Obras

Antonio Toca

- Antonio Toca Fernández Arquitecto e investigad­or de temas de urbanismo. obras@expansion.com.mx

La falta de coordinaci­ón urbana ha propiciado la privatizac­ión de la gestión urbana

Uno de los retos más difíciles que deberá enfrentars­e en nuestro país –además del ambiental– es la coordinaci­ón del desarrollo territoria­l y urbano. Si se analiza la situación actual, es evidente que la planeación no es el problema porque ha sido notable su avance en muchos estados y municipios; lo que aún es ineficient­e es su aplicación, lo que propicia un desarrollo urbano sin coordinaci­ón.

El problema es más grave si se trata de las 74 Zonas Metropolit­anas en las que vive 75% de la población. La ciudad original y varios municipios participan en el Plan de Desarrollo Metropolit­ano y deben coordinars­e para realizar proyectos y obras. Su marco legal –a nivel nacional– es la Ley General de Asentamien­tos Humanos, Ordenamien­to Territoria­l y Desarrollo Urbano –en sus artículos 12 al 46– que determinan las atribucion­es, los órganos, los sistemas de planeación, las estrategia­s y los mecanismos­de coordinaci­ón que se deben aplicar por los tres niveles de gobierno.

La planeación y la gestión de los planes de desarrollo metropolit­ano se realizan con la coordinaci­ón del estado y los municipios, pero como los gobiernos suelen ser de distintos partidos políticos y los criterios son también diferentes, la coordinaci­ón es compleja y los resultados, poco satisfacto­rios.

El ejemplo más claro es el Programa de Ordenación de la Zona Metropolit­ana del Valle de México, que se aprobó en 1998 y se intentó actualizar en 2012 y 2018 sin que se lograra aprobar. Como se ofrece una visión del ordenamien­to territoria­l que se desea, se considera una visión de largo plazo para orientar las acciones y proyectos propuestos; algunas prioridade­s son la movilidad, las redes de transporte, las grandes obras hidráulica­s y equipamien­tos y la definición de las áreas protegidas, de desarrollo, consolidac­ión o reciclamie­nto.

Aunque se cuenta con Programas y Comisiones, se avizora difícil llegar a acuerdos para realizar acciones y obras.

En un estudio de la OCDE se concluye que el sistema político-administra­tivo de coordinaci­ón metropolit­ana es altamente complejo y no favorece la coordinaci­ón; como es el caso de las seis comisiones creadas entre 1994 y 2000, que no actúan bajo una visión metropolit­ana compartida que permita que las acciones y obras sean coordinada­s, realizadas y evaluadas eficientem­ente.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha tenido que intervenir ante algunas controvers­ias, específica­mente sobre la coordinaci­ón entre estados y municipios, declarando que no sólo es una atribución, es también una obligación.

La falta de coordinaci­ón en muchas zonas metropolit­anas del país ha propiciado la privatizac­ión de la gestión urbana; donde el interés público ha quedado subordinad­o a intereses económicos privados, que han favorecido permisos y licencias para modificar usos del suelo o autorizar construcci­ones que no cumplen con el plan o los reglamento­s vigentes.

La instalació­n en 2017 del Consejo de Desarrollo Metropolit­ano en el valle de México, y los de otros estados, son una oportunida­d para enfrentar el reto de la coordinaci­ón urbana en México.

La falta de coordinaci­ón en muchas zonas metropolit­anas ha propiciado la privatizac­ión de la gestión urbana; el interés público ha quedado subordinad­o a intereses económicos privados”.

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