Una ‘galleta’ bioclimática
Los paneles de concreto reforzado con fibra de vidrio de esta fachada son una innovación mexicana que aporta a la torre estética, flexibilidad y bioclimática.
Durante varios meses Estudio Hidalgo se dio a la tarea de buscar proveedores en México que fabricaran paneles tipo celosía para la fachada de un edificio de oficinas con 15 niveles y una altura de 50 metros, ubicado en avenida Patria, en Guadalajara, Jal.
La obra avanzaba y el tiempo apremiaba para encontrar la solución idónea que permitiera apegarse al diseño arquitectónico creado por la firma española OAB Ferrater, la que invitó al despacho tapatío a participar en la coordinación de obra.
Uno de los grandes retos de Torre Patria-hipódromo, además de su geometría irregular, fue la ‘segunda piel’ basada en módulos de 3.60 x 3.60 m de ancho y alto, divididos en cuadrados de 55 x 55 cm.
“Siempre había algo que no se cumplía, los materiales o las secciones del diseño se modificaban, era muy pesado o el costo se elevaba mucho. Hechas de concreto recibimos varias propuestas, pero no nos gustaban y eran muy pesadas”, relata Álvaro Beruben, director de Estudio Hidalgo.
Ante ese panorama, “empezamos a estudiar otras alternativas, como el aluminio, incluso se realizaron pruebas, que funcionaba bien por el peso, aunque resultaba costosa. Luego nos recomendaron a Pacific Coast Concrete (PCC), originaria de Ma- zatlán que entregó una muestra de GFRC (concreto reforzado con fibra de vidrio) que nos gustó, con excelente acabado, pero aún era muy pesada (90 k/m2)”, añade.
El proyecto ejecutivo de OAB Ferrater marcaba que debían ser perfiles de 30 cm de profundidad por 4 cm de espesor.
“Meses después, Erik Pérez, socio de PCC, regresó con un panel delgado, ligero y flexible, también hecho de GFRC y con un ‘alma’ de poliestireno de 2 cm, divididos entre ambas caras (superior e inferior). El peso bajó a 60 k/m2, además de que el sistema permitía su fabricación y colocación en piezas, no de manera monolítica (como se había planeado)”, ahonda.
El resultado, asegura Pérez, son paneles que con vientos o estreses estructurales tienen gran flexibilidad. En total, 4,000 m2 de paneles en celosía que permiten tener las vistas de la ciudad, ventilación cruzada, así como un filtro hacia la ganancia térmica y la incidencia solar, con lo que se obtiene un ahorro energético pasivo.
En lugar de ir armando los módulos con grúa desde la base del edificio, esta celosía se construyó tableta tras tableta desde el interior sobre la subestructura metálica de la fachada, lo que disminuyó riesgos y el uso de maquinaria.
Las tabletas aligeradas tienen perforaciones y placas que sirven para ir montando una horizontal y luego otra vertical, como si fuera un lego. Este proceso permite mucha flexibilidad, porque si una pieza se daña puede cambiarse o hacerse los ajustes que sean necesarios.