››De cachorro despreciado a orgullo de la Cruz Roja

“Ese perro nos sobra, no nos sirve”, le dijeron al rescatista Noé Camarillo y le ofrecieron adoptarlo.

Integrante de la Cruz Roja, Noé aceptó y bautizó al cachorro como Luk, que hoy es un experto en localizar personas en situaciones de riesgo.

“Me lo donaron, bueno, lo rescaté de una tenería de la colonia Los Reyes. ‘Mira, ese perro nos sobra, no nos sirve’, le dijeron. “Era el más flaco”, recordó Noé, rescatista de la Unidad de Respuesta Inmediata de la Cruz Roja.

Pastor belga, Luk tiene 8 años y pesa alrededor de 30 kilos; es un perro muy disciplinado, fiel y trabajador, y tiene mucha facilidad para subir o entrar a lugares a los que a los humanos les resultaría muy difícil.

Desde cachorro ha sido entrenado por su dueño y por otros integrantes de la Cruz Roja León y forma parte del grupo nacional K-SAR de entrenamiento para perros de rescate.

“Desde cachorro lo estimulo con pelotas, mordidas, me pongo a jugar escondidas con él para desarrollar su olfato. Él duerme a un lado de mi cama, en su transportador”, dijo Noé.

Esta semana participó en trabajos de rescate en la Ciudad de México, luego del temblor del 19 de septiembre; encontró tres cuerpos entre los escombros, y como siempre ladró o raspó para avisar.