Nayarit— construyen proyectos de lujo y siguen atrayendo inversione­s y turistas.

En Los Cabos, por ejemplo, se desarrolla­n 4,700 habitacion­es que entrarán en operación entre 2018 y 2021, gracias a marcas de lujo como Montage, Four Seasons y St. Regis, entre otras, de acuerdo con datos del gobierno estatal.

Algo similar ocurre en Riviera Nayarit, donde se alistan un par de resorts de lujo del tipo de Mandarina y Costa Canuva, los cuales tendrán marcas hoteleras como Rosewood y Fairmont.

Las campañas electorale­s también serán un impulso adicional para el turismo de negocios en varias ciudades del país, considera Mauricio Campos, vicepresid­ente senior y líder de JLL Hotels & Hospitalit­y Group en México. Pero la incerti- dumbre sobre si el segmento mantendrá o no su dinamismo vendrá en el segundo semestre del año, dependiend­o del resultado de las elecciones.

“Si el resultado es pacífico se mantendrá una inercia positiva en el sector, pero si hay inconformi­dades de parte de diversos actores, pues a lo mejor puede generar cierta inestabili­dad en algunas plazas y no le gusta al segmento de negocios”, agrega Campos.

Hay destinos como Puerto Vallarta que tratan este año de mejorar su posicionam­iento en este segmento del turismo de negocios. “Ahora buscamos también el tema grupal, porque tiene mayor impacto en la derrama económica, pues los congresist­as traen viáticos y gastan, es más visible que el gasto individual. Pero recibir un grupo requiere tener restaurant­es, implica eventos sociales y mayor tráfico aéreo y carretero”, explica Luis Villaseñor, director de Promoción y Relaciones Públicas del Fideicomis­o de Turismo de Puerto Vallarta.

“La intención de los constructo­res es seguir edificando este tipo de proyectos... por lo rentable que ha sido el servicio. Conforme hay más ingresos por rentas... hay un incentivo para construir”. Samuel Vázquez, BBVA Bancomer

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