Lejos de los autónomos
La falta de planeación en infraestructura para redes eléctricas, aunado a una carente legislación, deja a México lejos de la adopción masiva de coches autónomos.
La falta de infraestructura aleja a México de la adopción del coche autónomo.
La posibilidad de que México pueda desarrollar y adoptar los coches autónomos se ve aún lejana para el país. Sin embargo, los analistas empujan para que el gobierno aborde este tema de manera urgente; especialmente, en el contexto legislativo y de infraestructura.
“Es muy posible adoptar el modelo de los coches autónomos, pero estamos muy lejos de poder hacerlo”, dice Ignacio García, socio de la práctica de infraestructura de KPMG México a Obras.
Según el Índice de preparación para vehículos autónomos 2018 publicado por la consultora KPMG, que analiza el nivel de preparación de diversos países para adoptar y masificar los autos autónomos, México está en el lugar 19 de 20 en capacidad para recibir a estos vehículos.
KPMG consideró cuatro aspectos como indicadores de preparación para la adopción de este mercado: política y legislación, tecnología e innovación, infraestructura, y aceptación del consumidor. Según el reporte, los países más preparados para esta industria son Holanda, Singapur y Estados Unidos.
García destaca que los puntos más débiles para México son la falta de un marco regulatorio adecuado para la industria y el hecho de que el gobierno mexicano no ha comenzado este debate público, aunado a la falta de infraestructura, tanto en redes de carreteras y vías de comunicación, como en el despliegue y renovación de nuevas redes eléctricas.
“Ese debate aún no se tiene a nivel federal ni estatal y es la principal barrera por la que los desarrolladores no pueden realizar pruebas en México”, asegura el analista de KPMG. El reporte indica que también existen otros problemas, como que las carreteras mexicanas tienen problemas de calidad, además de que no existen programas activos para probar estos autos, ni alianzas fuertes para su desarrollo.
Es cierto que algunos actores privados se han adelantado a este tema en México.
Por ejemplo, Tesla, del empresario Elon Musk, ha montado ya de 1,500 estaciones de carga en el país, de las 1,800 que existen en total para cargar autos eléctricos.
Con este despliegue, un usuario de estos automóviles podría recorrer desde la Ciudad de México a Texas con seis puntos de carga.
Ante esto, García, de KPMG, advierte que, si bien se necesita la asociación de públicos y privados para el desarrollo del mercado, con la red actual de Tesla no es suficiente para decir que México ha hecho avances sustanciales en la materia, pues se requiere una mayor densidad de estaciones por cada 100 kilómetros.
La red de supercargadores de Tesla ubica sus estaciones de carga cada 100 kilómetros, en promedio, y si se conduce uno de estos autos es suficiente para llegar a otro punto de carga, ya que otorgan 594 kilómetros de autonomía. Por ejemplo, la distancia entre un cargador de Ciudad de México y otro de Cuernavaca, en Morelos, es de 95.3 kilómetros, mientras que de Cuernavaca a Chilpancingo, Guerrero, es de 191 kilómetros.
“El gobierno debería instalar las estaciones de carga y las redes de transmisión eléctrica tendrían que incrementar varias veces su capacidad para que se pueda conectar mucha gente”, afirma García.
Para Rubén Ruiz, gerente de sistemas de la planta de la automotriz BMW en San Luis Potosí, los autónomos no llega- rán al país hasta que se resuelvan temas de infraestructura tan sencillos como la conectividad que necesitan estos vehículos con cámaras y semáforos, así como una mejora en los señalamientos y en los carriles, entre otros.
De cara a la nueva administración del país, que encabezará Andrés Manuel López Obrador, García dijo que pese a que el país cuenta con muchas otras necesidades y prioridades, comenzar a discutir esta industria debe ser tomado como algo necesario en paralelo a la discusión en torno a la reforma energética. “Esto sí le toca a los gobiernos, a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y a la de Energía”, asegura el analista.
A nivel global, un análisis de Harvard Business Review estima que el mercado de autos autónomos colocará 10 millones de vehículos en 2020 y, dependiendo de sus niveles de adopción, generarán beneficios como la recuperación de horas-hombre, calidad de vida para los ciudadanos y mejoras en la movilidad. Sin embargo, algunas de las consecuencias de introducir masivamente esta tendencia tiene que ver con el impacto que tendrá en los empleos, sobre todo para transportistas y otro tipo de choferes.
Goldman Sachs considera que la introducción de los autónomos a la industria del transporte en Estados Unidos podría llegar a causar una pérdida de 25,000 puestos de trabajo al mes si se masifica.