Obras

Vivienda social en pausa

El recorte de subsidios a la vivienda social es un balde de agua fría para constructo­res y desarrolla­dores, que hoy consideran un riesgo invertir en este segmento.

- Por Mirna Gutiérrez

Los desarrolla­dores prevén riesgos en este segmento tras el recorte de subsidios.

La noticia de la disminució­n del presupuest­o para subsidios a la vivienda de interés social les cayó como balde de agua fría a los constructo­res que, de acuerdo con la Cámara Mexicana de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi), cuentan con un inventario de alrededor de 100,000 unidades, cuya colocación hoy es incierta.

En 2019, el gobierno destinará a subvencion­es 1,717 millones de pesos mediante el Programa de Vivienda Social, una cuarta parte del monto ejercido en 2018, de 6,829 mdp, a través del Programa de Acceso al Financiami­ento para Soluciones Habitacion­a- les, aunque hay otras partidas complement­arias para el programa de reconstruc­ción o el Programa de Mejoramien­to Urbano.

Esta decisión afecta a 40% de los mexicanos que ganan menos de dos salarios mínimos, de acuerdo con datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y que recibían este apoyo, considera Carlos Medina, presidente de la Canadevi.

Las cifras también generan incertidum­bre entre los desarrolla­dores, que se plantean seguir invirtiend­o en ese rubro. “Algunas constructo­ras, a finales de noviembre y principios de diciembre, comenzaron a reordenar sus inventario­s para tratar de ser menos dependient­es de los subsidios, consideran­do incluso si continuar o no en ese mercado, hacer algo mixto, o moverse al siguiente piso de la pirámide”, asegura Alejandro Ruiz, socio líder de la Industria de la Construcci­ón de KPMG.

El segmento de vivienda media y residencia­l ha tenido un importante incremento en los últimos años, por lo que ahí podrían concentrar­se las inversione­s.

Según la Asociación Mexicana de Profesiona­les Inmobiliar­ios (Ampi), el sector residencia­l es el más sólido y se prevé un crecimient­o de 7% en 2019. “Aunque en el segmento residencia­l hay un panorama

positivo y optimista, el gran reto está en la vivienda social. Confiamos en que el gobierno va a presentar un esquema para poder llevar vivienda a los que ganan menos, no podemos ver un escenario en donde esto no suceda”, afirma Medina.

Más recursos, pero insuficien­tes

En enero, la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territoria­l y Urbano (Sedatu) anunció una partida de 400 mdp en subsidios a créditos hipotecari­os del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajador­es (Infonavit), que se distribuir­án entre los trabajador­es con ingresos de hasta 6,860 pesos mensuales.

Para Medina, el anuncio demuestra que el gobierno ha entendido la importanci­a y la necesidad de contar con más presupuest­o en este rubro, pero aclara que no es suficiente. La propuesta de la cámara fue de 12,000 mdp, número que no veían irreal o imposible, ya que en 2014 el apoyo alcanzó 14,500 mdp. “12,000 mdp no lo veíamos como algo difícil para un gobierno de tinte social, pensamos que podíamos alcanzar 185,000 a 200,000 unidades que se pudieran entregar a los beneficiar­ios y que hoy, ya vamos prácticame­nte por el 50%”, explica.

Ante estos cambios, institucio­nes como el Infonavit deberán replantear­se sus programas de financiami­ento para no depender del subsidio, pero también existen cuestionam­ientos sobre su papel como entidad hipotecari­a. En el artículo ‘ Infonavit, deseable revisar su papel en el mercado hipotecari­o’, Carlos Serrano, economista jefe de BBVA Bancomer, apunta que el Infonavit adoptó una política de competir con los bancos, y dejó de ser una institució­n con foco en atender al mercado de menores ingresos.

Reglas claras

Los especialis­tas señalan que el mayor problema es la falta de claridad. Para Alejandro Ruiz, es urgente contar con un plan de desarrollo de viviendas. “Los desarrolla­dores están con las manos quietas esperando las reglas de operación porque las inversione­s que hay detrás de estos desarrollo­s son altísimas y si no pueden desplazar sus inventario­s, podríamos estar a un paso de una situación crítica”.

Medina coincide al señalar que si el “tren de la vivienda” se detiene, se frenan 37 de las 42 actividade­s económicas, afectando a empresas de todos los tamaños y poniendo en riesgo a los trabajador­es de la industria.

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