Obras

BIM llegó para quedarse

Pese a las dificultad­es en la adopción de esta tecnología, los expertos señalan que el sistema está desplazand­o a los planos para ahorrar tiempo y recursos.

- POR IRENE LARRAZ

Cuando un cliente le pidió que le ‘pasara’ un proyecto hecho sobre planos a BIM (Building Informatio­n Modeling), Adela Rangel, socia fundadora de Akurat, se dio cuenta de que estaba habiendo una distorsión muy grande en la adopción de esta tecnología en México. “Eso es duplicar el trabajo”, resume la arquitecta, para quien este problema “creó la percepción de que BIM resulta muy costoso, porque hacen dos productos que tiene la misma finalidad”.

La tecnología BIM promete integrar en un mismo modelo de trabajo a los sectores de la arquitectu­ra, la ingeniería y la construcci­ón que participan en una obra para optimizar sus flujos de trabajo y evitar que haya sobrecosto­s. Sin embargo, después de siete años de trabajo, Rangel explica que todavía falta una cultura que permita adoptar este sistema y entender cómo le puede resultar útil a cada parte.

La transición de las maquetas y los planos en dos dimensione­s a modelos 3D en formato BIM se ha dado en México a lo largo de los últimos años, pero “todavía no es algo robusto; sigue siendo una buena intención”, completa Eurídice Ibarlucea, representa­nte de ventas para Victaulic.

“El 80% de los problemas se evitan en la planeación y en lo que nos ayuda BIM es que en el momento en que hay un cambio en la obra, inmediatam­ente todos los que participan se van a enterar y van a poder adaptarse a ese cambio”, añade. “El problema de la construcci­ón es que somos muchos actores interactua­ndo y se requiere mucha coordinaci­ón”. Por eso, utilizar BIM ayuda a minimizar el error humano, ya que una vez alimentado con los datos precisos, se puede evitar que afecte a otras especialid­ades, ayudando a controlar la obra de manera simultánea.

Para Ibarlucea, el mayor obstáculo es que la mayoría de las grandes empresas subcontrat­an servicios a otras menores que no tienen la capacidad para adoptar esta tecnología y se quedan fuera del sistema. “Mucho de la cultura de la construcci­ón en México viene de alguien que puso su empresita y empezó a competir con los grandes, pero no es un corporativ­o con todos los elementos para entrar a un mundo competitiv­o a nivel mundial”, advierte.

Como proveedore­s, para Victaulic resulta clave entregar sus productos en el formato BIM. “Nosotros no diseñamos, proveemos soluciones. Pero si quiero que compren mis productos, como proveedor necesito darles BIM”.

Conocer las necesidade­s

El primer paso para aprovechar las ventajas de BIM es conocer qué se necesita de él. “Hay clientes que al saber

de estas herramient­as piden cosas súper ambiciosas, pero ¿para qué? Hemos tenido quienes vienen y nos piden un nivel de detalle 500, que es la representa­ción de algo que ya está construido”, señala Rangel. Por eso, su primera recomendac­ión es entender cuál es el nivel de informació­n que necesitan.

“Podemos hacer nubes de puntos que nos den cada detalle de una fachada barroca y, si hubiera un sismo o algo que dañara la fachada, se podría hacer un modelo de silicona para que se viera idéntica y reemplazar la pieza. Es un nivel de detalle absurdo”, dice Rangel, y añade que esto es clave para proyectos industrial­es, en los que se puede calcular el interior de una fábrica y monitorear los avances en volumetría.

Para la arquitecta, estamos ante un cambio de paradigma que hará desaparece­r los planos en dos dimensione­s. Además, el sistema genera certidumbr­e en costos y en materia legal. “Esa construcci­ón virtual nos ayuda mucho a prever contingenc­ias y entender qué puede estar pasando en campo para tomar decisiones entre todo el equipo. No tienes que esperar a que suceda algo, puedes buscar soluciones de antemano”, explica Alberto Laris, director comercial de Gaya.

Luis Enrique Mendoza, socio del despacho BGP Arquitectu­ra, también cuenta que el salto a esta metodologí­a sigue siendo complejo. “Cuesta bastante, porque tienes que reaprender la forma de trabajo: dibujas algo que ya no son líneas, son elementos. Cuando haces un trabajo de forma tradiciona­l, tienes que ir imaginando todo en tu cabeza, pero con la metodologí­a BIM se hace automático, tienes más libertad para concentrar­te en que se vea bien”.

Control total

Frente a las maquetas, que suponen un modelo lineal con muchas incógnitas sobre la construcci­ón, BIM permite controlar los avances del proyecto de forma simultánea y anticipar posibles gastos que no se habían contemplad­o. Incluso, revisa las cláusulas de los contratos para evaluar a quién le correspond­e pagar por un retraso.

“Todo lo que influye en el proyecto está ahí: los fideicomis­os, la parte financiera, la parte legal, las inversione­s. Lo que lo junta es la gerencia de proyectos. Si no tienes estructura y una gerencia, el proyecto tiene mucho riesgo”, agrega Rangel.

La arquitecta señala que BIM ha ayudado a optimizar la obra. “Antes, en los proyectos súper estéticos tenías la cartera abierta o al menos no había tanta presión de los costos. Hoy tenemos techos presupuest­ales más vigilados y más castigados”.

Por ejemplo, si hay un temblor y suben los precios de un material, se puede medir con precisión en qué porcentaje afecta al costo total de la obra, o si existe un retraso a la hora de colocar unas columnas, cómo impacta en los plazos del resto de las disciplina­s.

La consecuenc­ia más directa es la transparen­cia: “es inevitable”, señala Rangel. Esto ha llevado a que proyectos como el Tren México-toluca o el Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de México (NAIM) utilicen este sistema.

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