LAS LICITACIONES
Tres sindicatos concentran a la mayoría de los trabajadores del sector petrolero en Paraíso. A sus puertas se agolpan decenas de personas en busca de un empleo que no hay, conscientes de que la refinería no será la solución a sus problemas.
En su oficina, Fidel Xolot, secretario general del Sindicato Nacional de Alijadores Sección 212, reconoce que están preocupados. “No hay empleo y hay muchos sindicatos nacionales que quieren venir a engañar a la gente. No hay mucho trabajo aquí en este momento, pero si se hace la refinería, creo que es muy importante, porque habrá mucho trabajo para la gente, no tan sólo de aquí del municipio, de otros estados. Tenemos que ser compartidos”.
Por ahora en el predio apenas se emplea a un centenar de trabajadores entre limpieza, desmonte y carga de lodo, pero los trabajos más especializados requerirán mano de obra de afuera.
Karla Castellanos, coordinadora de la CMIC Paraíso, también considera que “las empresas locales, de cierta forma, tienen miedo porque sienten que no los están tomando en cuenta para los nuevos trabajos que se vienen aquí”.
A finales de enero, Nahle anunció que las dos licitaciones que se publicarán este mes para la construcción de la nueva refinería serán por invitación restringida. El proceso lo encabezará Pemex.
Con base en lo hecho con la ampliación de la refinería en Minatitlán, Shields estima que “habría una licitación para el contratista general y otros cinco o seis grandes contratos para diferentes conjuntos de plantas”.
Ricardo Castellanos, presidente de Coparmex Tabasco, comenta que “el empresariado está ávido de trabajar en este tipo de obras. Son obras complejas; entendemos que mucho de este tipo de infraestructura se tendría que realizar con apoyo de tecnología extranjera; sin embargo, tenemos la capacidad para que, aquí, de manera local, se pueda hacer fácilmente el 80% de los trabajos”.
Pese al inicio de las licitaciones, los expertos dudan de que se pueda acabar la obra en el tiempo récord de tres años que anunció el gobierno. El equipo de López Obrador cree que puede replicar el éxito de la refinería de Jamnagar, en India, que comenzó a operar en 2008 y tuvo un tiempo de construcción de 36 meses. Pero la planeación de esa planta llevó mucho más tiempo. “Lo que sí es cierto es que la construcción duró tres años, pero la propuesta inicial es un tema que venía desde 1995, más o menos”, dice Ixchel Castro, analista de la consultora Woodmackenzie.
“La refinería de Dos Bocas va a tardar muchos años, más de los tres que están pensando. Nosotros calculamos que tardarán entre cuatro y cinco años como mínimo”, señala Nymia Almeyda, vicepresidenta senior de Moody’s. Su opinión se basa en casos como Brasil, Colombia y Perú, donde los presupuestos y tiempos estimados se dispararon por dos, tres o hasta 10 veces.