La multa a AMLO
El que esté libre de pecado, que arroje la primera “piedra” es una frase contundente en la tradición cristiana. Aplicado a la vida diaria nos quiere decir que todos los seres humanos, de alguna o de otra manera, tenemos nuestros errores y defectos. En el ámbito de la vida pública y de los dineros que también lo son, la corrupción ha marcado nuestra historia. Corruptos no somos, pero la cultura que hemos creado, sí. Podemos crear una sociedad sin corrupción, también.
AMLO y el partido del que es dueño, Morena, entendieron muy bien que el pueblo estaba harto de la inseguridad, de la corrupción, de la pobreza y de la impunidad. Su campaña –a diferencia de las campañas tradicionales de la izquierda-, se centraron en la corrupción. En este deporte que aprendimos los mexicanos a jugar tan bien. Por eso, las soluciones, las estrategias, siempre fueron alrededor de la corrupción.
La izquierda no es sencilla de tratar; canaliza los rencores de las mayorías. Conflictiva desde su ADN y apasionada por las causas de la justicia social, expresa la inquietud por construir un proyecto social donde quepan primero las mayorías. La dinámica, por tanto, en un sistema económico y político capitalista donde dominan las minorías, ha sido de conflicto y de diferencias, algunas veces canalizadas por líderes responsables que han sabido aquietar las aguas en procesos electorales recientes iniciando por el de 1988 en el gran fraude electoral que evitó la victoria de Cuauhtémoc Cárdenas.
Con la victoria del hartazgo con la clase política y el PRIAN, Morena llega al poder con una votación copiosa en un proceso que, por primera vez, no impugna la izquierda (era lógico, al ganar la votación). Llena de un discurso de austeridad y de honradez “republicanas”, aquella que siempre deberíamos mostrar quienes simpatizamos o militamos en la izquierda, identificó rápidamente en la campaña todas las fuentes de corrupción de nuestra pobre vida política: fideicomisos, licitaciones, adjudicaciones, consejos de administración, Reformas Estructurales, cambios a la Constitución, creación de partidos políticos satélites, etc.
Morena ha tenido el acierto de que el votante le exigiera que acabara con la corrupción, con ese 10% del PIB (de acuerdo a Transparencia mexicana) y que así, aprovechara esos recursos para canalizarlos a inversión social. Loable, aplaudible, indispensable para iniciar un programa de gobierno. Hasta allí, todo bien, solo que es fácil desear que se haga “la voluntad en los bueyes de mi compadre” y no en los míos.
Esta semana, el INE dio a conocer una multa a Morena, así como lo ha hecho en la historia con los partidos políticos tradicionales. Morena, como partido emergente y con un discurso anti corrupción, de inmediato protestó. El Instituto Nacional Electoral (INE), su Consejo General, sus Consejeros, no tenemos ningún tipo de fobias o filias para los partidos. Difícil que las decisiones se tomaran basadas en supuestos, sino solo en hechos. Así actuamos, no hay otra manera de hacerlo.
AMLO, nuestro virtual presidente electo, calificó este jueves como venganza la multa impuesta por el INE respecto al fideicomiso creado para apoyar a los damnificados por los sismos de septiembre pasado. Si ustedes recuerdan, AMLO decidió que ellos directamente canalizarían los recursos provenientes de las prerrogativas, en un esquema que solo ellos diseñarían y auditarían. La multa impuesta por INE a Morena fue por 197 millones de pesos y fue considerada una “una vil venganza” por AMLO, quien dijo que no existe ningún acto inmoral con el fideicomiso a damnificados por el sismo.
Aunque no dio más detalles sobre el por qué considera es una venganza, AMLO asegura que no cometió ninguna ilegalidad. “Nosotros no somos corruptos ni cometimos ilegalidad. Y como en otras ocasiones acusa al INE de que buscamos enlodar una acción humanitaria, afirmando que acudirá a los tribunales a impugnar la multa, no es poca cosa por su monto por la constitución del fideicomiso ‘Por los demás’. El Consejo General del INE dictaminó que el partido supuestamente utilizó este fondo para obtener recursos con un mecanismo de financiamiento alterno a las reglas establecidas respecto al financiamiento privado en la ley.
La Unidad Técnica de Fiscalización señaló que el partido recaudó 78.8 millones de pesos a través de depósitos en efectivo (44 mdp), cheques de caja (14.7 mdp), transferencias bancarias y SPEI (19.7 mdp); que del total del dinero recaudado, 64.5 millones de pesos fueron retirados a través de cheques de caja al 31 de mayo de este año, mismos que ya no pudieron ser rastreados, situación que sabemos los Consejeros, del INE, está penado en la legislación electoral, pues la dispersión “a granel” es utilizada para comprar voluntades.
Para el INE, por medio del Consejero Ciro Murayama, presidente de la Comisión de Fiscalización, no hay prueba de que la gente recibió el dinero. Si hubiera estas pruebas, Morena podría ganar en tribunales; si no lo hace, seguramente la multa aplicará. Morena creó –en mi opinión erróneamente-, un fideicomiso para llevar dinero a la gente y que desde el principio fue irregular. No hay prueba de que la gente recibió el dinero; lo que se sabe es que ellos entregaron el dinero a trabajadores de Morena, legisladores, militantes, aunque no hay evidencias.
El fideicomiso “Por los demás” aseguró que las aportaciones hechas al fondo para los damnificados de los sismos de septiembre pasado fueron lícitas y sí fueron entregadas, que, si bien recibió lícitamente al principio donaciones de legisladores, dirigentes, militantes y simpatizantes del partido, también recibió donativos del público en general. Morena rechaza que el dinero del fondo fuera utilizado para financiarse o las campañas de sus candidatos, ni que éste proviniera del presupuesto público. El fideicomiso explica que hasta el 17 de julio de este año, 27 mil 288 afectados de los sismos se han visto beneficiados por los recursos del fondo que llegaron a 85 millones 360 mil pesos, de los cuales ya se entregaron 65.4 millones de pesos.
Afortunadamente en México comienzan a funcionar las instituciones; de ser cierto, el TRIFE confirmará la multa; en caso no de haber evidencias, se cancelará la multa. No será la primera ni la última vez que el INE tiene en el TRIFE un contrapeso que echa abajo sus decisiones. Lo que me preocupa es que AMLO ataque a las instituciones y califique lo que hacemos los Consejeros Electorales del INE. Desde el inicio de la elección recibimos cuestionamientos y lo que recibió fue una elección impecable. Esta resolución es tan importante no por el dinero, sino porque de comprobarse la multa por irregularidades, AMLO tendrá que ser muy cuidadoso en todas las acciones que tome pues la corrupción que pregona, deberá evitarla en su propia casa.