Salvan 33 vidas
Los guanajuatenses están orgullosos de Akela y Titán, rescatistas de cuatro patas de Bomberos de Silao, que con “sus humanos” localizaron 33 personas con vida sepultadas entre los escombros en la Ciudad de México.
Akela, pastor holandés de 5 años, tuvo nueve intervenciones exitosas, en tanto que Titán, de raza vizsla húngaro, hizo 24 rescates.
Su entrenador, Mauricio Pantoja, entre semana reside en la Ciudad de México y los fines de semana en Guanajuato; minutos antes del temblor, junto con Titán y Akela acababa de participar en la capital del País en un simulacro en conmemoración de la tragedia de 1985.
“Él estaba en el simulacro de la Ciudad de México, ya habían concluido, ya estaban subiendo los perros a la camioneta pero en eso sucede el evento, todavía no sabían nada, pero por los grupos le empezaron a decir ‘por este lado se requiere’, ‘se derrumbó en tal lado’”, narró Álvaro Maldonado, jefe de Bomberos de Silao.
Sin pensarlo dos veces Mauricio llegó con sus dos perros a uno de los edificios colapsados, sin embargo al no haber sobrevivientes lo enviaron al edificio 286 de Álvaro Obregón, donde desde la tarde del martes respondió por el Cuerpo de Bomberos de Silao que estaba ya en camino.
Mauricio llevó a cabo la mayor parte de sus actividades de rescate en ese lugar, aunque por las habilidades de Titán fue también canalizado a Lindavista; ahí ambos detectaron una persona con vida que más tarde sería rescatada por el grupo USAR Guanajuato.
Los perros rescatistas requieren entrenamiento y cuidados especiales, como una dieta balanceada, y deben usar botas, gogles y prendas especiales. Sin embargo lo que usen depende del manejador.
“Mauricio prefiere mandar los perros al natural, él no les pone botitas porque es más confortable para los perritos. Mauricio los acaricia mucho, los trata, los chiquea, y los prepara hasta de cierta manera sicológicamente para que puedan entrar, para que vayan muy estables”, explicó Álvaro Maldonado.
Titán, Akela y los otros cinco perros de Mauricio han sido entrenados por él mismo, y lo que ha propiciado su eficacia es el lazo afectivo que con ellos mantiene desde cachorros.
“Se llaman binomios porque es manejador-can, manejador-can, trabajan tanto en una simbiosis que el manejador conoce cada gesto, cada ladrido; si mueve la oreja, si mueve la cola, si se rasca, si se echa, si se para… Él sabe el por qué, él sabe lo que el perro quiere, lo que el perro ocupa, y a partir de allí los entrena para que si encuentra un vivo se eche, si encuentra un fallecido ladre dos veces, por ejemplo”, dijo el jefe de bomberos de Silao.
Vuelven a casa
Titán y Akela están ya en casa, en Silao.
Llegaron con su entrenador Mauricio Pantoja y el rescatista Cristian Frausto, los cuatro fueron recibidos con aplausos, como los hérores que salvaron 33 vidas.
“Fue un trabajo de todo el pueblo, y la verdad fue algo impresionante lo que hizo la gente, el Ejército, la Marina, el ERUM, la Secretaría de Marina que coordina de una forma única y oportuna, la Policía Federal, el trabajo de otros grupos de perro de rescate fue importante y se realizó una sinergia”, dijo Mauricio.
El manejador platicó cómo identifican la reacción de un perro rescatista en acción.
“Preguntamos, olemos, vemos cómo se mueve su cola, cómo se comporta, a dónde va y sabemos cuando el perro encuentra por medio del ladrido, la forma en que se presenta en el lugar y los perros marcan y hemos encontrado ahí”, expresó el rescatista.
La labor de esta semana del binomio formado por Mauricio y Titán es la más exitosa de las que han llevado a cabo juntos en varias partes del mundo.
“El perro llega, detecta una zona y en esa zona había cuatro o cinco personas adentro y los fueron rescatando conforme iban marcando los puntos, y a lo mejor el perro llega y detecta en un punto una sola persona, llega otro perro y confirma”, informó.
Mauricio Pantoja resaltó que todos los perros rescatistas en la Ciudad de México llevaron a cabo una gran labor.