YA LES CAYÓ... LA VOLADORA
Aprovechando que es Domingo de Resurrección, aquí me tienen de nuevo, con mi columna 164, así que den gracias a Dios y disfrútenme porque ando de buenas, muy chambeador y con hartas ganas de decir verdades, aunque muchos se enojen.
LA INCONGRUENTE LUCHA LIBRE
A lo largo de estos últimos meses, mucho me he preguntado por qué el pinche virus éste del covid-19 se ha ensañado con la lucha libre. Y es que no sé si lo han analizado, pero no existe ningún otro deporte en el mundo que haya tenido tantas muertes por esta enfermedad como la disciplina de las máscaras. Tan sólo en México se calcula que van como 130 gladiadores fallecidos, pero seguramente son muchos más. Y esta reflexión me llegó luego de que hace unos días falleciera Ice Killer, un luchador recordado mayormente en su paso por Triple A, en la década de los 90. A su familia, amigos y aficionados, mis sinceras condolencias.
Sin embargo, en medio de esta triste noticia, no puedo dejar de criticar y señalar la doble moral que se viene manejando en el ambiente luchístico. Porque sí, los mensajes emotivos, las fotos del recuerdo y los cientos de pésames de los compañeros se ven muy bonitos en redes sociales cuando un luchador fallece (me refiero en general, no sólo al caso de Ice Killer); sin embargo, ¿qué se ha hecho para evitar más decesos en el gremio?
Hablar frente a una cámara, condenar y calificar de funciones clandestinas a aquellas que, sin permiso, se hacen con público, no es suficiente, ¡eh, don Fantasma! (presidente de la Comisión de Lucha Libre Profesional de la CDMX). Mucho menos suma el organizar una manifestación en pleno Centro Histórico para pedir la reactivación de funciones con aficionados, cuando era obvio que la respuesta iba a ser negativa por parte de Gobierno central. Pues si ni al futbol le han dado chance de abrir los estadios, mucho menos lo harán con la lucha libre. ¡Qué ingenuos!
Y digo, ya para acabarla de amolar y en un acto de valemadrismo puro, los contagios y muertes en la lucha libre no disminuirán si sigue habiendo reuniones como la de hace unas semanas para la entrega de premios de una revista de lucha libre, en un lugar pequeño, con gladiadores, acompañantes, reporteros y fotógrafos todos amontonados, donde se presume que Ice Killer pudo contraer el virus, que luego transmitió a su esposa y posteriormente le costó la vida a él. Yo pregunto e invito a la reflexión... Fantasma, ¿por qué condenas las funciones clandestinas, como tú les llamas, pero sí avalas y hasta asistes a firmas de autógrafos y reuniones con decenas de luchadores, en lugares donde no hay protocolos sanitarios y existe riesgo de contraer covid? ¡Qué incongruencia! Para los luchadores, en serio, ¿es más valioso un premio o la exposición ante los medios, que su salud y la de sus familias? ¡Agarren la onda,
chingao!