Fue domador de elefantes
El Enmascarado de Plata desempeñó durante su carrera profesional distintas actividades
Además de luchador y actor, El Santo desempeñó distintas actividades con disciplina, en todas con total entrega e incluso llegó a domar elefantes, de lo más raro que hizo en su vida, aseguró el Hijo del Santo.
El 23 de septiembre de 1917 nació Rodolfo Guzmán Huerta, quien diera vida al “Enmascarado de Plata” y que cumpliría 100 años hoy, motivo por el cual el continuador de la leyenda platicó sobre la vida de su padre.
Por la popularidad que tenía el legendario personaje y ser un imán para los niños, el gladiador acudía a un circo para domar elefantes, situación que recuerda su hijo, aunque nunca le tocó verlo.
“En algún tiempo fue domador de elefantes en el Circo Atayde, él decía ‘es una locura, cómo voy a domar’, pero le decían: ‘necesitamos tenerte aquí porque vas a jalar muchos niños’, él se ponía a practicar y les pedía que le enseñaran cómo hacer las cosas”.
Para el Hijo del Santo fue normal que su padre hiciera cine, televisión, tuviera su historieta o practicara beisbol, incluso le tocó verlo torear, pero la actividad con los elefantes no.
“Lo vi torear, pero no domar elefantes, no me tocó esa época, no había nacido quizá o estaba muy pequeño, me impresiona, pues hay que tener valor, son animales, si se alocan te pueden matar. Creo que es lo más raro
CDMX/
que pudo haber hecho”.
HIJO DE EL SANTO
Fue cerca de los 10 años cuando el Hijo del Santo descubrió la verdadera profesión de su padre y comenzó a acompañarlo a diversas funciones, unas en arenas que ahora ya no existen, pero que siempre se llenaban para ver al ídolo de las multitudes.
Muchas ocasiones de las que asistió a verlo lo hacía con temor de que su padre fuera lastimado, “me daba más miedo verlo en vivo, cuando le pegaban sí me espantaba, cuando él viajaba solo desearle que le fuera bien, pero verlo en vivo era un sufrimiento”.
Por esa situación la esposa de El Santo ni sus hijas acudían a verlo, pues al ver lo que sufría el enmascarado no se comportaban de la mejor manera. “Fueron a la despedida, como era la última lucha fueron todas mis hermanas, no sabían comportarse en una arena, lo tomaban personal.
Cuando acabó la función mi hermana se hizo de palabras con el Signo, le decía: ‘usted está loco’, no estaban acostumbradas”.
En otras ocasiones era el público el que se metía con su padre y le gritaban “viejito, ya estás grande, retírate”, y con nostalgia y con una sonrisa recuerda que no faltaba quien defendiera a El Santo y “en la México a veces había golpes, pero era divertido”.