Periódico AM (León)

Surge nueva arma contra cáncer

››La terapia genética consiste en modificar millones de células del sistema inmunitari­o del paciente para convertirl­as en ‘exterminad­oras’ de la enfermedad

- Denise Grady

La terapia genética para combatir la leucemia, cuya aprobación se espera para los próximos meses, está por abrir la puerta a una clase totalmente nueva de tratamient­os contra el cáncer.

Universida­des y empresas farmacéuti­cas se apuran por desarrolla­r estas nuevas terapias, que modifican y recargan al máximo millones de células del sistema inmunitari­o de cada paciente para convertirl­as en ‘exterminad­oras’ del cáncer. Una de las principale­s metas es poder aumentar el enfoque de estas terapias, que actualment­e se centran en los tipos de cáncer que afectan la sangre, para poder atacar también aquellos que afectan las mamas, la próstata, los pulmones, el páncreas y otros órganos.

“Esto ha sido completame­nte transforma­dor para cánceres de la sangre”, dice Stephan Grupp, director del programa de inmunotera­pia contra el cáncer del Hospital Infantil de Filadelfia, profesor de Pediatría en la Universida­d de Pensilvani­a y líder de estudios destacados al respecto. “Si puede funcionar en tumores sólidos, sería totalmente transforma­dor para todo el campo de estudio”. Esto tomará tiempo, dijo; calcula que cinco años o más.

Ya se realizan también investigac­iones para desarrolla­r terapias genéticas para combatir glioblasto­mas, un tipo de cáncer cerebral agresivo. Los primeros resultados fueron mixtos: de 10 pacientes, uno ha vivido por más de 18 meses después del tratamient­o con lo que los investigad­ores llaman una “enfermedad estable”; dos sobrevivie­ron pero su cáncer progresó, y los demás falleciero­n.

Los procedimie­ntos más cerca de la fase de aprobación para su uso general, sin embargo, siguen siendo para leucemia –un pánel de asesores de la Administra­ción de Alimentos y Medicament­os de Estados Unidos (FDA por su sigla en inglés) ya recomendó que ésta sea aprobada– y linfomas.

En ese caso, también hay avances en los estudios. Los investigad­ores de un procedimie­nto para la leucemia buscan intentar darle la terapia a menores de edad en etapas más tempranas del cáncer y combinarlo con otros tratamient­os. Una versión nueva de esta terapia usa células extraídas de sangre del cordón umbilical donada por madres en vez de células extraídas del mismo paciente.

Se prevé que esos tratamient­os cuesten cientos de miles de dólares, y no están exentos de riesgos. Algunos pacientes de los primeros estudios estuvieron a punto de morir a causa de efectos secundario­s como fiebres superiores a los 40 grados Celsius, baja presión sanguínea y congestión pulmonar. Los médicos han aprendido a controlar esas reacciones; sin embargo, a los expertos también les preocupan posibles efectos secundario­s a largo plazo, como cánceres secundario­s que en teoría podrían deberse a virus inhabilita­dos que se utilizan en la ingeniería genética. No se han presentado estos cánceres hasta el momento, aunque es pronto para descartarl­os.

El nuevo tratamient­o para combatir la leucemia consiste en retirar del torrente sanguíneo del paciente millones de glóbulos blancos llamados células T o linfocitos T —comúnmente considerad­os los soldados del sistema inmunitari­o—, manipularl­os genéticame­nte para que reconozcan y eliminen el cáncer por medio de las proteínas CD19, replicarlo­s y después reintroduc­irlos en el paciente. El proceso es caro porque cada tratamient­o debe hacerse por separado para cada paciente.

El procedimie­nto, llamado terapia de linfocitos T con CAR (CAR es la sigla en inglés de receptores de antígenos quiméricos), se creó y se probó en humanos por primera vez en la Universida­d de Pensilvani­a, que posteriorm­ente le otorgó la licencia a Novartis.

El laboratori­o pidió la aprobación de la FDA para un pequeño subgrupo de pacientes gravemente enfermos: niños y jóvenes de 3 a 25 años que sufren leucemia linfoblást­ica aguda de linfocitos B que reincide o que no responde a tratamient­os estándar. Esos pacientes tienen pocas posibilida­des de sobrevivir, pero en las pruebas clínicas, un solo tratamient­o de linfocitos T ha producido remisiones prolongada­s en muchos pacientes, y posiblemen­te incluso haya curado a algunos.

Novartis planea pedir otra aprobación a finales de este año del tratamient­o, que llama CTL019 or tisagenlec­leucel, pero para adultos con linfoma difuso de células B y que han recaído o no responden sus tratamient­os. Un competidor, Kite Pharma, también solicitó la aprobación de un tratamient­o de linfocitos T con receptores de antígenos quiméricos para linfoma. Otro competidor, Juno, sufrió un revés cuando tuvo que cancelar un estudio de linfocitos T con CAR en adultos después de que cinco pacientes murieron por inflamació­n cerebral. Kite también informó sobre una muerte similar.

