12 ESTADIOS PARA UNA COPA
El mayor reto para las sedes de los encuentros futbolísticos de Rusia es garantizar la seguridad; el diseño de algunas va mucho más allá.
EEl Ministerio de Deportes ruso destinó 2,000 millones de dólares (mdd) en ejecutar un programa para alistar las 11 sedes de la Copa Mundial de Futbol que también incluye mejoras de infraestructura, especialmente de transporte, según el portal de la FIFA. Los trabajos incluyen la construcción y actualización de 292 instalaciones, como los 12 estadios que acogerán los partidos, 113 campos de entrenamiento del torneo, 62 hoteles, redes eléctricas, de comunicación y de tecnologías de la información.
También se modernizaron y ampliaron los aeropuertos de Pulkovo, en San Petersburgo, y el de Kurumoch Internacional, en Samara. Se realizaron trabajos en carreteras y se completó la circunvalación de Ekaterimburgo, cuyas obras comenzaron en 1994.
Después de los jugadores, los estadios son las estrellas. Diez de estos espacios se construyeron entre 2013 y 2018 y los otros dos, Luzhniki y Ekaterimburgo, ambos de los años 50, fueron renovados y adaptados a la normativa FIFA, cuyo énfasis se ha centrado en la sostenibilidad.
Las autoridades crearon la certificación RUSO, otorgada a ocho estadios, que es estándar a nivel local a partir de ahora. Los otros cuatro estadios (Spartak, San Petersburgo, Luzhniki y Kazan) consiguieron una certificación BREEAM (el equivalente europeo al LEED) con calificaciones dispares.
“Los requisitos que hay que cumplir para ser sede mundialista son muy estrictos en términos de diseño, en especial en cuanto a capacidad y seguridad”, explica
a Obras Mark Woods, arquitecto de Dexter Moren, encargado de diseñar el Spartak Arena, concebido para acoger los juegos del Spartak de Moscú.
Woods explica que lo que distingue a un estadio de otras tipologías es su escala. “Son edificaciones increíblemente grandes que bien se sitúan en las ciudades o en sus alrededores. Por lo general, acaban adoptando el papel de iconos dentro del perfil de la ciudad. Deben ser funcionales, ya que tienen que desempeñar muchos cometidos en un espacio corto de tiempo y para un número considerable de personas”.
Paul Fletcher, propietario de Stadiarena, ex futbolista y asesor de instalaciones deportivas, comparte que la prioridad para la FIFA es la seguridad y el diseño de una estrategia que permita la evacuación de los espectadores en caso de incendio, atentado u otra amenaza.
El segundo factor es el césped, que debe estar inmaculado debido a que los partidos se retransmiten a todo el mundo. La tercera es el legado o el uso posterior que se le da a los estadios. Todos estos estadios –menos los dos que fueron sede olímpica, Luzhniki y Fisht Olympic Stadium– fueron inicialmente diseñados para albergar equipos de futbol locales, y muchos de ellos tienen la capacidad para acoger otras disciplinas deportivas o eventos de otro tipo.
Así, la flexibilidad es un denominador común, ya que para poder ser sedes oficiales deben tener una capacidad mínima de 35,000 espectadores, un número demasiado elevado para el uso posterior como en el caso de Kaliningrad, que verá su aforo reducido a 35,000. Lo mismo sucede con el de Ekaterimburgo, donde se agregaron unas gradas temporales detrás de ambas porterías, una solución bastante criticada en términos estéticos, pero que permite salvar este escollo.