Sembrar, un acto de fe
Margarito Balandrán, de 70 años de edad, echa manos de la única mula que tiene para jalar el arado y sembrar su parcela para producir maíz, frijol, y calabacitas para su autoconsumo.
Aprovecha el receso de lluvia para resembrar la parcela de apenas dos hectáreas.
“Ha sido un año de mucha lluvia. Sembramos con tiempo pero el agua echó a perder la semilla. Ahora hay que invertir nuevamente, pero todo está muy caro. Los costos de producción son muy altos”, explica.
Un costal de semilla certificada cuesta entre 1 mil 800 y 2 mil 500 pesos; el fertilizante hasta 600 pesos un costal de 50 kilos; el diesel a 19.80 el litro.
“Dicen que hay apoyos a la agricultura, pero será sólo los grandes productores, porque a los pequeños no nos alcanza para nada”, señaló.
Nunca ha tenido un tractor, ni piensa tenerlo a sus años, pero sí yunta de bueyes, ahora sólo una mula que le ayuda al pesado trabajo del campo.
El director de Desarrollo Rural Municipal. Rodolfo Ponce Ávila, estimó que alrededor de 650 hectáreas tienen pérdida total por exceso de agua. Mencionó que aún no han determinado a cuánto ascienden los apoyos que se dará a los agricultores que perdieron sus cultivos.