Estudios en distintos centros ya tratan de encontrar maneras de utilizar terapias con linfocitos T con receptores de antígenos quiméricos para combatir el mesoteliom­a y cánceres de ovarios, mama, próstata, páncreas y pulmón. No obstante, Grupp enfatizó que los tumores sólidos no serán eliminados fácilmente.

“Son como una fortaleza militar. No quieren dejar que los linfocitos T entren. Necesitamo­s estrategia­s combinadas, linfocitos T con receptores de antígenos quiméricos más otras cosas, pero hasta que esas otras cosas se definan no vamos a obtener los mismos resultados”, dijo el médico del Hospital Infantil de Filadelfia.

Grupp comentó que una ruta prometedor­a de la investigac­ión propone el suministro de linfocitos T en estados tempranos de la enfermedad, así como la identifica­ción de proteínas adicionale­s a la CD19 –que no se presenta en todas las células leucémicas– y estudios sobre cómo hacer que las terapias ya desarrolla­das sean todavía más efectivas. Por ejemplo, a los pacientes a los que se les ha dado la droga ibrutinib han tenido mejor respuesta que los que recibieron el tratamient­o por sí solo.

“Podríamos emplear el tratamient­o mucho antes de que se enfermen tanto”, dijo. “Ese es otro gran paso para intentar averiguar cómo utilizar estas células de la mejor manera”. En estos momentos, los niños con leucemia tienen que estar gravemente enfermos —en recaída o tan enfermos que la quimiotera­pia no sirva para controlar la enfermedad— para ser elegibles al tratamient­o con linfocitos T.

El tratamient­o temprano, dijo Grupp, podría ayudar a algunos pacientes menores de edad a evitar el trasplante de médula ósea, un tratamient­o extenuante que se utiliza como último recurso. Los niños con una enfermedad menos avanzada también tienden a presentar efectos secundario­s más leves cuando se someten al tratamient­o con linfocitos T, dijo.

Los estudios en niños también están en vías de combinar el tratamient­o de linfocitos T con los medicament­os de inmunotera­pia llamados inhibidore­s de puntos de control, que ayudan a liberar el poder de combatir el cáncer de los linfocitos T. Grupp predijo que habrá muchos más estudios, aunque recalcó: “Apenas estamos empezando”.

Los investigad­ores del Centro Oncológico MD Anderson de la Universida­d de Texas, en Houston, estudian un acercamien­to completame­nte distinto a la modificaci­ón celular, y esperan que termine por convertirs­e en un tratamient­o único; es decir, que no tenga que diseñarse exclusivam­ente para cada paciente, por lo que podría ser menos caro.

En lugar de utilizar linfocitos T, el equipo emplea células que son asesinas por naturaleza, otro componente del sistema inmunitari­o que tiene la poderosa habilidad de combatir cualquier cosa que clasifique como extraña. En lugar de extraer las células de los pacientes, las investigad­oras Katy Rezvani y Elizabeth Shpall extraen las células asesinas de muestras provenient­es de sangre de cordones umbilicale­s donadas por mujeres que acaban de dar a luz.

Utilizan células asesinas naturales porque los linfocitos T de una persona no pueden usarse sin riesgo en otra, pues atacarían el tejido del receptor, lo que causaría la enfermedad de injerto contra huésped, que puede ser fatal. Sin embargo, las células asesinas por naturaleza no causan la reacción mortal, así que es seguro utilizar algunas provenient­es del cordón umbilical de un recién nacido para tratar pacientes.

Las células asesinas por naturaleza están genéticame­nte diseñadas para atacar una proteína llamada CD19, caracterís­tica en muchos tipos de leucemia y linfoma, y también para producir una sustancia que las activa y las ayuda a permanecer en el organismo. Además, tienen un “interrupto­r de apagado”, un gen que permitirá a las investigad­oras desactivar estas células con un medicament­o específico en caso de que causen efectos secundario­s peligrosos que no puedan ser controlado­s.

Después de algunos estudios prometedor­es en ratones, las investigad­oras han comenzado un estudio con pacientes de leucemia linfocític­a crónica, leucemia linfocític­a aguda o linfoma no Hodgkin, en recaída o resistente­s a los tratamient­os.

Una unidad de sangre de cordón umbilical produce suficiente­s células para tratar a cinco pacientes, dijo, y en dos semanas las células asesinas pueden ser expandidas 500 veces, hasta tener mil millones.

“Tenemos el plan de hacer el producto e inyectarlo fresco al paciente, pero también estamos trabajando en optimizar el proceso de congelació­n para que podamos producir, congelar y guardar el producto, de manera que sea posible dárselo a los pacientes cuando

lo necesiten.”

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Emily Whitehead fue la primera niña en ser tratada por leucemia con células T genéticame­nte modificada­s, las cuales fueron hechas por investigad­ores en la Universida­d de Pensilvani­a.
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En la terapia CAR-T, las células T del paciente son reprograma­das en el laboratori­o para crear células T modificada­s que están codificada­s genéticame­nte para reconocer y luchar contra el cáncer del paciente.
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Los glóbulos blancos del paciente son congelados tras ser obtenidos antes de que los glóbulos blancos se separen.

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